-TRECE-

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Me pregunta una chica pelirroja de cabello ondulado, no recuerdo haberla visto antes.
—Am, si soy yo, ¿Que pasa?.

—Uff, que bueno que eres tu, ten, te mandan esto.—Dice mientraa me da un sobre blanco.

—¿Que es esto?.

—No lose, solo me pidieron que te lo entregara—. Se marcha corriendo.

Que extraño...
Vuelvo a observar alrededor, no se encuentra nadie, asi que abro el sobre aqui mismo.

Es un sobre simple blanco, saco la carta que contiene dentro. La abro, no conozco la letra de la persona que escribio esto, pero no parece de mujer.

Laila, querida Laila, necesito verte y contarte algo,es muy urgente, y necesito que estemos a solas. Te veo en 10 minutos en el cuarto del conserje creo que ahi no podran molestarnos.
Atte:Solo tu sabes quien soy.

Termino de leer la carta, extrañada. ¿Sera de Noah?, seguro que si, por eso dice que solo yo se quien es. Pero ¿porque hablar a solas si el facilmente podria hablar en mi mente. No tiene sentido, pero bueno, este demonio suele sorprenderme.
Me levanto dispuesta a marcharme mas quisiera leer un poco mas el libro.

—¿Disculpe, habra alguna manera de que pueda prestarme el libro?.

El bibliotecario me sonrie amablemente.

—Claro que si, solo necesito que llenes unas fichas y podras llevartelo—. Saca unos papeles del estante que tiene en ese pequeño lugar donde esta encerrado, o mejor dicho donde atiende.—Ten, aqui tienes tambien una pluma.

Me acerco hacia el y tomo la pluma y los papeles, son datos sencillos asi que no se me complica llenarlos.

—¿Sabe?, No recuerdo haberla visto por aqui antes—. Dice el bibliotecario manteniendo aun su sonrisa.

—Quizas porque nunca habia venido—. Suelto una pequeña risa y el tambien lo hace.—Pero, hoy simplemente quise hacerlo.

—Que bueno que se animo, vera que la lectura es uno de las mejores cosas que podemos hacer, aparte de informarnos, nos relaja, haciendo parecer que estamos en otro mundo, o haciendo que nos sintamos identificados con las historias, ¡Es una maravilla!—. Se emociona cada vez mas.

—Vaya, se ve que ama leer—. Digo de forma  sarcastica, mas no como un insulto si no de buena manera.

—No por algo soy el bibliotecario, la verdad es que mi esposa soñaba con abrir una biblioteca, a mi la idea me parecia aburrida, era como usted, creia que era mejor ver la pelicula que leer el libro, ella me enseño grandes cosas. Fallecio antes de que pudieramos siquiera intentar lograrlo, yo no tenia dinero suficiente para inagurar una, pero cuando me meti a trabajar aqui, senti una gran felicidad de tener este empleo, mas porque me recuerda tanto a ella, a mi Rosario.—. Mira hacia arriba cuando pronuncia su nombre. Siento un nudo en la garganta, apesar de ser una historia triste, contiene mucho amor, demasiado, el mismo que me hace pensar, ¿Alguien se enamorara de mi asi algun dia?.

—Como siento la perdida de su esposa señor...—. Me detengo al darme cuenta que nose su nombre aun.

—Antonio, Me llamo Antonio.—Ambos reimos. Yo mas que nada por pena.

—Bueno, señor Antonio, ya termine de llenar esto, significa que ¿puedo llevarme el libro verdad?.—. El asiente al mismo tiempo que rie un poco.

—Porsupuesto.¿Podria decirme su nombre?

—Soy Laila, fue un gusto conocerlo señor antonio, tengo que irme!—. Sonrei y me fui con el libro en brazos.Antes de ir hacia alla decidi dejar el libro en la habitacion, agradeci que no hubiera nadie y guarde el libro. Estaba agitada pues habia corrido, seguro ya habian pasado mas de 15 minutos. Asi que decidi seguir corriendo.

Ya estando cerca del cuarto del conserje, o de limpieza, no deje de pensar un monton de cosas, ¿que querra decirme?, ¿o para que me cito aqui?.
Abri la puerta, esta no tiene ningun seguro o algo asi por el estilo. Tampoco habia nadie dentro, asi que supuse que el llegaria apareciendose de la nada, como siempre lo hace. Espere por un momento. Nunca he sido muy buena para esperar, suelo ser muy impaciente, pero talvez se le habia hecho un poquitin tarde.

Paso mas tiempo y no llegaba, tampoco habia pasado mucho, pero como lo dije antes, no me gusta esperar tanto. El cuarto es pequeño, comienzo a observar alrededor. Hay una escoba, recojedor, todo lo necesario para limpiar, bueno eso es obvio no? Era el cuarto del conserje que esperaba que hubiera. En el momento que observaba todo, el foco se apago, dejandome a oscuras aqui dentro.

—¿Noah?, ¿Eres tu?—. No pude evitar preguntar. Conociendole quizas estaba queriendo jugar conmigo o hacerme algun tipo de broma. Depronto escuche ruidos, como si las cosas se estuvieran moviendo, o alguien las estuviera moviendo. Mi miedo se intensificó. —Mierda Noah, si estas jugando dejame aclararte que esto no es para nada divertido.

Nada, no me respondia, ni se aparecia. Parecia que el no estaba ahi. Pero entonces ¿que estaba sucediendo.?
Senti como alguien pasaba detras de mi velozmente. No parecia una persona, pues la velocidad con que lo vi pasar fue demasiada rapida.

—¿Hay alguien aqui?—. No sabia que hacer, tenia miedo, y no sabia como actuar.—¿Noah, de verdad no eres tu?—. Queria que saliera de una vez por todas y me dijiera que si era el, que estaba jugando.

Pero el no salia de ninguna parte.

Asustada comenze a caminar hacia la puerta para marcharme, mis manos comenzaban a temblar, todo esto era muy extraño. De un momento a otro senti un jalon en mi cuello, como cuando estiran tu camisa fuertemente de esa parte y sientes que te ahogas, algo parecido, pero escuche algo romperse.
Toque mi cuello por lo anterior sucedido mas me sorprendi al no sentir nada.

—¿Y el collar?—. Cuestione para mi misma.—¡Me quitaron el collar!—. Susurre demasiado sorprendida, estaba muy alterada, no entendia absolutamente.—¿Donde esta el collar?—. Hable mas fuerte, mas eso no soluciono nada.

Esta sorprendia, alguien me habia arrancado el collar.

Pero aqui no habia nadie.

O eso parecia.

Pacto Con Un Demonio| EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora