Capítulo 16

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Narrado por Rubius

Pasada la 1:00 de la madrugada era un desperdicio de tiempo intentar entablar una conversación coherente con cualquier individuo presente en la casa de Eddie. La cantidad de ebrios bailando y brincando por todas partes era casi ridículo. Jennifer se había encargado de comprar tanto alcohol aquella noche en el centro comercial, y aquí se veía el resultado de ello. Y hablando de la susodicha, estaba asustado de sobremanera por su actuar.

Se encontraba a más de 5 metros de distancia, y a pesar de tener muchas personas entre nosotros, ella dedicaba su sinfín de bailes única y exclusivamente a mí. Me daba pena el chico que la acompañaba, es como si realmente no estuviese presente ahí, y sus miradas seductoras iban hacia mi persona mientras restregaba su cuerpo contra él.

Era terriblemente penoso.

Nunca me hubiese imaginado que el alcohol la volviese en este tipo de chica. Estaba acostumbrado a la tierna y dulce Jennifer, así que huía completamente de esta versión suya fuera de sí.

El alcohol era una pesadilla; Saca las peores versiones de nosotros mismos, para luego volver a guardarlas al siguiente día y borrar de nuestra memoria su existencia.

<<O quizás no saca tu peor versión, si no que sale a la luz la verdadera versión de ti mismo... ¿no?>>

Sacudí mi cabello dejando en el olvido a Jennifer. De esta forma era mejor, más fácil y me sentía menos hijo de puta al recordar que tendría que ignorar a la chica y sus sentimientos. Había prometido dejar a un lado las necesidades ajenas y preocuparme por mi propio bienestar. Es por ello que durante toda la noche no había probado bebida alguna, al menos no una que viniera de las manos de mis amigos. Bastante problema me traía hacerlo.

El alcohol no era para mí, no nos llevábamos y probablemente era mi mejor decisión dejárselo para quienes no tenían tantas preocupaciones y dilemas encima.

Como mi querido Mangel...

Suspiré largo y tendido masajeando mis sienes.

Estaba aquí única y exclusivamente por él. Porque haberme quedo en casa tenía el mismo resultado que el haber venido aquí. Porque haga lo que haga, nada arregla las cosas y solo las empeora. Solo se vuelve más confuso, y actuar impulsivamente no lo cambia ni porque lo medite por mucho rato. Y estando en esta fiesta mínimamente logro que Mangel distraiga su aturdida mente y se olvide un poco de mí.

Las cosas no estaban funcionando para mí y para Mangel. Éramos una maldita bomba de tiempo, y estaba cansando de estar reteniendo lo inevitable. Y no, no es ser negativo o darme por vencido, es solo que...

—Parece que estuvieses conversando seriamente con la botella de ron que esta frente a ti —La voz ajena hizo que diera un respingo sobre mi asiento, girando con la adrenalina bajando por mi garganta. —¿Por qué estás solo, tan concentrado... y sobrio? —Dijo divertido.

—¿Qué coño haces tú aquí? Creí estabas en Francia.

—Si bueno, regrese antes de tiempo. También me da gusto verte eh —Dijo con tono sarcástico mientras se acercaba a mí y me daba un fuerte abrazo.

Frente a mí se encontraba mi segundo mejor amigo de toda la vida... Aunque teniendo en cuenta la situación que atravieso con Mangel, probablemente haya ascendido a primer mejor amigo.

Mangel ya no era solo mi mejor amigo.

Me revolví entre el apretado abrazo al sentir una sensación de ahogado que me atravesó los huesos. Fue tan raro que me separe de sobresalto jugando al gilipollas con mi amigo para pasar desapercibido mis nervios. ¿Qué coño?

Ángel de papel - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora