Capítulo 23

2.1K 133 104
                                    

Narra Amaia

-Voy a llevar a Adri a la cama, puedes esperarme en el salón.

Esas son las únicas palabras que intercambiamos desde que Alfred apareció tras las puertas del salón con Adrià dormido en sus brazos. Ni siquiera me ha mirado a los ojos, aunque lo entiendo perfectamente. La última vez que nos vimos se enteró de que estoy embarazada por el bocazas de Sergio, yo se lo hubiera explicado de otra manera. Pensándolo bien, ahora no sé si hubiese tenido el valor suficiente para explicarle a la persona de la que estoy enamorada que voy a tener un hijo con otro.

Sentada en el sofá escucho como una puerta se cierra y unos pasos se acercan. Alfred entra mirando al suelo. Se ha cambiado de ropa, ahora lleva unos pantalones cortos deportivos y una camiseta básica blanca, acompañados de su cara de cansancio. Supongo que no entiende nada de lo que está pasando, ni yo lo entiendo. Se siente a mi lado, dejando más distancia de lo normal, y clava la vista en sus manos entrelazadas. No dice nada, tampoco me mira, está esperando a que yo dé el primer paso.

-¿Te acuerdas de lo último que me dijiste? - pregunto mirándole de reojo. Alfred niega lentamente - Que disfrutara de mi mierda de vida perfecta - de nuevo, silencio - No es perfecta, ni se acerca a serlo - suspiro al ver que no se inmuta - Dentro de poco empiezo una pequeña gira y después sacaré disco y, ¿sabes? No me hace nada de ilusión, lo hago porque es lo que tengo que hacer. También estoy viviendo con mi novio y estoy embarazada y adivina qué, tampoco me hace feliz esto.

-¿En que me incumbe a mí esto? - dice en un tono neutral de voz.

-En que te necesito, a ti - me acerco un poco más - Eres el único capaz de entenderme, me complementas y no te puedo perder. Así no.

-No te puedo ayudar si no me dices qué ocurre - se pasa las manos por el pelo y por fin gira la cara para mirarme - Mira Amaia, no sabes lo mal que lo he pasado desde que me enteré de de... Ya sabes. Aún así estoy dispuesto a apoyarte y estar contigo, pero no puedo porque no entiendo nada. Necesito respuestas. Yo sé que me quieres, pero a veces me confundes y...

-Y tú eres demasiado bueno conmigo - digo sonriendo y acercando mi mano a su hombro dejando una caricia.

-Mi madre siempre me dice que de bueno me toman por tonto - deja escapar una carcajada - No te puedo echar nada en cara, después de lo que hice en su día prometí estar a tu lado y apoyarte siempre, pasara lo que pasara. Te juro que voy a tener paciencia contigo, pero me tienes que asegurar que tendré respuestas, me da igual cuándo, pero que las tendré.

-Te lo prometo. Yo soy la primera que quiere solucionar todo este lío y disfrutar de algo de calma.

-Entonces, ¿ahora qué? - pregunta pasando un brazo por mis hombros y atrayéndome a él - ¿Amigos otra vez?

-Supongo - suspiro - Creo que debería irme. Se supone que la despedida se ha alargado y me voy a quedar en casa de Miriam esta noche.

-¿Por qué no te quedas aquí? - estoy a punto de replicar cuando Alfred vuelve a hablar - Es tarde, yo puedo dormir en el sofá y mañana te llevo a casa de Miriam a por tus cosas.

Tras un largo abrazo de esos que echaba tanto de menos me meto en su habitación. En cuanto pongo un pie allí, el olor de Alfred inunda mis fosas nasales haciendo que aparezca una sonrisa en mi cara. Abro el armario donde tiene perfectamente dobladas todas sus camisetas. Me río recordando momentos según voy desdoblando algunas de ellas. La roja de jarabe de palo, con la que tantas veces iba a clase de Magalí en la Academia; la de txarango, que en parte nos unió; tantas y tantas camisetas de Michael Jackson, como no; y una de mis favoritas, una camiseta azul con el rayo de Bowie pintando en rojo, esa que le regalé y llené de mi colonia el día antes de que se fuera a Nueva York. Ahora huele a él, y ese olor es el que quiero que me acompañe toda la noche. Sin pensarlo mucho más, me desvisto y me pongo la prenda para meterme en esa gran cama de matrimonio.

Som Amics? ~ AlmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora