Som Amics? ~ Almaia

Capítulo 7

Comienzo a escuchar ruidos y la poca luz que entra por la ventana me permite diferenciar a Roi levántandose. Al igual que en la Academia, él junto a Ana y Ricky siempre son los primeros en hacerlo.

No he sido capaz de conciliar el sueño en toda la noche. Cuando Alfred me dejó claro que no se arrepentía de lo que había estado a punto de pasar no le contesté, no fui capaz, pero eso no significa que sus palabras no calaran hondo en mí.

Cuando Roi, finalmente, sale de la habitación, el silencio vuelve a reinar. A excepción de los suaves ronquidos de Alfred, quien parece que sí ha sido capaz de descansar. Pensándolo bien, él no ha hecho nada malo, yo soy la única que tiene que estar preocupada. Hace más de un día que ni escribo ni llamo a Sergio, no me veo preparada para ello. No es justo por mí parte aparentar que todo va bien cuando no es así, pero tampoco lo es que se entere de esta manera de lo que está pasando.

Suspiro y me doy la vuelta en la cama inspirando el olor de la camiseta, tan característico de él. Lo había echado de menos sí, el olor, pero también a él. Reflexionando esta noche me he dado cuenta de ello, pero también de que no puede ser. Me he dejado embriagar por Alfred y no me puedo permitir una recaída o me costará aún más desintoxicarme.

Aclarada con mis ideas, decido que lo mejor es levantarme de una vez y dejar de martilizarme con la noche anterior. Sin embargo, una voz mañanera me detiene justo antes de salir.

-Buenos días eh - me giro y ni siquiera me está mirando, hasta dudo que esté despierto.

-Hola, ya me iba.

Con lentos movimientos que me sacan una pequeña sonrisa, se incorpora sobre los codos y me examina mirándome de arriba a abajo.

-Te sigue quedando bien mi ropa - comenta a la vez que me guiña un ojo.

-Alfred...

-Tranquila, que no te voy a hacer nada. Me vas a decir que lo de ayer fue un error y que habías bebido, si ya me sé la historia.

-Lo siento, yo... - dudo sobre lo que voy a decir y llego a la conclusión de que es mejor no hablar de más - Te lavo la ropa y luego te la traigo.

-No la laves, la prefiero así.

Salgo de la habitación y para mi buena suerte me encuentro de frente con Nerea. La ignoro y continúo mi camino hacia mi cuarto.

-Amaia - pero por qué me habla - ¿Esa ropa es de Alfred?

-Creo que no tengo por qué decirte nada, pero sí, es de él.

-¿Ha pasado algo entre vosotros, verdad? - no me está echando nada en cara, es más, creo identificar tristeza en su voz.

Pienso que lo mejor es no contestar y, esta vez sí, me meto en mi cuarto. Quizás estoy haciendo daño a más personas de las que creía.

Todavía queda gente durmiendo, pero abro mi maleta y cojo lo primero que encuentro para dirigirme al baño y por fin cambiarme. Pese a que no quiero quitarme su olor de encima, me doy una ducha y, como siempre hago, me permito esos minutos para reflexionar. La estoy cagando, eso está claro.

Al bajar me encuentro con la gran mayoría de ellos desayunando, quienes me dan la noticia de que volveremos a pasar la resaca en la playa. Veo a Alfred concentrado en su taza y me acerco a él.

-Te deje la ropa encima de la cama - le susurro en el oído con la mano apoyada en su hombro.

-Gracias - me sonríe y pasa una mano por mi cintura para acariciame, demasiado baja para alguien que nos esté viendo y demasiado alta para lo que me gustaría a mí.