Capítulo 11

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El techo blanco no se ha movido en toda la noche.

«Pues no vas a poder ser feliz»

No le he quitado ojo en las tres horas que llevo observándolo.

«Pues no vas a poder ser feliz»

Tiene una pequeña grieta en una esquina.

«Pues no vas a poder ser feliz»

Giro la cabeza y veo a Miriam y Aitana durmiendo tan tranquilas.

«Pues no vas a poder ser feliz»

Creo que tengo hambre.

«Pues no vas a poder ser feliz»

¿Qué día es hoy? ¿Miércoles ya?

«Pues no vas a poder ser feliz»

Ya está. No aguanto más metida en la cama, incapaz de cerrar los ojos e intentar dormir. No después de su contestación. Encima va y me desea las buenas noches con un beso. ¿En serio pensaba que iba a pasar una buena noche después de ese rechazo? Me abro para él y así me lo devuelve. Soy consciente de que no vamos a salir de aquí de la mano, pero podría haber tenido algo más de tacto.

Me doy cuenta de que no es tan pronto como pensaba cuando me encuentro con la mayoría de mis compañeros ya desayunando. Miro la hora en el móvil y veo que ya son las once. Desde luego voy a necesitar otra semana de vacaciones solo para compensar las horas de sueño que estoy perdiendo aquí.

Saludo a todos sin demasiada efusividad y me siento en la barra americana para disfrutar de mi bol de cereales, que es lo que verdaderamente me apetece en este momento. Estoy enfrascada intentando unir los puntos en mi cabeza de la caja de cereales para formar un animal que me asusto cuando alguien posa una mano en mi cintura.

-Buenos días.

Sus labios se juntan con los míos, apenas es un roce.

-¿Qué tal has dormido? - decido preguntar.

-Hubiera preferido algo de compañía, pero bien - contesta mientras deja besos por toda mi cara. Pongo los ojos en blanco y vuelvo la mirada a la caja de cereales - Eh, ¿qué pasa?

Coge otro taburete y se sienta enfrente de mí con una mano en mi muslo y la otra levantando mi cabeza para tener contacto visual. Me dedico unos momentos a observar su rostro. Siempre he dicho que Agoney tiene unos rasgos perfectos, pero son las imperfecciones de Alfred lo que más me gusta de él. Tenía pensado hacerme la dura, mostrarme enfadada por lo que me dijo. Sin embargo, cuando le veo mirarme con esa intensidad, me doy cuenta de que él me daría toda la felicidad que pudiera, pero ese el problema, no puede. Le agarro de las mejillas y le doy un beso demasiado largo para estar rodeados de gente.

-Ahora ya son buenos días - comento separándome de él, quien tiene una enorme sonrisa dibujada.

-Oye, ¿cuándo habéis dejado de esconderos? - pregunta Ricky - No os ofendáis, pero disimuláis de pena.

-Es una tontería negar lo obvio, siempre y cuando no salga de esta casa - dice señalando acusatoriamente a todos, pero riéndose en el fondo.

Pasamos el día entre canciones y juegos. Todos estos días están siendo muy nostálgicos, aunque eso era lo que queríamos. Recuperar, después de tanto tiempo, el ambiente de la Academia, esa burbuja donde fuimos tan felices.

Antes de cenar llamo a Sergio, los últimos días hemos intercambiado mensajes, pero también necesito escucharle, así que salgo fuera para tener algo más de intimidad y, con los pies sumergidos en el agua de la piscina, marco su número.

Som Amics? ~ AlmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora