-DOS-

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—¿Hola?—me dice mientras pasa una mano por mi campo de visión—¿Tierra llamando a Laila?.

—¿Qué?, ah sí ,sí puedes—Respondí aún sin entender bien la situación.—Espera,¿cómo sabes mi nombre?.

Él sólo sonríe y se sienta a lado mío ,unos que otros lo miran extrañados al momento en que lo hace.
La clase comienza y yo no puedo dejar de observarlo,aún no entiendo cómo es que sabe mi nombre y porque ha decidido sentarse a mi lado si tiene la oportunidad de sentarse con quien quisiera,todo esto es demasiado raro.

—¿Tan raro es que me haya sentado a tu lado?—me pregunta mientras me mira y de nuevo pareciera que pudiera leer mis pensamiento.—Quizás te sorprendió que supiera tu nombre.—menciona.—lo sé porque está bordado en tu uniforme.

Dicho esto observó mi uniforme, ¡mierda!, había olvidado que los estúpidos uniformes tienen bordado el nombre del alumno que lo posee.
¡Que verguenza!
Pero entonces ¿cómo explica lo de la voz?, es igual a la que he oido antes ,eso sigue siendo extraño.

El sigue riendo, seguro mi cara muestra todas mis dudas, que pena, mejor me volteo.

—¿Por qué te volteas te ha dado vergüenza?.

Ay Dios mío, por favor ya no preguntes nada, me da mas pena.

—¿Ehh..?—Contesté sin saber que decir, en este momento deseo que me trague la tierra y me escupa lejos de aquí.

En el resto de la clase los dos nos mantuvimos en silencio mientras yo no dejaba de pensar en todo lo que acababa de sucederme y de como su voz era exactamente la misma que la de mi cabeza,seguro me estaba volviendo loca.

Cuando el timbre sonó él se retiro antes que yo, en el momento que se marchó pude observar como un libro se le cayó de su mochila. Inconscientemente lo levanté con la intención de devolvérselo pero cuando me giré él ya no estaba.
Se lo regresaría en cuanto lo viera.

En el transcurso del día muchas personas hablaban acerca del chico nuevo y también de la relación de mi ex con Andrea, malditos, pero aún más maldito Jorge que ni si quiera trato de arreglar las cosas.

Bueno...¿arreglar qué? No puede arreglar una infidelidad.Y yo tampoco puedo ser tan idiota para estar con él de nuevo.

Cuando por fin se acabaron las clases, sentí un alivio y corrí hacía mi habitación.

Genial,por fin podría descansar un buen rato.

Pero como si fuera poco me encontré a Jorge antes de llegar.

Hablando del Rey de Roma.

—Laila—me habló pero lo ignoré.—Sólo escúchame un momento porfavor.—suplicó mientras me impedía entrar a mi habitación.

—¿Qué quieres?—Le pregunté molesta pues lo qué menos quería era verle.

—Explicarte todo.

—No tienes nada que explicar todo está muy claro—le respondí mientras intentaba seguir mi camino.

—Tampoco te hagas la víctima tú también tuviste la culpa.

—¿Qué?—cuestioné sin entenderle.

—Pues me descuidaste mucho....

Automáticamente sentí como el sentimiento de enojo me recorrió el cuerpo. No podía creer que frente a mi estaba la persona con la cual compartí tanto tiempo de mi vida, la persona que según me amaba y jamás me haría daño.

Pero que ahora parecía un completo desconocido.

—Déjame ver si estoy entendiendo, ¿yo te descuide a ti?—el se quedó callado, fue entonces cuando comprendí todo.—¿Hablas de sexo?, ¿es eso?, ¿me engañaste porque no quise hacerlo contigo?

Pacto Con Un Demonio| EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora