Capitulo 27

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Caminé lentamente de vuelta al sillón pasando por su lado. Debía haber escuchado mal. Debía haberlo hecho. No había forma que las cuatro últimas palabras que habían salido por los labios de Sasuke, fueran verdad. No podía creerlo.

Me senté con torpe andar sobre el enorme sillón y coloqué mis manos sobre mi regazo. El vaso de agua, seguía frente a mi, así que dirigí mi vista sobre él, tan callada y atónica como no lo había estado hace demasiado tiempo.

Observé su silueta acercarse alrededor de la mesa, para ir más tarde en dirección a la cama y tomar el teléfono. Pude escuchar como lo levantaba y hablaba, supuse con la recepción.

Si… habla con Sasuke Uchiha… habitación 47… - escuchaba su ronca voz tan suave como la canción más melodiosa de mi vida - …necesito que notifique al grupo que viene conmigo… - hizo una pausa - …exacto… esas habitaciones… quiero que les tengan el almuerzo servido a las 2 en punto… no me importa la cantidad… quiero algo bueno, como lo habíamos conversado… - rió - …está bien señorita… - nuevamente hizo una pausa - …y quiero además servicio a la habitación… – volvió la vista hacia mi, observándome fíjamente - …no… para dos… sí… ese plato me parece perfecto…

Para dos… Sasuke Uchiha y Sakura Haruno. Sonaba mejor de lo que era en realidad.

Dígales que no podré ir, por lo de la exposición de mañana… - habló seriamente - …me parece bien… gracias…

Colgó el teléfono y me giré nuevamente hacia el vaso. Podía sentir sus pasos suaves, pero a la vez, firmes, venir en mi dirección. Me sentí nerviosa en aquel momento, como una cría que espera algo que ha aguardado por demasiado tiempo, y es que en el fondo, lo creyera o no, lo había tenido. Sus palabras me habían dejado, por primera vez, en un mutismo absoluto y quedarme callada frente a él no era algo que se diera para nada con frecuencia desde que nos habíamos conocido. Al contrario, me caracterizaba por perder la calma con facilidad y terminar gritando o estampándome sobre su rostro con total naturalidad. Lo más extraño de todo, es que él no parecía tan incómodo con su reciente confesión, quizás después de todo, sí jugaba conmigo y yo me había tragado todo demasiado fácil, o al menos, quería hacerlo.

Sentí, de pronto, como el sillón se deprimía a mi lado, producto del peso de su cuerpo que reposaba sobre él. No quise girarme de inmediato, pero su cercanía era evidente, sobre todo al sentir su masculino aroma invadir completamente mi sistema olfatorio, al punto de convertirse en una droga volátil que me aturdía, aún más, la capacidad de hablar y dirigir mi vista hacia él.

- Pareces incómoda… - soltó, echándose hacia atrás, sobre el respaldo del mueble y estirando un brazo hacia mi lado.

De a poco, sentía su instinto felino volver. Me estaba acorralando. Me encontraba estirada hacia delante, pero en el momento que me relajara, caería rápidamente hacia sus brazos.

- No… no lo estoy… - repliqué.

Quizás había un pequeño porcentaje de aquel sentimiento, pero lo que más me abordaba en ese instante, era incredulidad.

Sasuke se estiró hacia la mesa y cogió su lata, para beber un nuevo sorbo y luego posar la vista hacia el frente.

- Te comió la lengua el gato… - dijo con un tono bajo cargado de ironía.

Mi respuesta hubiese sido afirmativa, si es que Sasuke Uchiha, fuera un gato, pero como estaba, me mantuve en silencio un par de segundos.

Se volvió a reclinar hacia atrás, soltando un respiro de cansancio y llevando el rostro hacia el techo, manteniendo sus ojos cerrados. Comprendí, en aquel momento, que estaba siendo demasiado estúpida. Tenía cero empatía y quizás Sasuke no había sido jamás empático conmigo, pero ésta vez era diferente. No podía hacer oídos sordos ni abstraerme de lo que teníamos que hablar.

Mal pronósticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora