Inframundo
Hades miraba con cierta indiferencia la copa de vino que reposaba en su mano, pocas veces se quedaba tan quieto, estaba aburrido y ya no sabía que más hacer
Nunca pensó encontrarla ahí, frente a él con los ojos llorosos, en todos los siglos que llevaba de conocerla, jamás se acercó a pedirle nada, era algo inconcebible y ahora, escrutaba sus facciones finas y como ondulaba el púrpura cabello suplicante
- Tienes que ayudarme, estoy desesperada- la dama enjugó sus lágrimas en un pequeño pañuelo, ya no podía hacer nada más que humillarse
-No se como podría ayudarte... es inconcebible- la saliva paso demasiado lento en su garganta que casi lo ahogaba, se sentía sumido en sus demonios
-Tu eres el señor del inframundo, saca el Alma de Seiya del aqueronte para que vuelva a mi lado, haré lo que me pidas- e inmediatamente la joven se arrojó a los pies de su hermano besando su túnica
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Aqueronte
El dorado de escorpión había despertado hacia un buen rato, se había quedado mirando sus manos, unas manos que sabía que podrían destruir todo a su paso, se sabía poseedor de un poder descomunal que no solo era destructivo sino letal para quien se opusiera a sus deseos pero en ese momento la imagen de un caballero de plata, cuyos ojos verdes lo habían cautivado, lo sacó de su ensimismamiento.
Maldijo el momento en que la había visto en la playa, maldijo el día que quiso tener a la única amazona que no habia estado en su cama, maldijo el haberse enamorado como un estupido de ella y maldijo aún más el no poder quitarle al imbecil de Seiya de la cabeza
Se levantó del piso con un pequeño salto, observó un poco el lugar y se dio cuenta de donde estaba. Lo había conocido años atrás en la guerra santa contra Hades, muy en el fondo de su ser sabía que sino hubiera sido por Atena, que los resucitó, el no hubiera tenido nada que ver con aquella amazona
Seguía sin saber cómo alguien como Seiya pudo haber llegado tan hondo en el corazón de la chica, le parecía un hombre estúpido e infantil, justamente el tipo de persona que no tienes la intensión de involucrarte sentimentalmente hablando pero justo en ese momento recordó que no solo tenía el corazón de Shaina... una Diosa como Athena había quedado prendada de él, el infame gusano rastrero, poca cosa de Pegaso
Se sintió aún más molesto, que podía tener el simio aquel que no tuviera él, sabía la calidad de hombre que era pero ahora esto era una burla a su virilidad, estaba consiente de lo que sentía Shaina al estar en su lecho, sabía que su piel se erizaba al poseerla y que el caballero de bronce jamás la haría gritar su nombre; pero seguía en la pregunta crucial... ¿algún día ella lo amaría tanto como a él?
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Olimpo
El padre de los dioses solo se limitó a enclaustrar a sus hijos, había acorralado a Afrodita de manera que juró no volver a desear un cuerpo en la tierra
-De haber sabido que esto pasaría, nunca le hubiera dado tantas libertades...- se acicalaba la barba con movimientos rítmicos y su mujer solo escuchaba sin prestarle atención
-¿Crees que merezco lo que está pasando?- la tonalidad que salió de su boca sonaba más a burla que a culpa, muy en el fondo de su ser, sabía que nunca había sido buen padre, ni buen guía para la vida de sus hijos, se había limitado a dejarlos hacer su trabajo como dioses y esperar que todo saliera bien por arte de magia, a final de cuentas... eran dioses
-Me parece tonto que me preguntes eso, cuando ya sabes la respuesta- Hera se levantó del mullido sillón y salió de cuarto, la habitación era enorme pero la vibra que se sentía ahí la asfixiaba
Aún a lo lejos, se escuchaban los sollozos de la diosa del amor, desde que había vuelto al Olimpo no había rosas en los jardines, los colores se veían opacos en las llanuras, los pájaros no cantaban al alba. Todo estaba fuera de su sitio, aún así los ardientes ojos del dios de la guerra lograron insertar una leve sonrisa en aquellos diminutos labios rojos
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Templo de Leo
La reunión de los caballeros dorados se sentía pesada, todos los presentes no entendían lo que había sucedido, muy en el fondo se sentían abatidos por la facilidad en la que El padre de los Dioses había acabado con 3 de sus compañeros, sin importar el rango
-No creo que Athena pueda lograr nada en el Inframundo, tantas guerras santas no han sido por amor de hermanos- Kanon se pasaba la mano por el cabello con cierto nerviosismo
Shura lo miraba y asintió a cada palabra, estaban concientes que debieron acompañar a su Diosa al peligro en el que se puso ella misma, pero las ordenes fueron bastante claras
Flashback
Athena espero un par de minutos mirando a la nada, tomando el cuerpo inerte de Seiya entre sus brazos, acariciaba su cabello con la esperanza de que con el calor de sus manos le devolviera la vida
Sus ojos llorosos no medían la magnitud de lo que acaba de suceder...
-Me prometiste que jamás de dejarías, prometiste cuidarme siempre... ¡LO PROMETISTE!- el grito desgarrador se escuchó en cada rincón de Grecia, los dorados se arrodillaron ante su diosa con humildad
Al paso firme Shion se acerco a ella y la ayudó a levantarse, con todo el respeto y calidez que lo caracterizaban se atrevió a darle un abrazo pero Saori reaccionó en aquel momento
-Hades... Hades... Hades..., solo Hades puede ayudarme ahora- parecía que había llegado a la conclusión más tonta del mundo, como si hubiera estado presente y burlándose de ella
-¿Athena, no pensarás...?- el guardian de la casa de géminis tocó su hombro con delicadeza, sabía que ella estaba a punto de perder la razón
-Él es el único que puede ayudarme, sólo el puede devolverme a Seiya...- su mirada estaba perdida, era como si nadie estuviera junto a ella
-Pero Athena, no puedes ir ahí así... no sin nosotros- la preocupación invadió el rostro de todos los presentes, estaban concientes del peligro al que estaban expuestos
-Esta es mi decisión, Yo soy Saori Kido, reencarnación de la diosa Athena, iré a restacar el alma de Seiya aunque me cuesta la mia y les ordeno que no intenten detenerme, ni seguirme porque el castigo será la muerte-
Fin Flashback
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La otra cara de Milo
FanfictionMilo de Escorpión, el hombre imperfecto e irresistible, ¿podrá conquistar a la única mujer en la faz de la tierra que es inmune a sus encantos? Fanfiction de Saint Seiya (Los caballeros del Zodiaco) de Masami Kurumada, sin fines de lucro.