De Fiestas y Navegantes

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TENOCHTITLAN

IXTETLI

Esa noche había cientos de guerreros festejando en el palacio del emperador Moctezuma, Los vinos dulces y las frutas, el chocolate y la comida era en abundancia. El emperador hablaba con los príncipes y altos generales del ejército. 

Mientras las concubinas y esposas del emperador yacían recostadas al lado del Icpalli el trono sin patas de Moctezuma. El hombre vestía una capa hecha con plumaje de pavorreal miles de plumas entrelazadas y en su cabeza su gran y majestuoso penacho hecho con colas de quetzal.

Ixtetli no podía mirarle a ninguno de ellos, lo único que podía ver era los pisos de piedra del palacio y las sombras de aquellos grandes hombres y mujeres que caminaban. Los músicos tocaban sus flautas y tambores mientras que la chica simplemente caminaba en cuclillas sosteniendo un gran tazón de fruta sobre su cabeza para que los nobles pudieran tomar cada uno de ellos diversas frutas. 

"Itzel había pensado que así íbamos a conocer algún señor, algún noble que nos liberase de una vida de servidumbre, pero no, Después de todo ¿Qué clase de hombre se puede enamorar de una mujer solo por su espalda, y que clase de mujer se puede enamorar de la sombra de un noble proyectado sobre el piso?"

Entonces un par de pies en unas sandalias muy bien cuidadas aparecieron frente a ella. los pies eran de un hombre.

--Reconocería esa marca de luna creciente donde fuese Ixtetli.—dijo aquel hombre. Ixtetli tenía miedo de levantar los ojos y ver quien estaba ahí. –Ixtetli de todos los súbditos de Moctezuma tu eres la única que no debe mirar al suelo durante mi presencia. –dijo el hombre nuevamente.

Ixtetli subió la mirada, ahí estaba él. Cuahutemoc, príncipe de Texcoco sobrino de Moctezuma. Ixtetli sonrió. Y se levantó del suelo.

Desde que eran niños Cuahutemoc había jugado con Ixtetli, había sido su mejor amiga dentro de los muros del palacio del emperador. Ixtetli vio entonces sobre el torso esculpido del joven príncipe la piel de jaguar.

--¡Cuauhtémoc acaso!...

--Si así es. —dijo Cuauhtémoc. —El emperador me ha nombrado caballero Jaguar. Por mi participación en la última guerra florida.

--Ja, ¿Y supongo que nuestro plan funcionó? —preguntó la chica.

--Ni lo vieron venir. —dijo Cuauhtémoc...La formación de pinzas de cangrejo fue todo un éxito mientras los tlaxcaltecas atacaban nuestro frente un segundo contingente los atacó por la espalda. El dios de la guerra Huitzilopochtli estará contento con toda la cantidad de sacrificios que le hemos traído y todo gracias a ti Ixtetli.

--No me lo agradezcas. —dijo Ixtetli.—Es lo mejor que podía hacer antes de barrer el polvo contigo en el tiro con arco.—dijo la chica.

--Es que no hace sentido. —respondió Cuauhtémoc. –¿Cómo es que tú que nunca has ido a la guerra puedes usar mejor el arco que yo?

--Porque los dioses me favorecen a mí. —dijo Ixtetli.

--Lo sé. —dijo Cuauhtémoc. —Hoy estoy de buenas Ixtetli, cualquier favor que me pidas, te lo concederé ¿dime que quieres?

--Bueno yo quisiera...--trató de decir Ixtetli, pero entonces sintió un tirón de su cabello y que era arrojada al suelo. Alguien la sujetó con fuerza del cabello.

AGNOSIA de 2 MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora