Capítulo 13

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Narrado por Mangel



—¿Quieres por favor explicarte un poco más? —Dijo observándome completamente confuso y en estado de alerta. —¿Porque parece que esto te agobia tanto? —Preguntó luego de unos segundos en completo silencio, mientras se incorporaba y tomaba asiento a un lado mío.

—¿No debería preocuparme entonces? —Giré a verlo con un notorio ceño fruncido de molestia.

—No no, no me malentiendas —Rasco levemente su cuello. —Es solo que... sabes que aunque Jennifer intente algo, no pasará nada entre ella y yo ¿no? —Sonrío de lado acercando una de sus manos a mi hombro izquierdo, dándome sutiles caricias sobre este.

El peso sobre mis hombros desapareció por una milésima de segundo, sin embargo, mis músculos seguían completamente tensos.

<<Diablos ¿Por qué te gusta cagarla tanto Mangel?>>

—Aquí lo curioso es que tú lo sabes perfectamente Mangel, y aun así estas tan agobiado por ello. Dime que es lo que pasa, porque no entiendo tu actitud —Sentencio quitando su tacto sobre mí, acomodándose sobre el respaldo del sofá con los brazos cruzados.

Tenía dos opciones: Decirle y soportar su cabreo, o decirle y salir huyendo para evitar otra nariz rota.

<<Dramático, nunca te rompió nariz>>

Bueno, pues ahora quizás sí tendrá razones suficientes.

Tragué saliva pesado y giré el cuerpo para poder tenerlo de frente a mí. Comencé a frotar mis manos sobre mis muslos debido a mi nerviosismo, y por lo que observé esa acción le provocó desesperación. Antes de que pudiera pronunciar una palabra, Rubius me interrumpió totalmente irritado.

—¡Solo dilo!

—¡Le dije que si!

—¿Que si qué? —Preguntó exaltado.

—Que si la ayudaría contigo... que ella si tenía oportunidad contigo... —Enmudecí al segundo de percatarme del cambio de semblante de Rubius. Por un segundo creí que se caería de bruces. Tenía el ceño fruncido esperando a que continuará, pero yo ya no tenía nada más que decir.

De la nada se incorporó del sofá y caminó con toda la intención de salir de la pequeña habitación y dejarme solo. Claro que fui lo más rápido posible interponiéndome entre la puerta y él.

—Quítate —Gruñó evitando cruzar la mirada con la mía.

—No, espera...

—Quítate

—Rubius...

—¡¡Que te quites coño!! —Bramó chocando su penetrante y cabreada mirada con la mía, tan arrepentida y dolida.

Deje caer todo mi peso sobre mi espalda esperando que sus repentinos empujones evitaran que abriese la puerta y saliera hecho una furia. Si, esperaba que Rubius se molestase por mi cagada, pero no a este nivel preocupante.

Hecho un manojo de nervios, coloqué ambas manos sobre sus hombros intentando amortiguar los nerviosos movimientos bruscos de su parte.

—Rubius... espera deja que te expliqué...

—No tío, vete a la mierda... sabía que lo harías ¡lo sabía coño! —Acusó dolido.

—Pero... a que te refieres —Pregunté evitando a toda costa que quitará mi agarré de sobre sí.

—A todo esto Mangel...

—Rubius...

—¡¡Te dije que yo no estaba jugando Mangel!! Y te importa una mierda... —Chilló lastimero, agachando la mirada dejando caer sus brazos en peso muerto a los costados de su cuerpo. Yo mantenía la mirada directamente a su semblante, y era tan doloroso.

Ángel de papel - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora