9 - Confeciones

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Kyungsoo no estaba seguro de cuantas veces más iba a poder usar su pasaporte Jongin-cárgame-a-casa.

Si es que tuviera uno, seguramente la maldita cosa estuviera repleta de estampas por sus viajes anteriores y este. Porque una vez más, Kyungsoo se encontraba en los brazos de Jongin.

Ya no sentía la más mínima pena, lo que buscaba era comodidad y los brazos de Jongin a su alrededor le daban exactamente eso. Siempre que era levantado del suelo por el menor, Kyungsoo sentía que estaba a salvo de todos los problemas del mundo.

En cuanto a Jongin, bueno, Kyungsoo estaba seguro que el menor ya había adquirido mucho musculo después de haber cargado a un Kyungsoo ebrio y drogado tantas veces.

El mayor se había calmado poco después de haber inhalado, debido a que solo había sido una capsula. Y sus ojos antes cerrados, se abrieron para encontrarse la vista del cielo nocturno.

Las estrellas se movían, el latido de Jongin golpeaba contra su pecho a un ritmo tranquilo en el oído de Kyungsoo. El mayor trató de recordar que había pasado después de que probara el éxtasis de Jongin.

Dios, había sido jodidamente épico. Kyungsoo no diría con exactitud que volvería a inhalar, pero ahora podía entender por qué muchas personas decían sentirse "vivas" después de una dosis.

Se movió en el agarre de Jongin y el menor de inmediato bajo la mirada para observarlo a través de los agujeros de su máscara. Ojos color chocolate llenos de preocupación hicieron que Kyungsoo quisiera desaparecer, pues no le agradaba que las personas se preocuparan por él.

Se quitó su propia máscara, la cual se había enterrado en su piel, tanto que dejo una línea impresa sobre ella y Kyungsoo arrugó su rostro una vez se quitó el pedazo de cartulina.

Jongin le sonrió. "Despierto, por lo que veo."

"Nunca me vuelvas a darme algo así," advirtió Kyungsoo. "¿Qué paso? No puedo recordar nada después de que me dieras esa mierda."

"Cuidado con tu lenguaje, cerebrito." Jongin dejó de caminar un momento para ajustar su agarre en el mayor. "Prácticamente te desmayaste. ¿Por qué crees que de nuevo te estoy cargando como a Cenicienta?"

Kyungsoo sonrió, recordando lo que había dicho Tao refiriéndose a ellos como El Príncipe Encantador y la Cenicienta cuando Jongin lo había cargado hasta el cuarto del vicepresidente.

"Entonces, ¿me estas llevando a casa?" preguntó Kyungsoo.

"Sí, a mi casa."

"¿Por qué a la tuya?"

"¿Por qué no? ¿Te asusta?" Jongin le sonrió con malicia mientras daban vuelta en su cuadra. "¿Tienes miedo de que vuelva a poner a prueba la teoría de Tao?"

"No. Solo quiero saber por qué me estas llevando a tu casa."

Jongin se detuvo debajo de una farola por un momento para que ambos pudieran verse claramente. Si Kyungsoo no pensara que estaba alucinando, hubiera afirmado que la piel de Jongin se estaba volviendo roja.

"Debido a que tuvimos que dejar la fiesta temprano, pensé que podríamos continuarla en mi casa," explicó Jongin. "Mis padres no están en casa, además, nuca has estado en mi cuarto."

"Por una buena razón."

"¿Quieres venir o no? Podemos olvidarlo si quieres."

Kyungsoo reflexionó la oferta un momento antes de hablar, ir de nuevo a la casa de Jongin y visitar el cuarto del menor, sonaba muy tentador.

The Demon Next Door (Mi vecino es un demonio) - KAISOO TRAD. ESPAÑOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora