Señor y señora Grey.

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Christian.

Nada más llegar de Abu Dabi fuimos convocados para una junta en Grey House.
Ana estaba cambiándose en nuestro vestidor.
Me apoyo en el marco de la puerta y la contemplo.
Sube lentamente sus medias negras hasta el muslo y se ajusta el encaje. Se calza unos tacones negros de tacón alto y se acerca con elegancia hacia la hilera de ropa colgada en su lado del vestidor.
Descuelga un vestido rojo entallado y se lo pone. La tela se desliza por su cuerpo con facilidad hasta quedar completamente estallado a su cintura realzando su firme culo.
Mi polla hormiguea.
Se hace el pelo a un lado exponiendo su espalda desnuda.

—¿Me ayudas? —Sonrío—. Siempre sé cuándo estás cerca —murmura.
Me acerco a ella y le subo lentamente la cremallera de su vestido acariciando la piel de su espalda.

—Lo sé. A mí me pasa lo mismo. —Ella se gira y sonríe mordiéndose el labio.
Es de lo más sexi.
Se dirige hacia su joyero y se queda mirando unos segundos antes de sacar un precioso y elegante collar de eslabones de oro.
Me acerco y se lo cojo de las manos. Ella espera paciente que yo se lo abroche. Me inclino y le beso el cuello. Su dulce perfume me llega y cierro los ojos, gustoso.
—Estas preciosa. —Se gira y me dedica una bonita sonrisa—. ¿Te apetece que esta noche salgamos a cenar?

—Claro. Me apetece una pizza. —Frunzo el ceño.
¿Pizza?

—¿La señora se la comida sana y equilibrada comiendo pizza? —me burlo y ella ríe.

—Mejor no te digo entonces lo que quiero de postre —bromea.

Entramos en Grey House con paso firme. Los empleados nos saludan y se hacen a un lado para que podamos pasar.
Aprieto con fuerza la mano de mi esposa que va atendiendo una llamada.

—Me reuniré esta tarde con ellos, Jessica. Después de comer, tendrán menos prisa y estarán más dispuestos a escuchar. —Sonrío al oírla.
Es una buena táctica.
—Eso es todo. —Se despide y cuelga el teléfono volviendo a guardarlo en su bolso.

—¿Te reunirás con los de Electronic? —Asiente nerviosa—. Tranquila, lo harás genial. —Suspira.
Es una mujer brillante y ellos caerán a sus pies. No tengo la menor duda.
Un parte de mí siente un poco de envidia al ver cómo ella rige su vida por sus sueños y no por lo que se espera de ella. Cuando me gradué ya tenía mi puesto de trabajo esperándome y una cuenta corriente enorme por ser sólo quien era.
Pero viendo a mi esposa, viendo su esfuerzo, sus ganas, su alegría al realizar el trabajo que ella ama, el trabajo que ella ha elegido, me siento un poco vacío.
Aunque yo haya tenido que ganarme mi puesto como vicepresidente de Grey Enterprise, he tenido el camino mucho más fácil que cualquiera.

Entramos en la sala de juntas donde todo el mundo nos espera.
Ana se dirige hacia el lado izquierdo de la silla presidencial y yo tomo la derecha. A mi lado está la insufrible de Leila.
Nos hemos librado de Elena y Gia, pero esta petarda sigue aquí.

—Buenos días a todos. Hay varios puntos que debemos aprobar. Uno. La instalación de nuestros equipos de extracción aprobados por A.R.Corp. Dos. La asociación con una nueva empresa mexicana petrolera. Y tres. La aprobación del nuevo director general. —En la sala de hace el silencio.
Nadie ha tocado el tema en estas semanas. Ana se puso al frente de Grey Enterprise y todos estábamos más que de acuerdo con la idea. Al principio me costó un poco, pero después de como la habían tratado estoy más que de acuerdo con que la junta la haya nombrado directora general.
—Comencemos —dice con frialdad mirando sus documentos—. ¿Qué tienes previsto? —pregunta refiriéndose a Ana, pero sin mirarla.

—Acabamos de hacer las pruebas en Abu Dabi de un AIB con un nuevo motor diésel y una nueva varilla de cobre. Ha dado buenísimos resultados. Había pensado en utilizarlas aquí. Las varillas de cobre son más resistentes y son perfectas para los terrenos más rocosos. También hemos hecho unas pruebas con un nuevo componente. Urea. Reduce en un sesenta por ciento los humos del motor y es más biodegradable con el medio ambiente. —Él asiente y la mira por primera vez.

Todas las cosas que nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora