Desde que NamJoon había dejado a Jimin con Jin se sentía inquieto. El camino hasta su casa se le hizo bastante corto al estar pensando en las miles de formas posibles en las que podría haber terminado el encuentro entre los dos. Se preguntaba si podrían haber solucionado sus problemas o al menos haber hablado para volver a ser los mismos amigos de antes. No podía negar que estaba preocupado por Jimin, imaginándose al menor solo en su casa y llorando en el peor de los casos. A penas conocía nada sobre su vida, ni si quiera sabía si vivía con sus padres o alguien le estaría esperando cuando regresara por las noches, sintiéndose repentinamente abrumado ante la falta de información.
No sabía con exactitud el por qué, pero quería que Jimin estuviera bien. Parecía tan pequeño e inocente ante sus ojos, que le daban ganas de cuidarlo con todas sus fuerzas para que nadie pudiera hacerle daño otra vez. Si de algo estaba seguro NamJoon era de que haría todo lo que estuviese a su alcance para hacer feliz al pelinegro, incluso si eso implicaba pelearse con Kim SeokJin.
Antes de darse cuenta ya estaba parado frente al portón de su edificio, el cual se encontraba entreabierto y mostraba a varias personas en su interior. Se imaginó que nuevamente se habían metido dentro para emborracharse o drogarse teniendo en cuenta que el clima empezaba a ser frío, lo cierto es que tampoco le importaba en demasía.
Probablemente si la situación hubiese sucedido durante los primeros meses tras su mudanza a ese barrio, se habría muerto de miedo ante la situación de tener a drogadictos en el rellano de su edificio. Pero tras tanto tiempo residiendo en esa zona ya no le sorprendía encontrarse con este tipo de situaciones, viéndolas como algo normal e ignorándolas por completo. No obstante tampoco era imbécil y quería que le robaran sus pertinencias, así que por precaución detuvo la música que sonaba a través de sus auriculares y guardó todo en la mochila antes de ingresar al edificio.
— ¡Oye tú! — Escuchó como se dirigían hacia él en varias ocasiones, haciendo caso omiso a los gritos mientras intentaba avanzar hasta las escaleras sin detenerse — ¡Moreno de mierda deja de ignorarme que sabes que te estoy hablando a ti!
Algo dentro de él le gritaba que simplemente ignora los insultos y continuara, pero Kim NamJoon no era así. — ¿Qué mierda quieres, subnormal?
—¡¿Qué coño has dicho?!
— Lo que has oído gilipollas, ¿acaso necesitas que te lo repita?
Pudo ver como dos de los hombres se levantaban del suelo dispuestos a enfrentarlo, dejando atrás varias jeringuillas con las que se habrían metido heroína o cualquier sustancia barata que hubiera robado. Sin romper el contacto visual con ellos, sacó de su bolsillo delantero las llaves de casa que tenían colgado en el llavero una navaja y la empuñó en su dirección.
— No me apetece mancharla con vuestra asquerosa sangre, así que voy a contar hasta cinco para que mováis vuestro sucio culo y salgáis de aquí. — El tono de voz que utilizó consiguió que varias de las personas que continuaban ajenas a la situación se fijaran en él — Uno.
— ¿Te crees alguien importante, imbécil? — Se burló uno de los que había puesto en pie — Como si nos fueras a dar miedo por tener un cuchillito en la mano.
— Yo de ti tendría más miedo de que explotase el edificio con una fuga de gas en la cocina haciéndoos volar a todos por los aires, desgraciados. — Respondió NamJoon con la mirada clavada sobre ambos. Sus ojos oscuros parecían ausentes, idos. — No me importaría para nada matarme si con eso me llevo por delante a todos vosotros, odio vivir en este sitio de mierda.
Tras la confesión del moreno las personas que estaban sentadas salieron por la puerta sin decir ni una palabra, mientras que los dos hombres que lo habían encarado se vieron acobardados ante su actitud, escupiendo en su dirección y desapareciendo de su vista. NamJoon simplemente cerró la puerta con llave para asegurarse que nadie más volvía a colarse en el edificio y se apresuró a subir las escaleras para llegar a su apartamento. Se sentía agotado física y emocionalmente.
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Roto. » [NamMin] EN EDICIÓN
Ficção AdolescentePark Jimin estaba roto y no era consciente del momento en que comenzó a quebrarse. Su vida se había convertido en el peor de los infiernos con apenas dieciocho años, siendo él mismo su propio y más peligroso enemigo. La única manera de aliviar su...