Las tareas, los miedos y la determinación de Harry
Harry se despertó ahogando sus gritos y gritando en la almohada, su corazón latía con fuerza en su pecho. El miedo lo congeló en el acto; aterrorizado de haber despertado a Snape, escuchó atentamente durante veinte minutos antes de permitir que su cuerpo se relajara. No debió haber estado gritando mucho si su maestro no hubiera escuchado, gracias a Dios por eso. Para su sorpresa, vio que Hedwig estaba en su jaula abierta. Él no la había esperado por unos días más todavía; sonrió alegremente, se acercó y comenzó a acariciar a su primer amigo y regalo. Ella le miró con sus ojos ámbar brillando alegremente; él había puesto su jaula en la esquina y le había abierto la ventana, por supuesto, y permanecería así a menos que Snape le exigiera que la cerrara. Era la primera vez que Hedwig podía volar durante el verano; Ella estaba destinada a amarla. Afuera de la ventana, Todo estaba inquietantemente silencioso y negro. Mirando el reloj, pudo ver que eran solo las tres de la mañana. Era lo más largo que había logrado dormir antes, especialmente después de irse a dormir tan temprano. Sabía que no se volvería a dormir otra vez, así que sacó un libro de su estante, sacó pergamino y tinta y encendió la lámpara, esperando que Snape no viera y entrara; Le volvería loco volver a dormir.
Durante las siguientes tres horas escribió su ensayo Charms, y leyó sobre él también, para que supiera qué escribir. No lo copió del libro, porque sabía que calificaba como trampa; se suponía que debía ponerlo en sus propias palabras, así que eso fue lo que hizo. Por una vez, no estaba escrito apresuradamente ni lleno de manchas de tinta que escapó de su pluma, y estaba libre de errores. En realidad estaba orgulloso de sí mismo; solo un día en las vacaciones de verano, y ya tenía un ensayo hecho. Sin duda, Hermione también estaría orgullosa de él; se preguntó en silencio si le escribirían este verano. Eran las seis en punto cuando terminó; dejó que el ensayo se secara mientras recogía muy silenciosamente los artículos de tocador que le quedaban, lo cual no era mucho. Iba a tener que vigilar lo que hacía con el champú; Tendría que usar gotas más pequeñas. Harry se lavó, incluyendo las manchas de tinta en sus dedos; No quería que se le dijera a nadie que dejara la mesa y que no se le permitiera comer.
Una vez hecho esto, se vistió con su camisa y pantalones de la escuela; Él no estaba, bajo ninguna circunstancia, usando la ropa de Dudley ... no se veía, de todos modos. Tuvo que usarlas durante el invierno y se las puso, bajo su túnica cerrada de invierno. Nunca nadie lo vio usando nada más que el uniforme escolar; siempre lo había hecho, así que nunca se hacían preguntas. Él era un héroe y solo había terminado estableciendo una tendencia, lo cual era algo bueno para Harry: le ayudó a ocultar su vergüenza.
Una vez hecho esto, bajó a desayunar, solo le quedaban cinco minutos. Notó que su profesor de pociones ya estaba allí, bebiendo una taza de té negro o café, lo que él prefiriera, pero Harry no podía decirlo. Dio un caluroso buen día y se sentó. Severus solo asintió bruscamente hacia él antes de comenzar a leer el periódico de nuevo. No se le ofreció la oportunidad de leerlo después de que Snape terminó con él. El no pregunto
El desayuno fue servido; En lugar de grandes platos, los elfos trajeron un plato de comida. Harry realmente trató de comer todo, pero no pudo comer ni la mitad de las cosas que tenía delante. Una salchicha, un poco de tocino, un poco de huevo revuelto, la mitad de un lado soleado hacia arriba, la mitad de un hachís, no le gustaban los pudines negros ni los pudines de frutas o los tomates fritos. Tomó el vaso de leche con gratitud, otra vez, no era frecuente que tuviera la oportunidad de tomar leche. No, a menos que comiera cereales en la escuela; La escuela solo te dio jugo de naranja o jugo de calabaza. Saltó de su piel mientras bajaba sus utensilios y se limpiaba la cara cuando su profesor de pociones le ladró.
—Potter, sube y cambia a algo que no te importe ensuciar—
Aplastando el horror, rechazó el rubor de vergüenza en su rostro. Mientras miraba el plato, su mente estaba trabajando a toda marcha para pensar en una excusa; Sólo uno vino a él —Lo siento, señor; nada me queda bien— susurró Harry.
