|Capítulo 10|

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Kim SeokJin no tenía ni puta idea de qué hacer, la situación con Jimin le había superado y se sentía abrumado ante los recientes acontecimientos. Era perfectamente consciente de que su amigo no estaba bien desde hacía tiempo, sin embargo no pensaba que sus problemas serían tan graves como para llegar hasta el punto de hacerse daño o atentar contra su vida. 

Tenía que reconocer que estaba perdido y no sabía a quién acudir para poder ayudar o al menos serle un poco útil a Jimin.

Desde que habían conversado en la cafetería y vio las nuevas marcas en sus muñecas, el mundo se le vino abajo. Jimin nunca le había mentido en los dieciocho años que llevaban conociéndose y sin embargo lo acababa de hacer en su cara, rompiendo la confianza que habían forjado en la última década y comenzando a desquebrajar así su amistad. Todavía le costaba creer que aquellos cortes eran verdaderos y sobretodo, que él mismo fuese el autor de tal atrocidad.

No podía entender por qué Jimin se hería de esa forma, hundiendo cualquier objeto lo suficientemente afilado en su propia carne hasta desgarrarla y hacer brotar la sangre sin medida. ¿Qué mierdas trataba de conseguir haciendo eso? ¿Acaso le gustaba sentir dolor, provocárselo, ver sangre recorriendo sus brazos? 

Y es que tampoco podía afirmar que los cortes sólo estaban ahí, no podía saber si habían otras zonas afectadas o en un peor estado. No quería ni pensarlo, la simple imagen de Jimin rajándose otras partes de su cuerpo le hacía querer vomitar. 

Joder. Sabía que la idea no era tan descabellada teniendo en cuenta que su amigo siempre trataba de cubrir su cuerpo con varias capas de ropa, así como maquillaje y otras prendas complementarias que ocultaban su piel. Ni si quiera se cambiaba en el vestuario con los demás compañeros de clase y hacía varios meses que rechazaba sus invitaciones para quedarse a dormir en su casa. ¿Cómo podía haber sido tan ciego de no darse cuenta de que algo no andaba bien?

Eres un amigo horrible Kim SeokJin, ni si quiera le has contestado a los mensajes y sigues evitándolo porque no te atreves ni a mirarle a la cara.

Eran los únicos pensamientos que rondaban su cabeza desde aquella tarde. Tantos años considerándose su mejor amigo y hermano para que después de todo ni si quiera supiera toda la mierda por la que estaba pasando Jimin. Encima sobrellevándolo solo, sin hablarlo ni recibiendo ayuda de nadie. 

Se daba vergüenza ajena al darse cuenta de que en parte le había fallado cuando más lo necesitaba. Admitía que no supo verlo a tiempo y eso para Jin, teniendo en cuenta su nivel de auto-exigencia, era imperdonable. Ahora no sólo tenía que encontrar una forma que evitara que Jimin continuara lastimándose, sino que también tenía que ser capaz de lograr perdonarse a él mismo por no estar a la altura de la situación. 

Uno de los problemas que más aterrorizaba a Jin y al cuál debería hacerle frente, era el hecho de que estaba casi completamente seguro de que el auto-lesionarse no era la única vía de escape a la que acudía Jimin. Es decir que probablemente su amigo se estaba haciendo daño de otras maneras posibles. 

La primera que se le cruzó por la mente fue mediante la comida. Jimin últimamente no comía delante de él en la cafetería del instituto, de igual forma que rechazaba cualquier plan que implicara ir a algún lugar en el que sirvieran aperitivos o dulces. Incluso había rechazado las constantes invitaciones de su madre para quedarse a cenar los viernes bajo el pretexto de tener que cocinar para que su padre tuviera un plato sobre la mesa cuando llegara de la oficina. 

A pesar de que Jin nunca creyó que tras las negativas se escondía algo más grave que sus obligaciones en casa, en ese preciso instante estaba barajando esa posibilidad, estremeciendo hasta el último centímetro de su piel. ¿Acaso podía estar sufriendo también de algún problema alimenticio? Meditó esa opción junto con sus posibles respuestas durante varios minutos, tratando de atar los pocos cabos sueltos que tenía y recordando diferentes momentos a los que no le prestó la suficiente atención pero ahora podían ser clave.

Roto. » [NamMin] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora