Un premio agridulce.

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Christian.

En el coche ambos vamos sumidos en nuestros pensamientos.
No sé cómo arreglar esto. No sé qué hacer para que ella me crea.
Le digo que no pasó nada. Que solo la quiero a ella.
¿Qué más puedo hacer?
Suspiro.

El hotel Sheraton Grand, está abarrotado de reporteros.
La más alta sociedad de Seattle y alrededores se reúnen en esta gala todos los años.
Salgo del coche y Luke espera que esté casi a su altura para abrir la puerta de Ana que sale con elegancia acaparando muchísimos flashes.
Entrelaza su brazo con el mío con fuerza.
Cuesta acostumbrarse a que tantas miradas se centren en ti.
Aprieto su mano con suavidad y empezamos a andar por la alfombra roja.
Muchos nos llaman y un hombre con la sonrisa más pretenciosa que haya visto en mi vida se acerca a nosotros.

—Señora Grey. —Se pone a su lado.

—Sam —le devuelve el saludo—. Christian, él es Sam Carlson, relaciones públicas de A. R. S. Corp —me dice—. Él es Christian Grey, mi marido. —Asiente amable, pero rápidamente se centra en mi esposa.

—Tengo previstas cinco preguntas, después las fotos. Sola y con su esposo. Si alguien más de su familia quiere, pueden ponerse también —le dice.

—No. Solo mi marido. Pocas sola. Y tres preguntas, Sam —le espeta con frialdad. Él abre y cierra la boca para finalmente asentir.

—Vale. Pues continúen, señora Grey. —Se hace a un lado y seguimos andando.
Me acerco a su oído intentado hacerle una broma.

—Vaya, tú sí que sabes imponerte, pequeña. —Ella sonríe a la fuerza.

—No donde debería —murmura.
Me tenso.

—Señora Grey —llaman su atención y nos paramos en medio de la alfombra cerca de las vallas donde están los reporteros—. Enhorabuena por su premio. —Ana asiente con tranquilidad y una bonita sonrisa—. ¿Qué se siente al ser considerada la mujer más poderosa del momento por la revista Forbes? —Ana sonríe.

—Bueno, yo no me considero así, pero si Forbes lo ha considerado de ese modo me siento muy halaga y espero estar a la altura —dice con naturalidad.

—Señor Grey, ¿está orgulloso de su esposa? Sus avances tecnológicos son impresionantes, y ha respaldado a su empresa, ¿trabajarán juntos? —me dice Tom, del Seattle Times.

—Estoy muy orgulloso de ella. Mi esposa es un genio en lo que hace y la admiro más que nadie. Todos en la empresa estamos encantados de tenerla con nosotros, y por supuesto, yo el que más —les digo y Ana sonríe.

—Pronto harán un año de casados. ¿Esperamos pronto descendencia Grey? —Ana se tensa pero mantiene el tipo con una sonrisa.

—Ambos estamos muy bien ahora. Solo quiero disfrutar de mi marido —dice con sinceridad. Me inclino y le beso la frente.

—¿Y usted, señor Grey?

—Yo tengo la mujer más maravillosa a mi lado. Ya vendrán los niños. —Nada más decirlo lo siento así.
Solo quiero disfrutar de mi esposa.
Mis bebés vendrán cuando ella esté lista.

—Bueno, chicos, se acabó —interviene Sam y ellos se quejan.

—Muchas gracias a todos —decimos y seguimos andando hasta el photocall con el logo del evento.
Posamos para todos los objetivos y luego me hago a un lado para que Ana pose sola.
Está deslumbrante y deja a todos embobados. Incluso a mí.
Sam le hace una señal indicándole que ya puede irse y ella se acerca hacia mí.
Hay algo que ha cambiado en ella.
Detrás de esa máscara de maquillaje y su sonrisa, la tristeza la invade.
Por dentro me siento miserable.
Yo la he arrastrado a todo eso.

Todas las cosas que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora