El día parecía frío, pero soleado, por la ventana podía ver que el cielo estaba enteramente celeste, sin una nube. Hacía mucho tiempo que no apreciaba el día o el clima. Alguien toco a la puerta del cuarto en donde estaba, acostado sobre un colchón muy cómodo y sabanas finas, dio la orden para que entrara, y vio a una mujer de rostro amable cargando una bandeja.
-Buenos días, Ramón – lo saludo.
-Buen día – respondió, algo confundido.
-El señor le avisa que lo espera en su oficina después de desayunar.
La mujer apoyo la pequeña mesa sobre la cama y se retiró. Ramón miro el desayuno sorprendido, había café, leche, jugo, yogurt, pequeñas facturas y tostadas, jamás había visto un desayuno tan completo, y jamás lo había recibido en su cama.
La realidad era que estaba muerto de hambre, con Carlitos siempre comían porquerías, lo que encontraban. Pensó en Carlitos, tal vez debería llamarlo después de estar dos días desaparecido, pero no, lo mejor era que no le avisara nada todavía, había ciertas cosas que aun no estaba listo para enfrentar.
Era imposible comerse todo eso, pero igualmente desayuno mejor que en mucho tiempo, se cambio con su jean y su camisa, y se dirigió a la oficina.
Federico estaba allí, de espalda y hablando en otro idioma, francés si no le fallaba el oído. Ya estaba vestido de traje y su porte imponente le daba un atractivo extra. Lo vio entrar y le dedicó una sonrisa cálida, pronuncio unas últimas palabras y lo saludo.
-Buen día, Ramón ¿Cómo dormiste?
-Muy bien, gracias.
-Hace un rato hable con mi amigo Rubén, mañana nos espera.
-¿Mañana?
-¿Ya pensaste que canción vas a cantar?
-Sí, "Corazón Contento"
-¿Seguro?, ¿No preferís algo más moderno?
-Ehhh... no, siempre me gusto esa canción.
-Bueno, si es lo que queres. Hay que elegir la ropa y pensar en algunos movimientos. Hay que ensayar.
-¿Vos no estás ocupado?
-Mis empleados pueden encargarse de las cosas, me voy a tomar el día, lo necesito.
Ramón lo miró e hizo una mueca tímida, el hombre era muy bueno con él, era el segundo día que estaba allí y lo trataba como un príncipe, un príncipe que seguramente tenía que devolver esos favores al rey.
-¿Qué pasa? – le preguntó el hombre.
-Nada, es que sos muy bueno conmigo, y yo...
-No tenes que hacer nada, Ramón – le respondió, como leyéndole la mente.
-Es que...
-Nada.
-Es que... tal vez si quiero hacerlo.
El hombre le sonrió y bajo la cabeza unos instantes antes de volver a mirarlo.
-Que sorpresa.
Ramón quiso acercarse para darle un beso, pero fue apartado inmediatamente por el hombre, dejándolo confundido y avergonzado.

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PENDEJO /El ángel/
FanfictionCarlitos siempre puede volverse un poco mas psicópata. Ramón lo sabe, y así le gusta.