El odio de un hermano

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- ¿De verdad seré tan problemático? -. Se pregunto a si mismo mientras iba saliendo de la iglesia.

-Deja de pensar estupideces-. Se quejo Amon.

-Tienes razón, son solo estupideces-. Al salir se dio cuenta que Sacmis seguía afuera, decidió sentarse al lado de ella para seguir hablando por un rato más-. Me dejaron libre-. Agarre una piedra del suelo.

- ¿Qué te dijeron?-. Pregunto curiosa.

-Nada, solo me regañaron por haber actuado impulsivamente-. Tiro la piedra al otro lado de la calle-. Solo eso.

-Oh, ya veo-. Respondió un poco sorprendida.

-Me pregunto cuando comenzara la Gran Guerra Espiritual-. Alzo la mirada al oscuro cielo.

-Hace un par de meses que nos informaron sobre eso, pero por ahora solo ha habido ataques de demonios-. Exclamo mientras jugaba con una pulsera que llevaba en el brazo izquierdo.

-Es porque el diablo los mando a matarnos, eso me dijo Amon-. Seguía observando como pasaban las nubes-. Pero no lo lograra, si estamos con Dios, somos invencibles para el enemigo-. Expreso una sonrisa en su rostro.

-Tienes razón. Oye Jack-. Agacho la cabeza.

- ¿Qué pasa?-. Pregunto dirigiendo la mirada hacia ella.

-Ya no pierdas el control, no es lindo verte con una sonrisa sádica, por favor ya no lo hagas-. Pidió al joven ángel.

-Hare lo posible, me di cuenta que solo pierdo el control cuando estoy furioso-. Miro la palma de su mano.

-Y en ese momento Amon es el que controla tu cuerpo.

-Si, lo que ves cuando pierdo el control es la personalidad de Amon-. Se levanto y extendió la mano para levantar a Sacmis-. Vamos, te voy a dejar a la parada de buses, ya se está haciendo tarde.

-Bueno-. Se levanto y ambos caminaron hasta la parada de buses.

Por el camino fueron hablando sobre el gran ataque que le hicieron a Belfegor, no podían creer que al juntar demasiada presión espiritual podrían crear una espada así de grande con un daño tan severo.

Al llegar a la parada de buses Jack se despidió de Sacmis, este se fue caminando, ya que no le gustaba ir en bus a su casa, ni le gustaba llegar temprano.

-Jack, estas mal-. Afirmo Amon.

- ¿Qué quieres decir?-. Pregunto con una ceja levantada.

-Me refiero a lo que sentiste en el edificio, cuando te deje el control de tu cuerpo, estas mal espiritualmente-. Explico Amon, en que estaba mal Jack.

- ¿Es en serio?-. Pregunto un tanto sorprendido.

-De verdad estas mal, ni te has dado cuenta que el espíritu de esa muchacha aún está mal-. Dijo molesto.

-Amon, tratare de arreglar eso. También quería decirte algo, necesito aprender a controlarte-. Exclamo con un tono serio.

-Ja, no puedo creer que voy a dejar que un ángel me controle, eso no es nada fácil, necesitas estar en completa santidad y no lo estas-. Se reía Amon en su cara.

-Hare lo que tenga que hacer para controlarte-. Seguía caminando hacia su casa mientras veía como pasaban los autos por la autopista.

-Como digas-. Como siempre, se fue de sus pensamientos.

Jack llego a su casa, su madre lo recibió con un fuerte abrazo, estaba muy preocupada, ya que los mentores le habían avisado que fue a salvar a Sacmis, su madre lo felicito y a la ves lo regaño.

EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora