¿Te conozco?

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-En la sala de entrenamiento-

-¿Quien eres? ¿como sabes mi nombre? y...-. Se quedo pensando si decirle o no, que el siente que algo anda mal en el espíritu de la desconocida.

-¿Y? ¿Tienes otra cosa que preguntar?-.  Pronuncio, tratando de sacarle la ultima pregunta al muchacho de pelo negro. 

Un silencio incomodo rodeaba la sala, Jack no quería decir nada al respecto acerca de lo que el sentía en su espíritu, una gota de sudor caía de su cabeza, ya que estaba nervioso, la adolescente miraba a Jack con una expresión seria, con los brazos cruzados, moviendo su dedo indice sobre su bicep. 

- ¿!Ya me vas a decir la otra pregunta o solo te quedaras viéndome!?-. La niña impaciente le grito a Jack, esperando respuesta de este.

- Ya, entendí, no es necesario que grites, lo ultimo que te quería preguntar es... que... ¿Hace cuanto tiempo estas en la iglesia?-. Pregunto lo primero que se le vino a la cabeza, tratando de hacer que suene lo mas natural posible aquella pregunta.

-Listo ¿tanto te costaba decir eso?-. Guardo su espada en su respectiva funda, posteriormente se acerco al chico para responder sus dudas-. Veamos, soy Sacmis, estoy en la misma red que tu, que es la red de jóvenes, se tu nombre por que casi siempre lo escucho alrededor de la iglesia y llevo mas o menos un año en esta iglesia, no es mucho tiempo ¿ya no tienes mas preguntas?-. Su expresión no había cambiado, seguía seria y estaba dispuesta a responder alguna otra duda que tenga el joven Jack.

-No, ya no tengo mas preguntas o eso creo-. Permaneció pensando por unos diez segundos, para sabes si es que tenia algo mas que preguntar a lo cual no le surgió ninguna pregunta-. No entiendo ¿como es posible que no haya escuchado de ti? o capas si me han hablado sobre ti y se me pudo haber olvidado-. Trato de recordar algo sobre ella aunque sea lo mas mínimo, lo cual no resulto.

-No te gastes las neuronas pensando, si no te acuerdos, bueno sera. Nunca te había hablado, así que es imposible que recuerdes algo sobre mi, pero en fin aquí estamos hablando ¿no deberías estar entrenando?-. Pregunto la niña, tratando romper la incomoda atmósfera que se sentía entre ellos.

-Oh verdad que debo entrenar, gracias por recordarme lo y perdón por haberte interrumpido mientras entrenabas.

-No te disculpes, no es necesario. Anda a entrenar mejor, tenemos que estar listos para la Gran Guerra Espiritual-. Retrocedió para entrar a la sala en la cual se encontraba ella entrenando.

-Claro, hay que estar listos, que te vaya bien en tu entrenamiento y... nos vemos-. Se dirigió a su sala de entrenamiento luego de despedirse de la niña amargada.

-Igualmente-. Puso fin a la conversación entre ellos dos con este ultimo comentario.

-Jack llegando a su sala-

-Esto es demasiado raro, aun me siento incomodo, sigo sintiendo algo malo en su espíritu, Dios... ¿Que intentas decirme?. 

Esa sensación que sentía el muchacho lo mantuvo incomodo de camino a su sala, no paraba de pensar en que estará mal en el espíritu de aquella chica, buscaba una manera para ayudarla, pero lo que tenia que hacer ahora, es concentrarse en su entrenamiento para dicha Guerra que esta por venir.

-Creo que dejare de pensar en eso por un rato. 

Entro a su sala de entrenamiento, seguidamente desenvaino su espada que era el regalo de Dios para el, saco su celular con sus audífonos y selecciono una canción de alabanza para entrenar con tranquilidad, sus audífonos bloqueaban todo sonido externo a la sala, antes de empezar, hizo una oración para que Dios dirija sus movimientos y eleve su nivel espiritual.

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