Nuestro legado.

4.7K 369 11
                                    

Anastasia.

Apenas había dormido. El amanecer se había cernido sobre nuestra cama y mi cabeza aún seguía activa dando vueltas a todo.
No podía entender ese odio que destilaba cuando se refería a mí.
No es que creyera que se fuera a tirar a mis brazos llorando y repleto de amor por una mujer a la que acaba de conocer y que dice ser su hija. Pero, ese odio, ese desprecio con el que se dirige hacia mí me afectaba y mucho. Por mucho que intentara ocultarlo de él.
Jason y Luke nos conducen hacia Grey House donde tendremos la reunión con Gia y Ray.
Acaricio la mano que mi marido sostiene entre ambos y le miro. Está sumido en sus pensamientos, está especialmente callado y tenso.

—¿Qué? —me pregunta y gira la cabeza hasta que su mirada paraliza a la mía. Sus ojos me miran con amor.
Suspiro.

—Me preguntaba qué es lo que pensabas —le digo y él suspira con pesar.

—Pensaba en que deberíamos mudarnos. —Parpadeo perpleja. Esto no lo esperaba. Desabrocha su cinturón y se acerca a mí porque sé que en la vida me volverá a llevar montada en su regazo como ha hecho otras veces. Después del accidente está muy protector. Me rodea los hombros y pone su mano en mi vientre. Acariciando a la cosita. Mi cosita.
Se siente bien.
Pongo mi mano sobre la suya y juntos protegemos a nuestro bebé.
Nuestro.
Todos mis reparos en ser madre empezaron a disiparse cuando él me dijo que yo estaba por encima de todo.
Cuando me tranquilizó y supe que no dejaría de amarme por el bebé.
Entonces empecé a pensar en la cosita de otra manera y dentro de mí sé que podremos dividir nuestro corazón para nuestro pequeño.
—Pequeña, has estado en peligro en dos ocasiones. No podemos dar con el culpable y tengo miedo de que lo vuelvan a intentar. —Levanto la mano y le acaricio la mejilla. Su expresión de miedo me encoge el corazón—. No puedo perderte, Ana. Me moriría. —Me alzo y le beso los labios.

—¿Te he dicho que te amo más que nada? —Sonríe con una timidez que me encoge el alma y le lleno la cara de besos—. No me dejes nunca —susurro contra sus labios.

—Eso no sucederá jamás, Ana. —Me besa los labios con ternura mientras su mano acaricia mi vientre. No separamos y su mirada recae sobre él llenando sus ojos de ternura—. ¿Qué te gustaría que fuese? —me pregunta.

—No lo sé —respondo encogiéndome de hombros. Él me mira con una radiante emoción apenas controlable—. Con que esté sano está bien —le digo. Él sonríe y vuelve a besarme.

—Lo haremos bien —dice confiado—. A nuestro bebé no le faltará de nada. Le amaremos tanto como nos amamos nosotros. —Sonrío ampliamente y vuelvo a poner mi mano sobre la suya, pero él las cambia. Me quedo sin aliento y me miro el vientre plano con nuestras manos sobre él. Christian apoya la cabeza sobre la mía y ambos contemplando silencio nuestras manos.

—Una niña. —Las palabras salen de mi boca sin saber exactamente de donde, pero la sola idea de imaginármelo me hace sonreír—. Una niña con tus increíbles ojos. —Sonríe y me besa la mejilla, después el cuello.

—Yo también quiero una niña —susurra y ambos acariciamos a nuestro bebé.
El coche se detiene y ambos soltamos un pesado suspiro.

—Se me hace raro saber que no volveré a trabajar aquí —dice con nostalgia—. Me gusta mucho mi trabajo, pero, no voy a estar a las ordenas de esa arpía de Gia y mucho menos quiero estar con mi tío después de cómo te está tratando. Me duele irme, pero tú estás por encima de todo. —Bajo la mirada y entrelazo nuestros dedos. Él me besa la mejilla—. Además, tengo un nuevo trabajo en el que quiero poner todas mis expectativas. —Sonrío y le miro. Sus ojos me miran llenos de esperanza y felicidad.
Nunca le había visto así.

La sala de juntas de Grey House como siempre está en todo su apogeo. No falta ni el apuntador. Mi equipo legal está aquí y Christian se para en seco al verlos.

Todas las cosas que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora