Capitulo 25

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Caminé, preguntándome quien era esa mujer, pero aquella era otra de las miles de interrogantes que tenía respecto a él, que por supuesto, no iba a ser revelada. Él nunca respondía de la forma en que yo esperaba y ésta no sería la excepción.

Alcancé a Kiba y llegamos hasta un enorme salón, repleto de personas que conversaban entre sí, saludaban o miraban la carpeta que nos había entregado Sasuke con el programa del congreso.

Nos sentamos, bajo la mirada algo despectiva de un par de personas, en un par de asientos al medio del lugar. Minutos más tarde, la primera exposición comenzaba. El tema era relacionado con nuevas formas de abordaje para la neuralgia del nervio trigémino, por la compresión del nervio, provocada por la arteria MAXILAR?. Mientras un hombre canoso de unos 60 años hablaba frente a la audiencia, yo trataba de estar lo más atenta posible para sacarle provecho a un tópico que me parecía bastante interesante, pero, a pesar que intentaba poner toda mi concentración en las palabras que salían de la boca del expositor, no podía dejar de divagar. Tenía mi cabeza en otra parte. Seguía preguntándome que era todo esto, los malditos porqué y además, quería saber que era lo que había ocurrido afuera hace unos minutos y sumado a todo eso, me gustara o no, estaba al pendiente de dónde estaba él. Me daba vuelta hacia atrás, cada 10 minutos, buscando de la forma más disimulada posible, si Sasuke había llegado, ya que posterior al encuentro con esa mujer no había entrado con nosotros, pero mis ojos no se topaban nada más que con caras que no reconocía o simplemente con oscuridad.

Necesitaba concentrarme...

Para la segunda exposición, encendieron las luces. Un doctor de apellido Fitzergard era el responsable del segundo tema, referente a injertos óseos de la pelvis para cirugías mandibulares.

- Tremenda exposición... - habló Kiba - ...me encanta usar la sierra y cortar hueso.

Le hice una mueca.

- Sádico... - y se rió.

- No querida amiga... - me corrigió - ...soy un cirujano.

Le hice un gesto con la boca y mantuve la vista sobre el frente. Antes que apagaran las luces, desvié nuevamente la mirada, encontrándome con los ojos de Amari.

- ¿Se te perdió algo? - me preguntó bajito.

No le respondí, opté simplemente por ignorarla y rogar que Kiba me alojara al menos un día en su habitación para descansar de esa idiota entrometida, o sino, lo mío terminaría en violencia.

De todas formas, me aguanté la curiosidad y pese a que de vez en cuando miraba de reojo, no lo hice al propio. Lo mío, era un simple reflejo que tenía que quitarme a la fuerza.

No es de tu incumbencia... no es de tu incumbencia...

La exposición, fue 30 minutos más larga que lo que decía el programa. Al parecer, el doctor Fitzergard tenía mucho que decir, mucha experiencia que compartir y quería entusiasmar, según sus propias palabras, a los jóvenes presentes a especializarse y ahondar más en aquella área de la cirugía.

Salimos, al break de media hora que teníamos, esperando que nos tuviesen algún snack o algo para beber, como solía hacerse en éstas cosas. En el extenso pasillo, había largas mesas, con una amplia gama de pastelillos, frutas, panes de diversos tipos y cosas para beber. La verdad, había de todo. Parecía un poco menos suculento que el desayuno buffet que nos habían dado en el hotel. Sonreí. En éste momento mi estómago se sentía agradecido.

Fuimos con el grupo, que a estas alturas parecía un poco más relajado, a pesar de que no dejaban de hablar de miles de cosas respecto a las exposiciones anteriores. Al parecer, ellos no conocían el significado de la palabra break, o al menos, para lo que se usaba.

Mal pronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora