3 -Yo nunca... -Yo tampoco

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"Y de pronto encuentras unos ojos de los cuales no quieres irte nunca más"

Alex y Piper llegaron a la puerta del lugar, ya no había tanta gente como cuando entraron, solo pequeños grupos esparcidos. Se acercaron a una de las ventanas que tenía un escalón donde podían apoyarse y recién en ese momento soltaron el agarre de sus manos. Alex buscó en el bolsillo de su chaqueta su encendedor antiguo de color plateado y su paquete de cigarrillos. Retiró uno hasta un poco más de la mitad y se lo acercó a Piper.

-: ¿Fumas? - preguntó ofreciendo uno

-: No, bah... no siempre, pero gracias.

Alex lo tomó y puso la colilla entre sus labios, acercó el chispero hacía la punta contraria e hizo girar la pequeña rueda del mismo hasta que el fuego salió. Dio una gran pitada y al volver sus ojos a los de Piper notó que esta la miraba atentamente.

-: ¿Qué pasa? - preguntó sonriente

-: Nada... es solo que tu encendedor...

-: Si ya se, es algo viejo – dijo largando el aire por su nariz

-: Si, hacía mucho tiempo no veía uno igual – dijo con una leve sonrisa de costado.

-: Me gusta, fue un regalo muy especial.

-: Es lindo. ¿Por qué la carta de poker grabada? – preguntó algo sonrojada.

-: Fue un regalo de mi abuela, ella misma me enseño a jugar a los once años. Tiene grabada su carta favorita, el As de corazones.

-: Wow, es un gesto muy lindo.

-: Si, gracias por apreciarlo – dijo Alex con una sonrisa.

Estuvieron algunos segundos sin hablar, pero no era un silencio incomodo, se sentían bien por solo estar una al lado de la otra y disfrutaron de la calma que eso les transmitía a ambas. Piper se puso frente a Alex y tomo el cigarrillo que esta tenía entre sus dedos, se lo llevo a la boca y aspiro con intensidad. Tosió un poco al largar el humo, pero volvió a repetir el acto otra vez. Se lo devolvió a su dueña que no había corrido su vista de la rubia ni un segundo, tenía en frente un espectáculo digno de admirar.

-: ¿Y ahora, qué pasa? - preguntó Piper esta vez

-: Nada – dijo Alex seria aunque con una sonrisa escondida en el costado de su labio

-: Dale dime – dijo la rubia apoyando su mano en el hombro de la morena volviendo a ponerse peligrosamente cerca.

-: Nada, te miraba fumar... ponías cara de – lo pensó por unos segundos – interesante – dijo al fin burlándose.

-: Hey, no es cierto – dijo enojada y quiso sacar su mano, pero Alex se adelantó y apoyo la suya arriba para que no se alejara. Se miraron fijo unos segundos, ese simple contacto bastaba para que ambas desearan mucho más. La moracha que seguía apoyada sobre el escalón de la ventana abrió un poco sus piernas y acercó a Piper hacia ella tomándola por la cintura. Otra vez se encontraban demasiado juntas y sus ojos volvían a jugar un ya conocido juego que iba desde sus labios hacía sus ojos.

-: ¿Puedo? - preguntó Alex algo dudosa sin dejar de mirar su boca.

-: Por favor – susurró y solo un segundo después sus labios comenzaron a rozarse. En seguida tiró la colilla del cigarrillo y sintió como Piper entrelazó sus manos detrás de su cuello. Alex la acercó aún más hacia ella dejando sus manos firmes bordear toda su cintura. Se besaron despacio, como probando algo por primera vez. Era esa hermosa sensación de saborear algo dulce y exquisito, pero que todavía no tienes noción de cuán sabroso y adictivo puede ser.

Tú, la más linda coincidenciaWhere stories live. Discover now