1 - La graduación

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Hoy era el día de graduación de Piper y Nicky y por lo tanto la última noche para disfrutar de Nueva York. Tenían todo planeado, cenarían con sus padres luego de la ceremonia y partirían de inmediato al bar con el que soñaron toda su adolescencia.

Nicky había conseguido dos pases vip para que pudieran consumir alcohol sin problemas aún con sus dieciocho años. No les interesaba pasar la noche en las típicas fiestas aburridas que hacían sus compañeros todos los años, ya se habían cansado de ver a la misma gente y a los idiotas del equipo de fútbol creerse los dueños del lugar.

Piper que siempre llamó la atención por su sonrisa increíble y sus ojos embriagadores se había hartado de tener que rechazarlos en cada fiesta. Hace dos años que se dio cuenta que los hombres no eran lo suyo, pero ellos no perdían la esperanza de que una noche gracias al alcohol ella accediera a acostarse con alguno.

Nicky por su parte jamás se había sentido atraída por alguien que no sea otra mujer, así que ambas estaban decididas a pasar la noche en ese bar gay que tanto ansiaban conocer.

La rubia nunca había llegado a nada serio con nadie, tuvo algún que otro encuentro tanto con hombres y mujeres, pero nunca se había sentido lo suficientemente cómoda como para acostarse con algún chico antes de inclinarse por las mujeres, o alguna chica una vez aclarada sus dudas.

Sin embargo esta noche estaba decidida a dejar su virginidad en Nueva York, no importaba si era una desconocida, ya se había cansado de tener que consolarse sola. Necesitaba la adrenalina de tocar otro cuerpo y de ser tocada por otro. Tal vez estaba pensando apresuradamente pero Nicky que se ya se había acostado con más de cinco mujeres la había terminado de convencer de que lo mejor era hacerlo con alguien que no conozca, de esa forma no le demandaría demasiados nervios y todo se remitiría a un simple encuentro sexual.

Sus consejos eran sinceros, la realidad es que la pelirroja siempre se tomó la vida así, si alguien la excitaba no media las consecuencias ni se gastaba en aprender su nombre, se entregaba por completo al placer sin pensar en lo que podría surgir luego.

Por lo tanto hayan decidido bien o mal ambas estaban totalmente convencidas de que sería una noche inolvidable. Luego verían que tanto se habían equivocado o acertado.

Luego de la cena Piper llegó a su casa a cambiarse, se puso una falda color negra ajustada que apenas llegaba a cubrir la mitad de sus muslos y una remera de tirantes color rojo que dejaba ver una parte de su abdomen marcado y que combinaba perfectamente con su labial. Colocó un poco de delineador negro para resaltar el color intenso de sus ojos y unas pestañas postizas que hacían que cada parpadeo hipnotizara a cualquiera. En sus pies optó por unos tacos no muy altos, de a penas unos seis centímetros porque su metro setenta y cinco no necesitaba más, sin contar que siempre quedaba demasiada alta al lado de Nicky ya sin ellos.

Se perfumó cada parte de su cuerpo y salió de su habitación decidida de que al volver ya no sería la misma. Saludó a sus padres y a su hermano Cal que estaban ansiosos esperando a que ella bajara. Recibió el mismo discurso de su madre sobre no tomar alcohol, tener cuidado con los desconocidos, llevar dinero, el celular cargado y sobre todo no separarse de Nicky.

La rubia asistió una y otra vez sin ganas, deseando que la bocina de su amiga la salvara del planteo que ya se sabía de memoria. No era la primera vez que ellas salían y siempre Piper se portó bien, además esta vez no podría quedarse a dormir en lo de Nicky, así que sus padres estaban tranquilos de que volvería a casa.

El sonido ya conocido del Audi A5 Coupe la hizo saltar de emoción y despedirse rápido. Al llegar a la entrada de su casa una sonriente Nicky la esperaba tocando bocina una y otra vez.

Tú, la más linda coincidenciaWhere stories live. Discover now