Confesiones, heridas, la luz cae y Sirius muerde el polvo
—Por mucho que confiese haber hecho lo mismo a tu edad, cuando alguien dijo algo sobre Lily... no puedes seguir dejando que tu enojo te domine— dijo Severus, después de escuchar lo que es normal, o más bien , cómo había sido el verano anterior al tercer año de Harry: su temor de ser expulsado, al encontrar a Fudge en el Caldero Chorreante, Dumbledore nunca aparecía a pesar del hecho de que se suponía que debía importarle.
—Lo sé— suspiró Harry tristemente.
—¿Cuándo empezaron a ir mal las cosas en Hogwarts?— Severus preguntó a continuación. Tenía curiosidad por saber si Harry confesaría lo que escuchó cuando los dementores se acercaron. Harry no sabía que Remus había derramado sus entrañas en la reunión de la Orden. Severus no quería ser el que se lo dijera, el adolescente se sintió bastante traicionado por alguna razón por sus mejores amigos y su padrino. Probablemente eso fue lo que podría inclinar al chico, hacer que su magia se salga de control. Harry era un joven mago poderoso y muy emocional, y esas dos condiciones no iban de la mano muy bien. De hecho, era una combinación extremadamente volátil, en el mejor de los casos, Marge Dursley era una prueba de ello. Severus estaba algo sorprendido de que la magia de Harry no lo hubiera defendido cuando su tío lo estaba abusando.
—Las cosas ya estaban mal— admitió Harry. —Mis amigos discutían todo el tiempo por sus estúpidas mascotas. Luego, en el camino a Hogwarts, los Dementores abordaron el tren. Me desmayé... Recuerdo que escuché a una mujer gritar, y Ron y Mione dijeron que nadie había gritado—
Severus tragó bruscamente, su pálido rostro se puso blanco pálido, de repente quería decirle a Harry que no dijera más. Saber y escuchar eran cosas muy diferentes, él sabía que el grito había sido Lily. Verla después de muerta ya había sido bastante difícil. Él había sido el que cerró los ojos sin vida de Lily, el primero en llorar por ella, bueno, er, el segundo, en realidad, como Harry había sido el primero. Después de que Hagrid llegara allí, había huido a Dumbledore para contarle lo sucedido. Era algo bueno, considerando todo, o habría terminado en Azkaban de por vida. Habría matado a Sirius Black tan pronto como lo viera, y maldito si hubiera escuchado las excusas del bastardo. En realidad todavía culpaba a Black por lo que había sucedido; si no lo hubiera tratado como un juego de gato y ratón, su Lily todavía estaría viva.
—Tenía la impresión de que Lupin estaba en el tren, ¿no fue explicado entonces?— preguntó Severus.
—En realidad estaba en el compartimiento con nosotros; ahuyentó al Dementor. Nunca pude entender por qué siguieron detrás de mí. Podría haber sido la primera vez, pero no fue la última. De todos modos, se fue para hablar con el conductor— Esto se dijo sin una pequeña cantidad de escepticismo. —Nunca regresó, sin duda fue y le contó a todos los maestros lo que pasó— No fue un genio darse cuenta de que a Harry no le había gustado eso.
—De hecho lo hizo— confirmó Severus. No iba a mentirle al chico, le había prometido no hacerlo. Ciertamente no mentiría para ninguno de los Merodeadores. Él podría ser un hombre adulto, pero maldito si iba a defenderlos.
—Hasta el partido de Quidditch, todos hablaban de que me desmayaba a mis espaldas. Pensaron que no podía escucharlos, pero cuando vives con los Dursleys, aprendes a callarte y escuchar. No es que me puedan colar. Sólo Petunia pudo, porque era tan delgada y más tranquila que un ratón cuando quería— se quejó Harry. —Creo que probando un poco de cómo son los Dementores en ese partido, siendo tan cercanos y todos, se dieron cuenta de cómo fue para mí—
Severus no dijo nada acerca de eso, aunque tuvo que morderse el labio, así que quería agregar que los Dementores no habían afectado a nadie más, además de enfriarlos, lo suficientemente fríos como para hacer que todos los estudiantes orinen sus pantalones con miedo, no importa. Reviviendo sus peores recuerdos. Se abstuvo de hacerlo, ya que no quería distraer a Harry ni impedirle hablar.
