A excepción de la poca claridad que se colaba por las rendijas de la ventana, todo estaba a oscuras. No podía distinguir dónde se encontraba con exactitud, pero dedujo que se trataba de una habitación al encontrarse tumbado en una cama. De hecho, podría jurar que era el colchón más cómodo que había probado en toda su vida.
Trató de girar su cabeza para ver si reconocía el lugar, pero sus ojos ardían al intentar mantenerlos abiertos durante más de diez segundos, optando por desistir en su intento de analizar el cuarto.
De fondo escuchaba el inconfundible sonido de las gotas de lluvia repiqueteando contra los cristales, entremezclado con algunos relámpagos y truenos. Recordó en ese momento las nubes negras que cubrían el cielo que observó desde la azotea, llegando a la conclusión de que fuera la tormenta debía ser intensa.
El sonido de la puerta abriéndose le animó a volver a intentar abrir los ojos y ver de quién se trataba.
— ¿YoonGi estás despierto? — Tardó varios segundos en darse cuenta de que la persona que lo miraba con preocupación desde la puerta, era JungKook. — Diablos, dormiste durante dos o tres horas como mínimo.
—¿D-dónde..? —YoonGi trató de formular una pregunta inútilmente, ya que además de tener la boca seca, un fuerte dolor de cabeza le obligó a agarrarse con fuerza la frente tratando de calmar los pinchazos que sentía — Joder.
— No hables o será peor.
El menor se acercó hacia la cama donde se encontraba tendido YoonGi, sentándose en la esquina y ayudando a que se incorporara con cuidado de no hacer movimientos bruscos. Cuando se aseguró de que el mayor estaba en una postura adecuada, le ofreció un vaso de agua junto con una aspirina, que habían sido colocados previamente sobre la mesita de noche.
— Tómate esto, te sentirás mejor.
Se tragó la pastilla sin rechistar y optó por mantener los ojos cerrados, intentando acostumbrarse a la nueva postura sin marearse. — ¿Qué ha pasado, JungKook?
— Que eres un imbécil irresponsable hyung, eso ha pasado.
— Hablo en serio, mocoso.
— Yo también.
JungKook encendió la luz de una pequeña lámpara situada en el lado izquierdo de la cama, poniendo al mínimo la intensidad e iluminando levemente la habitación, creando un ambiente más cálido. — Probablemente ahora te moleste la luz, pero es mejor que te vayas acostumbrando poco a poco.
Cuando al rato abrió los ojos, YoonGi pudo observar lo inmensa que era la habitación. Tenía un armario que probablemente era el doble de grande que el salón de su casa, varias estanterías llenas de libros y un escritorio bajo la ventana con varios cuadernos esparcidos sobre él. Entre la cómoda y un sillón aterciopelado que probablemente nunca utilizaba, había una puerta que intuyó que correspondía a un baño privado.
Se fijó entonces en la cama sobre la cuál estaba tumbado, que más que ser de matrimonio, era de un tamaño especial mucho más amplio como las de las suites de los hoteles que salían en las películas o series de televisión.
— ¿Me has traído a un hotel? — Cuestionó sin darle muchas más vueltas, haciendo estallar en carcajadas al moreno.
— ¿Qué dices YoonGi, cómo quieres que te traiga a un hotel?— Los ojos del mayor se posaron sobre la figura de JungKook, fijándose en su atuendo. Vestía unos pantalones largos holgados y una sudadera del mismo color, que a juzgar por su textura parecía bastante cómoda. Su pelo estaba húmedo y tenía una toalla al rededor del cuello que evitaba que las gotas de agua de su flequillo mojaran su ropa, como si acabase de salir de la ducha. — Esta es mi habitación.
ESTÁS LEYENDO
Roto. » [NamMin] EN EDICIÓN
Teen FictionPark Jimin estaba roto y no era consciente del momento en que comenzó a quebrarse. Su vida se había convertido en el peor de los infiernos con apenas dieciocho años, siendo él mismo su propio y más peligroso enemigo. La única manera de aliviar su...