Misión Zoruimposible

452 35 7
                                    

Oculto bajo el velo de la noche, atravesando con cuidado la hierba alta tratando de hacer el menor ruido posible, escondiéndome tras cada roca, dentro de cada arbusto o árbol hueco y con mi invisibilidad por si acaso, me alejo cada vez más de mi querido hogar para adentrarme al mundo de los humanos, lo que ellos llaman "ciudades" aunque estaba más cerca de ser una villa pokémon que una gran metrópolis urbana, sea lo que sea eso, no tenía muchas grandes construcciones humanas sino unas pocas por lo que alcanzaba a ver desde lejos, pero no me importaba porque lo que buscaba era todo lo contrario a una de esas torres grises enormes, se trataba de un campo o una "granja" como le dice mi hermana, tarde poco en llegar y aunque no sabía cómo era la reconocí al instante por los montones de Combees durmiendo afuera.

—Muy bien, es hora de entrar, salir, no ser visto, tomar toda la miel que pueda, volver a casa antes de que se den cuenta que me fui y comer lo más que pueda para poder dormir... aunque no sé si en ese orden – pienso detenidamente mientras me acerco sigiloso a mi objetivo.

Al estar a punto de llegar a una de las colmenas llenas de deliciosa miel escucho un grupo de Hoothoots cantando una extraña canción.

—Hothot hooooot, hothot hooooot, hot, hot, hot hoot hooot hoooot ¡Hothot hooooot, hothot hooooot! hot, hot, hot hoot... —y así seguía y seguía, era algo confusa, pero tenía buen ritmo.

Ignorando el por qué lo hacían, sin mencionar que no me importaba en lo más mínimo, me doy cuenta de que había una especie de árboles muy raros alrededor del campo humano, eran como un montón de líneas verticales con unas rayas horizontales que llegaban hasta el suelo atravesándolas, estaban muy cerca unas de otras, lo suficiente como para que ni un pokémon tan pequeño como yo pudiera pasar.

—Oh genial ¿por qué mi hermana no me hablo sobre esto?

Ahora debía pensar como atravesarlas sin hacer ruido, esos árboles parecían delgados, pero probé darle una patada y comprobé que eran muy fuertes.

—Auauauauau – me queje de la forma más digna de un Zorua macho posible – mis pobres deditos *snif* —... llore un par de lágrimas masculinas, o más bien solo una, si, una...

De acuerdo, pasar entre ellos dolería mucho, romperlos con una bola sombra despertaría al dueño o peor aún, a los Growlithes... esos perros guardianes que todos los granjeros usan, o eso dicen mis padres por lo menos, estaba demasiado alto para saltarlo, a menos que... ¡Claro!

Una niebla me rodea mientras uso todas mis habilidades para concentrarme al máximo tratando de transformarme en un poderoso Staraptor para volar sobre esa cerca, o aún mejor, volar directo hasta donde están todos esos Combees, el manto a mi alrededor empieza a desaparecer revelando mi grandiosa transformación.

—Hora de volar – digo confiado mientras extiendo mis enormes alas grisáceas.

La transformación fue todo un éxito, podía verme el delgado pico con un punto roja en la punta, el genial flequillo característico de esa especie e incluso la gran cola con plumas completamente rectas como flechas que me ayudarían a moverme en el aire, pero para eso debía estar en el aire, agité lo más fuerte y rápido que pude el montón de plumas que ahora tenía como brazos mientras recogía mis fuertes patas flacuchas color amarillo para despegar, pero en lugar de volverme un proyectil que se alejaba cada vez más del suelo termine levantándome apenas un par de centímetros de esté poco antes de estrellarme.

—Rayos, este polvo sabe muy mal – dije escupiendo toda la tierra que tragué al estrellarme, no tenía idea de que las plumas levantaban tanto polvo, tendré que bañarme de nuevo antes de llegar a casa.

Zoruamor e IlusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora