Capítulo 7

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Narrado por Mangel


-¡¡Y por poco le arrancan la camiseta!! ¡¡Me estaba descojonando!!...- Lo único que se escuchó luego de esa oración incoherente, fueron las carcajadas de todos los presentes en la mesa. A pesar de que la música se encontraba a tope, podía sentir perfectamentecomo mis tímpanos explotaban por el escándalo de mis amigos.

Unos tiraban palmadas al aire intentando recuperar compostura debido a las carcajadas incontrolables, y no faltó la locura por parte de Mario de tirarse al piso con el riesgo de ser pisado por millones de pies. Por mi parte, estaba demasiado mareado como para intentar reírme sin caerme de mi asiento.

<<Mierda, estábamos demasiado ebrios>>

-Pero él ama a sus fans... ¡UN APLAUSO POR EL GRAN RUBIUS, SEÑOR DE LAS CAMISETAS ROTAS!- Todos comenzaron a aplaudir con tanta euforia que no pude evitar unirme. Volteé a ver al susodicho, y lo único que hacía era mandar a la mierda a cada uno de nuestros amigos.

Esto no tenía sentido alguno, ni la situación ni la conversación, y me gustaría excusar nuestra intensa borrachera... pero no podía. Apenas tenía uso de razón.

Luego de haber arreglado las cosas con Rubius por la tarde, el evento comenzó a tener algo de ánimo. Habíamos convivido con las fans individualmente durante los Meet's, pero como hubo demasiada demanda hacia nosotros, terminamos participando en el programa final del evento, donde tuvimos que subir al main stage para hacer lo que mejor sabemos hacer... Gilipolleces.

Durante el tiempo del programa ocurrió un incidente con Rubius y una fan demasiado entusiasta, y las pruebas se encontraban en su camiseta desgarrada y su torso medio desnudo.

Desde entonces no dejaban de fastidiarlo. El evento había pasado a segundo término, y el día se bautizó como; El día de "Rubius, el señor de las camisetas rotas". Era tan malditamente incoherente y estúpido, cosa que empeoró con el alcohol en exceso y la música estruendosa de la disco a la que habíamos acudido una vez el evento se había dado por finalizado.

No tenía idea que tan mal saldría todo esto, pero entre mi mente aturdida y los vasos de vodka infinitos, sinceramente me importaba una mierda.

Sólo quería pasarla bien.

Me levanté de mi asiento ayudándome de la mesa, con toda la precaución de no caer. Necesitaba vaciar mi vejiga que desde hace rato comenzó a molestarme, pero estaba tan sumido en la idiota conversación de mis idiotas amigos, que preferí aguantar.

Observé mi alrededor, y fue la peor decisión de mi vida. Me mareé tanto que creí sería mi fin. El suelo se movió bajo mi cuerpo, y de no ser por una mano sosteniéndome con fuerza del brazo, estoy seguro de que estaría chupando suelo en ese segundo.

Miré confundido a mi salvador anónimo, que no era nada más y nada menos que el "Señor de las camisetas rotas". Comencé a descojonarme solo.

-Mierda Mangel ¿cómo es que estás tan ebrio?- Preguntó viéndome confundido. Me aferré a su agarré porque el suelo no dejaba de vibrar debajo mío.

<<¿Será por la música? o quizás una manada de elefantes estaban pasando por aquí... pobres, deben estar buscando África>>

Luego recordé el motivo de abandono de mi asiento seguro/cómodo de la mesa, y me solté bruscamente de mi mejor amigo.

¡Ahí te voy suelo!

-¡Mangel, estate quieto si no quieres partirte la boca con el suelo!- Volvió a jalar de mí, esta vez sosteniéndome de la cintura, evitando que me fuera contra el suelo de nuevo.

Ángel de papel - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora