Narrado por Rubius
Me sentía más agobiado de lo que alguna vez deseé sentirme. Podía leer los pensamientos de las personas que me rodeaban, deseando poder partirme en dos para poder realizar todo lo que necesitaban, pero no podían. Era imposible.
Por una parte, el organizador riñéndome por varios minutos, culpándome por el desastre que había ocasionado al haber llegado tan tarde. Mientras que los asistentes trataban de ajustarme a su nueva e improvisada agenda ya que el evento tenía que continuar.
Después de haber dado un sinfín de vueltas, me encontraba dentro de una sala pequeña, solo y con la mano completamente entumecida.
Dentro solo había una silla y una mesa alta, sobre esta última se encontraba una pila de panfletos del evento, con mi cara en grande y enmarcada poniéndome como la "estrella principal". Seguía siendo raro verme de esa forma.
La primera tarea que me dieron cuando ingresé a la pequeña sala fue firmar toda esa pila de panfletos, más otras 4 pilas que se hallaban en otra mesa.
<<Joderrr... >>
Llevaba alrededor de media hora firmando los panfletos sin parar ni por un segundo. Mis dedos gritaban de dolor, y mi mano simplemente ya no reaccionaba.
Me quedé inmóvil viendo hacia la puerta queriendo escapar y dejar todo esto. Pero no podía, yo mismo no podía permitirme dejar tirado el evento, no cuando ya había causado tantos problemas en la organización y con mis amigos.
<<Mangel...>>
Odiaba pelear con él. Debería estar aquí conmigo haciéndome compañía, sufriendo junto a mi mientras firmábamos estos panfletos de mierda. ¿Para qué coño querían tantos? ¿Acaso yo tenía pinta de ser una jodida impresora?
<<¡¿Dónde coño estaba Mangel?!>>
Bufé agitando mi cabello debido a mi repentina irritación. Observé mi mano adolorida pensando que ser ambidiestro sería de mucha ayuda en este momento.
<<Excelente pensamiento, muy preciso... >>
Mi actitud no me ayudaba a sobrellevar esta situación. Todo lo contrario. Me estaba ahogando de frustración y aburrimiento. A parte de que moría de hambre y en esa pequeña sola no había ni una mosca andante. Me comería a la mosca si pudiera saciar mi hambre con ella.
Mientras divagaba y trataba de volver a movilizar mi mano dañada, alguien tocó la puerta, entrando sin quiera haber obtenido un permiso de por medio. El rostro me era desconocido, así que deduje se trataba de algún miembro del staff.
—Hola ¿cómo vas?— ¡Bingo! Soy todo un detective o adivinador del futuro.
—Me faltan cuatro tantos. Lo siento, pero no puedo hacer más, la mano me hormiguea demasiado— Dije moviendo mi mano como si se tratará de spaghetti cocido. El chico río bajo y entró completamente a la sala. Mínimo este chico no tenía cara de cabreado.
Me levanté de mi asiento yendo por otra pila de panfletos que se encontraban sobre la pequeña mesa detrás de mi "lugar provisional de trabajo". Noté que el chico traía arrastrado un pequeño contenedor, el cual dejó sobre una de las sillas que se encontraban en la sala.
Me acerqué con un poco de desconfianza, no queriendo preguntar de que se trataba. Él leyó mis pensamientos.
—Te traje algunos refrigerios. Lamento no haberlos traído antes, con tantas cosas en la cabeza se nos olvidó dejártelo desde un principio— Dijo esto último con vergüenza plasmada en su rostro.
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Ángel de papel - Rubelangel
Fiksi PenggemarRubén y Miguel Angel han sido mejores amigos desde los 6 años. Han compartido los momentos más felices de su vida... como también los más frustrantes y dolorosos. Cuando Rubén comienza a percibir un pequeño cambio en su forma de mirar a su mejor ami...