El comienzo de la guerra

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-Colegio nuevo, que flojera volver a empezar todo de nuevo, nuevos amigos, nuevos profesores, nuevos problemas, nuevos amores -Bosteza-. Bueno, ¿qué tan mal podría estar? -Dijo el joven con mucho sueño, dirigiéndose al salón que se le había asignado-. A ver, ¿dónde me siento?, somos alrededor de cuarenta estudiantes, esto será estresante.

Caminando a un pupitre que se encontraba en un rincón de la sala, apartado de la mayoría de los compañeros. -Sí, aquí estaré bien, con que nadie me hable estará todo bien-. Entra el profesor jefe a al salón.

-Buenos días estudiantes, soy el profesor Camilo, seré su profe jefe en todo este año y espero que nos llevemos bien. Para empezar, haré una actividad con ustedes, para que todos se conozcan mejor y puedan hacerse buenos amigos-. Se levantó para escribir en la pizarra su nombre, apellido y la actividad que haría.

"Rayos, lo que me faltaba, una actividad para conocerse más con los compañeros de curso, no quiero conocer a nadie de aquí, todos se ven muy infantiles y eso de que estoy en segundo medio"- Pensó mientras apoyaba su cabeza contra la fría del pupitre, cerró sus ojos e intento dormir.

-Señor Jack, señor Jack-. Dijo Camilo, mientras sacudía al estudiante que intentaba dormir en su clase. Jack se levantó de golpe topándose con la furiosa mirada de su profesor.

- Ah, sí, disculpe, ¿Que decía? -Se escucharon las risas de sus compañeros en el salón, frunció el ceño.

-Lo llame para que viniera a presentarse adelante, por favor-. Lo miro fijamente para luego dejar ver una sonrisa en su rostro, parecía simpático.

-Ah, que flojera-. Saliendo de su pupitre, se dirigió al pizarrón, tomando el plumón para escribir su nombre y algunas cosas interesantes sobre él-. Bueno, me presento, me llamo Jack Miller, me gusta la música, no socializo mucho, me gusta dibujar y soy cristiano-. Exclamó dirigiendo la mirada a sus compañeros.

-Escucharon dijo que es cristiano.

- Si, lo escuche.

- Parece que tenemos un religioso en este curso- Se escucharon susurros en toda la sala tras escuchar que Jack era cristiano

-Y bien... ¿ya me puedo ir a sentar profesor? -Dirige la mirada a su profesor denotando cansancio y sueño.

-Sí, Jack, ve a sentarte.

- Bien, gracias-. Caminando hacia su asiento, escuchando los susurros de sus compañeros respecto a su fe, los ignoro y se sentó en su pupitre mientras veía por la ventana, el día estaba cálido y una que otra nube pasaba por el celeste cielo.

Casi siempre tenía problemas al decir que es cristiano, lo comenzaban a molestar o simplemente le ven como un bicho raro, de todas formas, no le importaba, ni le interesaba lo que digan de él, solo quería tener un año sin mucho ajetreo. Recordó que tenía que juntarse con Helios, su amigo.

-¡Hey, Helios!-. Gritó el joven pelinegro desde el tercer piso.

-Ah, chino, baja rápido-. El joven de lentes alzo la mirada para encontrarse con los rasgados ojos del pelinegro.

- ¡Allá voy!-. Bajó rápidamente las escaleras con cuidado de algún tropiezo o descuido que pudiera tener. Corrió a la fila del desayuno donde se encontraba su amigo de cuatro ojos.

-No pensé que me cansaría tanto bajando esas escaleras, ahhh -. La respiración del muchacho estaba acelerada por haber bajado las escaleras a gran velocidad.

-Algún día vas a terminar en el suelo si sigues bajando así-. Sacó de su mochila una botella con agua para ofrecerle a Jack y así que este se refrescara.

EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora