Tres.

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Durante todo el resto de la semana, El Señor Oscuro no me hablo. Tampoco lo vi.

La verdad es que no me importaba mucho... solo lo suficiente. Después de todo, teníamos que ver que era lo que haríamos con el mural.

La cuestión es que pasé toda la semana preguntándome en voz alta si El Señor Oscuro iba a acercase a hablar conmigo. Y Louis y Jimmy, que siempre estaban conmigo, se burlaban de mí, como –como cuando molestan a alguien con la persona que le gusta. Y ni siquiera era gracioso.

Pero el miércoles siguiente llegó, y con él El Señor Oscuro, que entró al salón de clases con su sonrisa en los labios. Todo oscuro, como siempre.

Y entonces se sentó junto a mí, y las chicas de atrás suspiraron, y la profesora llego y saludo, y El Señor Oscuro murmuro su hola, y las chicas de atrás volvieron a suspirar.  Y luego, cuando la profesora comenzó su clase, el Señor Oscuro me hablo:

—Se supone que teníamos que vernos el jueves en El Árbol—susurró.

El Árbol es un cerezo que está alejado de todo, literalmente. Se encuentra al fondo del patio de la universidad, cercano a las gradas de la cancha de fútbol. En esa época del año se pone medio seco, y la gente no suele ir allí. Sin embargo, para finales de invierno y la primavera se pone todo hermoso con sus flores. Si no fuera porque no todos tenemos los mismos horarios, habría que solicitar hora y día para ir. Se supone que todos los enamorados de alguien citan a ese alguien y le confiesan su amor allí. Así que si alguien dice "Te veo en El Árbol" es porque tienes alguien que te espiaba por un tiempo.

Quise decirle que él no me había dicho nada, que no diera por hecho que todo el mundo sabía lo que pasaba por su mente y más, mucho, mucho más. Pero, solo me limite a decir: —No me llegó ningún comunicado.

Presumía que era de él el papel que decía «Tengo que hablar contigo» la semana anterior, y su acotación me lo confirmó.

Él se quedó unos momentos en silencio, como pensando, sin quitar la mirada de la profesora que parloteaba como si no lo hiciera en su casa. —Bien, entonces te veo en El Árbol a la hora de almuerzo.

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—¡¿Qué?!

Justo como lo había esperado, Jimmy y Louis gritaron y abrieron sus ojos cuando les dije aquello, obviamente sorprendidos. Bueno, yo también hubiese reaccionado de aquella manera cuando El Señor Oscuro me dijo aquello, pero estaba en clases y no quería llamar la atención.

—Que me dijo que lo viera en El Árbol a la hora de almuerzo—repetí, con voz cansada.

Louis negó con la cabeza. —No, eso es aún peor. Se supone que hay como una regla y tú la sabes. En la mañana, me gustas; en el almuerzo, te amo hasta con tus pies fétidos

—No tengo los pies fétidos. Además, solo es mi compañero de clases que odio, y que si mal no lo recuerdo, él también lo hace—respondí. Una parte de mi seguía con la idea de que El Señor Oscuro me odiaba, pero después de que me sonriera y luego me dijera que quería verme en El Árbol, no estaba tan segura de eso.

Jimmy salto: —No podemos asegurar eso ahora. No porque te haya tirado comida encima significa que te odia.

—Quien te quiere te aporrea—concluyó Louis.

—Bien—gruñí—. Como sea, la cuestión es que tengo que ir con él a El Árbol.

Ambos sonrieron con malicia. —Bien—contestaron, sin dejar de sonreír. —Que tengas buena suerte.

Escalofriantemente, lo dijeron al mismo tiempo.

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El Árbol no estaba seco. El Árbol estaba lleno de hojas verdes, bonitas hojas verdes. El Árbol estaba hermoso. Y eso no era bueno.

Digamos que los enamorados van a El Árbol en primavera precisamente por dos cosas: San Valentín y porque los pétalos de la flor regados por el pasto o flotando. Y eso definitivamente es muy romántico. Y como en verano e invierno se seca y no luce ni hermoso ni da un ambiente romántico, la gente no suele ir a esos lugares.

Sin embargo, El Árbol estaba hermoso. Y corría una suave briza que hacía sonar sus hojas. Definitivamente eso también era muy romántico.

Y diablos, si El Señor Oscuro me citaba para decir que estaba enamorado de mí, me desmayaría en ese instante. Y no porque él me gustara o algo, porque obviamente él no me gustaba. Más bien era por el ambiente. Hermoso, como de película romántica.

Cuando estuve lo suficientemente cerca de El Árbol, note que El Señor Oscuro estaba recargado en el tronco, luciendo todo sexy, oscuro y despreocupado. Llevaba una camiseta negra, mostrando un montón de manchas negras en sus brazos.

Eran muy enredados de ver a lo lejos, pero El Señor Oscuro en ese momento aumentaba muchos puntos en cuando a sensualidad se trataba. Incluso con un cigarrillo a medio fumar en la mano.

Cuando se giró para mirarme, me sonrió otra vez, de manera lenta y sensual. Y luego hablo: —Ahí me gustaría pintar. —Yo solté el aire que estaba sosteniendo en mis pulmones.

Su voz era lenta y suave, como cuando das vuelta un pote de miel. Y sus labios se movieron solo un poco, lo justo como para permitir que las palabras se deslizaran fuera de su boca y yo lograra oírle. Era como cuando encontrabas una canción lenta y suave, y el cantante susurraba palabras de amor en tu oído y tú lo único que quieres es entregarte a él.

Mire hacia donde apuntaba y sonreí. Era un muro en blanco a unos dos metros de El Árbol, con buenas proporciones para pintar cualquier cosa, incluso dibujos estúpidos que una hace en las esquinas de los cuadernos. —¿Por qué aquí?— pregunté, acercándome unos pasos más a él. No para estar más cerca de su sensualidad, sino para ver mejor el muro, por supuesto.

—Porque me gusta—contestó, alzando sus hombros y lanzando la colilla de su cigarro al suelo—; porque aquí solo algunas personas verán lo que pintemos. —Y luego se deslizó lejos del árbol, y me miro a los ojos uno segundos con su sonrisa cerrada. Le dio una sensual calada a su cigarrillo, antes de tirarlo al piso, pisotearlo un poco y desaparecer de mi vista.

Me quedé un poco más allí, en el mismo lugar, pensando en qué diablos pintar. Podría ser algo... No... Hum... ¿Qué tal...? ¿Y si...? No, no se me ocurría nada. Porque, extrañamente, lo único que veía al cerrar mis ojos e intentar visualizar una pintura, eran sus labios.

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Early Update bc Louis y Benedict Cumberbatch me hicieron FELIZ *-*



Black watercolour; z.m auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora