Parte 16

623 43 70
                                    



Estaba empezando a creer que el amor era una enfermedad, de la cual el ya estaba diagnosticado y era terminal.

Carlitos no había regresado a dormir a la pensión, lo había esperado despierto, creyendo que aparecería a mitad de la madrugada con olor a cigarrillo y alcohol, pidiéndole que lo cogiera hasta hacerle olvidar cualquier pelea que hubiesen tenido, como había pasado ya otras veces. Pero eso no pasó, y tampoco volvió durante las siguientes dos noches.

Ramón sospechaba a donde podría estar, e intentaba no pensar mucho en eso. Sus sospechas fueron confirmadas con un llamado telefónico durante la tarde.

-¿Hola? – respondió en la recepción de la pensión.

-¿Ramón?, soy Renato.

Su corazón empezó a latir fuerte con una mezcla de bronca, celos y miedo.

-¿Qué pasa? – pregunto, intentando sonar calmado.

-Era para avisarte que Carlitos está en mi casa.

-Ah... - le dijo, no sabía que más decir.

-Mira, ya me contó lo que paso, sos un pelotudo, pero yo tengo que estudiar para los finales. ¿Por qué no lo venís a buscar?

Ramón apretó los dientes con bronca, ese pelotudo tenía el atrevimiento de juzgarlo sin saber cómo habían pasado las cosas, luego lo pensó un momento, irlo a buscar sería ceder, y el no había hecho nada malo, o al menos creyó que cogerse a una puta no había sido nada malo, porque fue el pendejo el que lo obligo a tener ese impulso.

-Pasame tu dirección – dijo finalmente.

*

El pelotudo vivía en San Telmo, bastante lejos de donde vivían ellos, y en esos barrios conchetos, similar a donde vivía Federico. Era un edificio bastante moderno y elegante. Tocó el timbre, pero nadie lo atendió, justo cuando estaba a punto de volver a tocar lo vio salir del ascensor.

-Hola, Ramón- lo saludó serio, dejándolo pasar.

Solo le hizo una expresión con la boca antes de seguirlo y meterse con él al ascensor.

-¿Vivis solo? – le preguntó.

-Sí, y no me robes nada, me voy a dar cuanta.

-No pensaba robarte.

-Ustedes los ladrones se tientan muy fácil.

Estuvo a punto de replicar, pero el ascensor paro y tuvo que seguirlo hasta la puerta de su departamento. Cuando entro se quedo sorprendido, recordaba cuando Carlitos dijo que era un nene rico, pensó que lo estaba cargando, pero al parecer era cierto. Era pequeño pero cómodo, moderno, se podía apreciar a simple vista que allí vivía alguien joven. Había discos y libros por todas partes, posters de bandas de música y cantantes en las paredes, y varios muebles nuevos.

-¿Qué haces acá? – preguntó Carlitos, saliendo de lo que parecía ser una habitación.

-Lo llame yo – le respondió Renato.

-¡Forro!

-Yo tengo que estudiar Carlitos. Me avisan cuando terminen.

El chico se metió al lugar de donde salió Carlitos y cerró la puerta con fuerza, Ramón se lo quedó mirando, aún llevaba puesta la ropa que tenía la última vez que lo había visto, pero lucía limpio y descansado.

-¿Así que acá venís cuando desapareces? – le preguntó Ramón, con tono irónico.

-No, a veces también voy para algún cabaré.

PENDEJO /El ángel/Where stories live. Discover now