|Capítulo 2|

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Como cada mañana el despertador comenzó a sonar un poco antes de las siete, despertando a Jimin de golpe ante el estridente pitido. Se cubrió la cabeza con la almohada tratando de evadir la alarma, fracasando estrepitosamente a los pocos minutos. Bufó molesto y apagó el reloj alargando el brazo hasta él. Si se quedaba mucho más tiempo en la cama no llegaría a su primera clase y no podía permitirse el lujo de llegar tarde en su segunda semana de curso.

Con resignación hizo a un lado las mantas que cubrían su cuerpo y sacó las piernas fuera del colchón. Sus pies descalzos tocaron el parqué y un escalofrío recorrió su cuerpo ante el repentino cambio de temperatura. Cogiendo el uniforme que el día anterior había dejado preparado sobre la silla del escritorio, corrió hacia el baño para darse una ducha y terminar de despertarse del todo. Su padre sobre esta hora ya habría salido de casa y probablemente estaría a punto de llegar a la oficina, así que tenía vía libre sin que nadie le molestara.

Llevaba haciendo esa rutina desde que era pequeño y su madre lo había acostumbrado a ducharse por las mañanas bajo el pretexto de que 'Si lo haces a primera hora, estarás mucho más atento en clase Jiminnie. Además de guapo y adorable con tu pelo mojado cariño.'

Recordar sus palabras le hacían sonreír con tanta nostalgia como tristeza.

La echaba de menos, más de lo que él mismo podía imaginarse. Extrañaba infinitamente los besos de buenos días en la frente, las conversaciones mientras su madre preparaba el desayuno y todo el trayecto hasta llegar a la escuela en el que se interesaba por su vida escolar. Por eso evitaba pensarlo, para no sentir el dolor que su ausencia le proporcionaba. Ya tenía suficiente.

Suspiró alejando esos pensamientos en cuanto entró al baño y mientras esperó a que el agua estuviera lista, se quitó el pijama -si es que a su camiseta vieja de aquél grupo de música podía considerarse uno- junto con la ropa interior.

En su completa desnudez, se detuvo frente al espejo para analizar si su cuerpo había cambiado en algo. Primero se observó de frente, palpando la zona en la que sus costillas comenzaban a marcarse, luego su mano fue bajando hacia su abdomen. Estaba plano, sin embargo para Jimin todavía parecía abultado. Se fijó en su cadera, demasiado ancha para su gusto, tendría que comenzar a trabajar en ello. Por último, sus manos rodearon su punto más odiado, sus muslos.

Joder, todavía siguen siendo muy gordos. Aunque ahora apenas se rozan entre ellos. No, pero no es suficiente Jimin, tienes que seguir con la dieta.

Su estómago rugió sonoramente en medio de sus pensamientos. Mierda, tengo hambre. De hecho, si pensaba en la última vez que había comido, habían pasado casi veinticuatro horas y no fue precisamente mucho. Ladeándose para ver su perfil izquierdo en el espejo, supo que habría adelgazado en comparación al día anterior y se sintió más tranquilo. Tal vez luego se daba el capricho de comer algo en el instituto junto con Jin como premio.

Jin.

Una punzada lo atravesó al pensar en su amigo. Sus ojos se clavaron esta vez en su antebrazo, repleto de nuevos cortes que se notaba a simple vista que eran recientes. Estaba seguro de que lo iba a matar si lo veía de nuevo con heridas así. No puedo dejar que se dé cuenta, tengo que taparlas bien.

En su intento por ser optimista, entró en la ducha y en apenas veinte minutos estuvo completamente listo. Su uniforme, bastante holgado debido a la pérdida de peso, estaba impecable. Su pelo recién lavado todavía estaba un poco mojado pero se lo peinó de forma que apenas se notaba. Usó corrector para cubrirse las ojeras y decidió aplicarlo también sobre su antebrazo para disimular los cortes, de esta forma nadie se daría cuenta.

Antes de salir por la puerta de casa, tomó la mochila junto con las llaves y pasó por la cocina para beber agua. Porque si algo había aprendido Jimin durante estas últimas semanas, es que si bebía tres vasos enteros de agua por las mañanas, podía aguantar perfectamente hasta el mediodía sin probar bocado engañando a su estómago con la sensación de plenitud.

Roto. » [NamMin] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora