Capítulo 2

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Narrado por Mangel

Ahora mihmo me sentía una persona demasiaóh contradictoria. Adoraba Madríh pohque era una ciudah que nunca ehtaba quieta, la gente va y viene poh lo que definitivamente no habíah manera de aburrirseh... pero ahora mihmo me ehtaba tocando la moral la cantidad de gente que había abarrotada en el aeropuehto, ehtaba a punto de quitarle la cabeza a cada uno de lóh presentéh que chocaban conmigo al querer acceder a la mihma puerta de embarque a la que me dirigía.

-Me cago en tóh... - Ehtaba tan desehperado, hace 15 minutoh me había enviado un texto diciendo que ehtaba donde se suponía debía ehperarme... donde ahora mihmo me encontraba soportando lóh mil empujoneh de lah personah.

-¡Oh! Disculpe señor... - Ehte fuerte empujón de parte de algún gilipollah sin cuidaóh había acabado con mi minúhcula paciencia exihtente. Ehtaba demasiado cabreaóh, había corrido póh todo el aeropuehto para no hacerle ehperar y no había ni rastros del múh cabrón.

Me gire de golpe hacía la persona que acababa de darme el empujón de mi vida con la única intención de armar y declararle la guerra, pero vaya sorpresa me lleve.

-¿Por qué esa cara? – Y se dehcojonaba. Cada que soltaba una carcajada su rohtro se contraía de una manera tan peculiar y el cabello completamente deshecho se movía libre por falta de su típica gorra. Era él.

-Deberías de ver tu cara macho, deja que saque el móvil para hacerte una foto- Hace un momento ehtaba tan enfadaóh póh el empujón, que no reconocí las risitas de su parte, hasta puedo decir que si no hubiese examinado bien su rostro definitivamente le hubiese daóh la leche de su vida.

-¿Qué cojonéh Rubiúh, dónde mierda te habíah metido?- Mi tono de voz salió máh seco y agresivo de lo que hubiese ehperado, pero seguía tan cabreaóh, la bromita me había caído pesaóh.

-¿Ya viste este lugar? Sí me hubiese quedado esperándote aquí o una de dos: me violaban o me moría de aburrimiento- Apenah podía pronunciar bien sus palabras pohque seguía partiéndose de risa. –Además es tu culpa, eres un maldito impuntual, de ser así mejor me hubiese ido a casa yo sólo- Sabía que sólo quería picarme máh los nervios, y lo peor de tóh es que lo ehtaba consiguiendo.

-Hace apenah 15 minutoh que bajahté del avión gilipolláh- Póh el bullicio del lugar no me había fijado, o máh bien, no había escuchaóh que ehtaba reclamando a base de gritos. No sé qué cara tendría ahora mihmo pero una pareja se detuvo a observarme, susurraron algo mientrah me dedicaban un no múh cariñoso gehto para luego seguir su camino. Debía calmarme.

-Vale vale Mangelcito, calma que te estás poniendo verde, fue sólo una pequeña broma de reencuentro- Y me dio palmaditas en el hombro. Él había recuperaóh la compostura y me sonreía de una manera tan cálida que recordé el póhqué ehtaba en el aeropuerto siendo las 7:20 de la mañana; Mi mejóh amigo había vuelto. Inhale profundamente para luego soltar tóh en un suspiro sonoro acompañaóh de una sonrisa sincera. Este tío no tenía remedio alguno.

-Para la otra no me contendréh y te mataréh gilipollas- Reímos al mihmo tiempo. Así es como debió haber comenzado tóh.

Caí en la cuenta que dehpués de un largo mes, su ausencia sólo me había servido de algo; Para darme cuenta de lo mucho que necesitaba de su compañía diariamente. Ehtaba tan acohtumbrado a él y sus estupidecéh que en ehte mes de visitas a mi pueblo, lo único que había ehperado con ansiáh era volver a verlo.

-¿Y qué esperas, tan poco me extrañaste que lo único que haces al verme es querer partirme la cara? Vaya amigo, me daré la vuelta y me vuelvo a Noruega, la vida ya no tiene sentido alguno- Me dehcojone por su tontería. Quise acortar la distancia que había entre nosotros pero algo me lo impidió. Baje la mirada percatándome de la enorme maleta que traía, yo recuerdo haberle visto partir con una de la mitad del tamaño de esa monstruosidáh, no me sorprendería que en la maleta se hubiese traído medio Noruega.

-No te preocupes, tiene rueditas. Natalie se emociono cuando yo estaba haciendo la maleta- Me reí al imaginar las miradas de las personas al verlo con una maleta tan grande, aunque la maleta era proporcional a su ehtatura la cual parecía que siempre se le sumaban máh centímetros.

Patee la maleta a un lado para quitarla de mi camino, y no lo pensé ni un segundo máh, le di un fuerte abrazo a quien tenía enfrente de mí, a quién ehtuve sin ver un largo mes, y demostré lo mucho que le había extrañado apretándolo tan fuerte entre mis brazos que quizás lo partía en dos.

-M-Mangel tío, me matas- Como pudo correspondió a mi abrazo. No podía verle el rostro pero sí que podía sentir su sonrisa, era igual de ehtúpida y grande como la mía.

-Esah es la idea- Reí mientrah disminuía la fuerza del abrazo, le escuche respirar con menor dificultad y reír junto conmigo, quizás si le estaba apretando demasiaóh. Terminé póh separarme póh completo para poder observarle. Tenía las mejillas y parte de la frente de un color carmesí, era típico verle así dehpués de volver de Noruega ya que el frío le quemaba la piel. Su cabello ehtaba muchísimo máh largo y póh lo tanto el color cambiaba a ser castaño múh claro, casi dándole al rubio. Tenía la mirada bahtante máh descansada y su tono de piel se tornaba pálida, pero pálida agradable a la vista. A Rubiúh le caí bahtante bien ir a Noruega, siempre volvía revitalizaóh y contento.

-Será mejor que nos vayamos- Su voz me saco de mis pensamientos. Asentí y di varios pasos hacia atráh, seguía demasiado cerca como para que tomase su maleta. Se acomodo la sudadera y se dio a la difícil tarea de arrastrar a la gigantesca maleta. Le ofrecí mi ayuda pero se negó de inmediato, de alguna manera me alivio de sobremanera, puede que Rubiúh tenga brazos de pajitas pero lo que no tiene de fuerza lo tiene de alto.

-Póh cierto...- Comenzamos a caminar con lentitud y paciencia póh el pasillo que nos llevaría a la salida del aeropuehto, póh una parte póh la maleta de Rubiúh y póh otra parte póh las personas con las que chocábamos cada dos por tres. -Creciste otros 10 centímetros tío, deberíah considerar ir al médico- Me reí de mi propio chiste, creí no había logrado entenderme póh el ruido del lugar pero sonrío divertido. Cuando póh fin salimos del lugar nos dirigimos al sitio de taxis para poder tomar uno y nos llevase a casa. Ehtar afuera, alejaós de todo el lío del aeropuehto fue cómo entrar al paraíso.

-Espero que tengamos que tomar sólo un taxi, no quiero pagar otro únicamente para la puta maleta- Dijo de repente mi amigo provocándome un casi ahogamiento de las carcajadas que me salieron sin previo aviso. El tema de la maleta sería el chiste de la semana.

Mientras contactábamos con el chofer del taxi y él se encargaba de luchar para poder poner la maleta de Rubiúh en el maletero, me dedique a recapitular ehte último mes. Me la había pasaóh increíble con mi familia en Algarinejo, me había hecho bien respirar el aire puro de mi pueblo, pero de ninguna manera volvería a probar ehtar sin mi mejor amigo durante tanto tiempo. Cuando ehtás tan acostumbraóh a una persona, dehde que tienes uso de razón, ehtar un mes sin esa persona es casi insufrible. Ni una mierda vuelvo a hacer ehtos experimentos.

Cuando por fin ehtuvimos dentro del taxi suhpire agotado, era muy temprano por la mañana y lo único que pensaba era en llegar a casa y dormir hasta medio día.

-Estoy muerto tío, cuando llegue a casa me tirare en el suelo si es necesario y dormiré todo el día- Dejo caer la cabeza sobre el asiento con pesadez cerrando los ojos al momento. Yo le imite y reí bajo, cuanto me llenaba poder ehtar así de nuevo con él.

-Me alegra tantoh que ehtemos de vuelta- Dije con mi sonrisa de oreja a oreja mientras le observaba, Rubiúh volvió a abrir los ojos mirándome con seriedad durante un segundo, lo siguiente fue un asentimiento de cabeza y sonreír cálidamente.

-Opino lo mismo, ya se te echaba mucho de menos- volvió a dejar caer su cabeza sobre el asiento del taxi sin dejar de sonreír. Sentí un leve ardor en las mejillas luego de sus palabras, tratéh de dihimularlo girando hacia la ventana para poder ver Madríh. Esa mañana tenía un toque muchísimo máh bonito, máh vivo y colorido, o al menoh así le veía yo.





Ángel de papel - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora