Aposentos de Athena
La diosa volvió del inframundo casi con la misma amargura con la que llegó, sabía que entre más tiempo pasara no podría recuperar el alma de Seiya.
Shion se armó de valor para entrar a la oscura habitación, solo podía escuchar sollozos provenientes de la cama donde la joven se encontraba, abrió un poco las cortinas para que ingresara la luz, al fin pudo verla más claramente; sus ojos hinchados no le daban un buen aspecto, se veía pálida y con los pómulos sumidos
El hombre sintió pena por ella, hasta cierto punto entendía su dolor pero sabía que lo que había hecho un Dios, más específicamente el padre de la mayoría de los dioses era algo que no podía deshacerse tan fácilmente
Tomo su brazo para ayudarla a sentarse recargandola en la cabecera de su alcoba, Saori ni siquiera hacia el intento por contribuir. Simplemente se quedó mirando un punto en el horizonte, no concebía la vida sin Seiya, no lograba entender en que momento sucedió, fue increíblemente rápido
-Veo que no tuvo buenas noticias en el Inframundo... le ofrezco una opción que quizás le pueda interesar- el patriarca sabia que lo que iba a decirle era una mínima posibilidad de retomar a Seiya pero dudaba como conseguirla
La joven ni siquiera parpadeó, escuchaba la voz de su caballero como un eco lejano que siendo realista, a menos que fuera la voz de Seiya... no le interesaba en lo más mínimo
-Hace mucho tiempo, Hades le obsequió unas piedras a Persefone, con las cuales Perseo pudo escapar del infierno... tenemos que conseguir esas piedras y lograremos que las almas de nuestros caballeros regresen al santuario- la verdad no estaba muy seguro de como lograrlo pero existía esa opción
La joven colocó su mirada fijamente en Shion, analizó cuidadosamente sus palabras... -Quiero que todos los caballeros activos en el Santuario, encuentren y me traigan a Persefone-
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Aqueronte
Shaina despertó confusa, no entendía que había pasado con exactitud, simplemente recordaba estar con Milo y después todo eran brumas en su cabeza, miró a su alrededor con dudas, ella conocía aquel sitio pero de mucho tiempo atrás
Recordó como sacrificó su vida por Seiya, en aquella batalla contra Poseidon -Tienes que vivir por mi y por los otros, eres la única esperanza-
Sus palabras sonaban sordas y ridículas, ella sabía de antemano cuales eran los sentimientos de Pegaso, ella jamás lograría tener su corazón, el amaba a Athena, viviría por y para estar a su lado... ella no era nadie
Con una mueca, se dejó caer nuevamente al suelo y recordó a Milo, el hombre que a pesar de ser el mujeriego empedernido, había llegado a lo más profundo de su corazón, sin siquiera darse cuenta, estaba entre la espada y la pared
Sabia que había jurado amar a Seiya pero su corazón gritaba por darle rienda suelta a lo que el escorpión la hacia sentir, por primera vez en su vida, se sentía mujer más allá de ser un caballero del Santuario
-¿Vas a quedarte ahí Caballero de Plata?- la cobra levanto la mirada y ahí estaba él, mirándola con algo que ella no entendía, una sensación intensa recorrió su espina dorsal
-Milo... yo- la seriedad del dorado la inquieto de sobremanera, tomó valor de algun lugar desconocido y al estar frente a él intentó tomar su mano pero él solo se cruzo de brazos
-La orden es sencilla, tendremos que encontrar a Pandora para que nos ayude a salir de aquí... Caballero de plata-
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Coliseo del Santuario
Los presentes se miraban incrédulos unos a otros, no lograban entender la razón de su encuentro. Se escuchaban comentarios con risas y burlas respecto a que se quería lograr pero nadie tenia el valor de alzar la voz
-Podriamos estar haciendo algo más productivo, yo estaba bastante ocupado una...- el ex general marino hizo una mueca cuando un aprendiz le dio un ligero codazo avisandole lo que pasaba, el silencio se hizo presente cuando Saori se plantó en el centro del coliseo de combate, su semblante era irreconocible
Para términos prácticos, nadie hubiera podido reconocer a Athena en aquel momento, las ojeras bajo su rostro eran oscuras como la noche, se veía pálida y con los ojos aun hinchados de llorar pero ya no le quedaban lágrimas. Aún traía puesta la ropa de dormir, como si solo se hubiera levantado de la cama por inercia.
-Solo quiero pedirles un último favor, encuentren a Persefone... después de eso, pueden dejar el Santuario. Eso es todo- todos notaron al momento que su voz carecía de emociones, era como un fantasma lejano, la mujer arrastraba los pies al dar la vuelta, no quería saber nada más
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Olimpo
El padre de los dioses camino firmemente hasta los aposentos de su hija, se acariciaba la barba tratando de encontrar las palabras adecuadas para hacerla entender, repasaba en su mente el discurso que tenia preparado y trataba de imaginar como tomaría ella sus peticiones
-¿Podemos hablar?- el cabello cano se asomó por la puerta y ella sólo se limitó a asentir levemente, sus ojos aún se notaban hinchados
-No entiendo que haces aquí... ya hablamos bastante de esto- su debil voz apenas audible mostraba la depresión en la que estaba sumida, su padre solamente intentaba encontrar una manera de hacerla cambiar de parecer
-Quiero pedirte nuevamente que hagas tu trabajo, las cosas no se ven muy bien desde que estás así...- el anciano tragó saliva sonoramente, entendía lo que estaba sucediendo pero no compartía el mismo pensamiento
Hubo un pequeño silencio, la joven retiro su rubia cabellera del rostro y clavó sus ojos esmeralda en su padre, divisó cada expresión que tenia: duda, incertidumbre y quizás algo de culpa
-¿Porqué haces esto?- la dura voz sorprendió a Zeuz, jamás había sentido esa frialdad en la que podría decirse que era su hija favorita, prácticamente no sabia que responder -¿Es por capricho tuyo o por la estúpida de Athena?-
Se quedó mirandola un poco, como analizando la situación, estaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para no terminar de arruinar la poca cordialidad que existía entre ambos
-Simplemente quiero que todo vuelva a la normalidad- su respiración se tornó más pausada, tratando de hacerle creer que estaba tranquilo pero constantemente limpiaba sus manos en su túnica para disimular la sudoración
-¿Crees que es tan fácil?, volviste a arruinar mi vida, volviste a separarme de mi amor... no habrá ninguna normalidad hasta que yo no esté a su lado-
La puerta se abrió de golpe y Hera entró a la habitación sin siquiera inmutarse, la mirada de la diosa era calmada y hasta cierto punto fraternal con los presentes, los pasos avanzaron calladamente hasta llegar junto a la rubia
-No puedo decir que este orgullosa de lo que pasó en la tierra pero creo que es buen momento de dejar de lloriquear y tomar acciones respecto a la situación- una leve sonrisa se dibujó en rostro y se cruzó de brazos para hacerse a un lado y permitir que Afrodita pudiera ver la puerta
Una figura masculina se encontraba recargada en el quicio de la puerta, cruzado de brazos el dios de la guerra la observaba con el mismo deseo de siempre pero había algo tras aquella mueca de satisfacción que ella no pudo escudriñar
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Quiero darles las gracias por su paciencia, la inspiración viene y va pero aquí hay un nuevo capítulo, dedicado a todos aquellos que lo han pedido. Últimamente he leído sus comentarios y me da alegra saber que les guste esta historia. Subiré capítulo lo más pronto que pueda 🌹
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La otra cara de Milo
FanficMilo de Escorpión, el hombre imperfecto e irresistible, ¿podrá conquistar a la única mujer en la faz de la tierra que es inmune a sus encantos? Fanfiction de Saint Seiya (Los caballeros del Zodiaco) de Masami Kurumada, sin fines de lucro.