Capitulo 11| La Batalla de Cholula

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TENOCHTITLAN

CAMATZIN

El niño estaba atado en la mesa de piedra. Se retorcía tratando de liberarse de su prisión. Los demás miembros de la guardia continuaban realizando el cántico a su espalda se encontraba una estatua del dios Xolo el dios de la muerte. Camatzin se acercó al niño que empezó a llorar cuando el hombre mostró el cuchillo ritual de vidrio que brillaba ante las llamas de las antorchas.

--Lo que los dioses dan los dioses quitan.—dijo Camatzin. El resto de la guardia repitió lo que dijo.—Lo único que es nuestro es la muerte. Xolo, te damos en sacrificio a este joven niño, un alma tierna cuya sangre dará continuidad al sol, dará continuidad a la vida y su cuerpo alimentará a los tuyos.—dijo Camatzin y luego hundió el cuchillo en el cuerpo del niño. El niño lloró con fuerza. Luego, Camatzin quitó el cuchillo y metió la mano en la herida. Y sacó el corazón del niño latiendo todavía y chorreando por las arterias. --¡Xolo!—exclamó Camatzin.

--¡Xolo! ¡Xolo!—exclamaron los otros miembros de la guardia del cráneo. Entonces Camatzin puso el corazón en un tazón de piedra que yacía sobre las manos de la estatua del dios Xolo.

Después levantó el cuerpo del niño y lo arrojó por las escaleras hacia los demás miembros de la guardia quienes comenzaron a despedazar el cuerpo y devorar la carne del niño.

--Camatzin el Sumo Sacerdote quiere verte.—le había dicho uno de los miembros de la guardia del cráneo. Entonces Camatzin se puso la mascara en el lado izquierdo de su cara y salió del recinto.

Caminó hacia el gran templo donde encontró al Sumo Sacerdote hablando con el emperador Moctezuma. Camatzin solo tenía que cuidar al sumo sacerdote. Y como guardia del cráneo no podía decir nada sobre lo que el emperador y el sumo sacerdote hablaban.

--Siento una extrañeza que no había sentido antes sumo sacerdote.—había dicho Moctezuma al sumo sacerdote.

--¿Es por la venida de Quetzalcoatl?—preguntó el sumo sacerdote.

--Mixcotl y Cuauhtlahuac hablan de guerra contra estos invasores. Pero si resulta que son dioses, ¿que destino le depara a un hombre que se enfrenta a los dioses?

--Oh, sus penas son normales. La voluntad de los dioses es voluble como el mar. Un día en calma y al siguiente en un gran huracán. Quetzalcoatl ha venido en un momento crucial. Las guerras floridas han acabado. La ira de Quetzalcoatl es grande porque lo desterramos de nuestro panteón de dioses. Mi bisabuelo Nezahualcoyotl solía decir que fundamos esta ciudad para esperar el regresó de nuestro dios Quetzalcoatl.

--Así es Emperador, este es el pueblo de Quetzalcoatl, y su familia solo había estado cuidando su lugar hasta que este regresara. –dijo Tezomoc.

--Tezomoc esto que le diré solo puede quedar entre nosotros.—dijo Moctezuma.

--Por supuesto emperador.—dijo Tezomoc.

--¿Existe una forma de matar a un dios?—preguntó Moctezuma.

--Los dioses no son seres como nosotros alteza, ellos son indiferentes a nuestros términos de la vida y a la muerte. —dijo Tezomoc.—Pero así como el Sol esta destinado a morir un día, los dioses están ligados a un destino fatal de desaparecer para siempre.

--¿No hay nada que podamos hacer para hacer que se vayan? —preguntó Moctezuma.

--Hay un hechizo que podemos intentar, Un hechizo que enfermará a estos dioses.—dijo Tezomoc. Tal vez lo suficiente para poder acabar con ellos en términos mortales. Pero si sobreviven o peor si los dioses se molestan, podrían maldecirnos a nosotros.

AGNOSIA de 2 MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora