Capítulo 15

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Narrado por Mangel

—Que quedé muy claro que yo iba a quedarme en casa...

—Ajá

—Y que tú me has obligado a ir

—Si Rubius, si —Dije sintiendo la tensión en sus palabras. Mi mejor amigo resopló acomodando su chaqueta mientras bajábamos los últimos escalones del edificio.

Durante esta tarde mientras devorábamos una pizza juntos, habíamos discutido sutilmente sobre el tema de Jennifer.

Muy sutil...

Hace unas horas atrás

—¿No puedes simplemente decirle que no te interesa? —Opiné engullendo una rebana de pizza.

—¿Por qué debería yo de darle el mal trago? No tengo nada que ver con esto —Contestó receloso. Puse los ojos en blanco mientras bebía de mi coca-cola.

—¿Si eres consciente de que en algún punto Jennifer se te iba a declarar, y tú mi querido "amigo", tendrías que haberla rechazado? —Dije burlesco. Aunque la burla duro muy poco ya que mi mejor amigo se removió incomodo sobre su asiento, evitando hacer contacto directo conmigo.

En ese momento perdí el apetito.

—Por qué si lo harías ¿no? —Repetí la pregunta dejando caer mi pesada mirada sobre Rubius, quien no se inmutaba. Parecía haber perdido la capacidad de poder respirar.

Suspiré cansado. Cansado de mis nervios y de las contradicciones constantes de él. Necesitaba volver a tomar una siesta para no mandar todo a tomar por culo.

—Espera ¿A dónde coño vas? —Antes de siquiera ponerme de pie, Rubius sostuvo fuertemente mi mano sobre la mesa, y en conjunto con sus ojos de cachorro a medio morir, detuvo por completo mis intenciones de encerrarme en mi pieza.

Retuve su mirada por unos segundos más hasta que tuve que apartarlos. No quería caer de nuevo en su jueguito de "soy demasiado lindo como para que me hagas sentir mal con verdades". Rubius sabía cómo retorcerme entre sus manos, y lo detestaba por ello.

<<Obviamente nunca en el mal sentido>>

—No comiences Mangel, aún no terminas de comer tu pizza —Dijo suavemente. Apretó su agarre mientras acariciaba con suavidad el dorso de mi mano, y aunque pareciera increíble, su tacto calmó con creces mis nervios crispados.

Aparté con cuidado su mano de sobre la mía, sonriendo de lado al notar su arrepentimiento tomar control sobre él ya que sus manos buscaban con ansias a las mías.

—Espera espera... de verdad Mangel, espera...

—Cálmate Rubius, no me voy a ninguna parte —Dije mientras juntaba sus manos temblorosas entre las mías.

Cuando mis arrebatos tenían como resultado sacar la parte más insegura de mi mejor amigo... me sentía la peor persona en la faz de la tierra. Claro está que mis inseguridades eran las causantes de sus inseguridades. Y eso era una putada.

Esto me hacía recordar una y otra vez lo jodido de nuestra situación, y de lo poco preparados que seguimos respecto a lo nuestro. Existía mucho entre nosotros, pero estaba en duda si éramos lo suficientemente maduros para sobrellevarlo.

¿Nos tenía fe?...

—Ya sé en qué fue lo que pensaste... pero no es eso Mangel. Yo solo... —Carraspeó haciendo que mi atención volviera hacia él y no es mis enrollados pensamientos. —Sabes lo difícil que es para mí decir un "no"... ahora solo imagínate que tengo que rechazar los sentimientos de una chica —Dijo tirando de su cuerpo hacia el respaldo de la silla. Sus manos ahora libres fueron directas hacia su pelo enmarañado jalando levemente en un claro signo de frustración.

Ángel de papel - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora