Prólogo

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Los días finales de Junio habían llegado al fin. Los estudiantes se mantenían enfrascados en contar los minutos que aún quedaban de clases, los cuales parecían cada vez más largos. Toda "American's Better" estaba ansiosa; profesores, alumnos y directivos. Algunos se impacientaban por huir, otros solo hablaban de sus próximos planes y había quienes aguardaban porque tenían otras cosas más importantes por hacer.

Entre ellos, Jackelyn Sorní o, como todos la llamaban, Jake. Miraba atenta al reloj arriba del tablero, ubicado en la pared frente a ella, esperando el momento indicado.

-Es hora cariño-. Susurro una voz bastante conocida en su oreja, quería responderle con un comentario ingenioso por su apelativo tan cariñoso, pero ya lo haría después. Cuando festejaran por su triunfo en su casa, y solos.

La castaña levanto la mano. El director de grupo la miro interrogante, con una ceja arqueada y un par de ojos llenos de confusión, entonces dijo:

-¿Qué desea, señorita?

-Tengo que ir a rectoría-. Dudo un momento, sabia que debía decir algo más para conseguir el permiso-. Me lo ha pedido el rector, para darme la respuesta a una propuesta-. Agregó para convencerlo. Escuchó a sus espaldas como Andrés reprimía un carcajada, se había pillado la pequeña mentira dicha, pero no hizo gesto alguno, por más que quería golpear por idiota.

Lo mataré. Pensó, conteniendo el impulso de girarse y cumplir su deseo.

-Esta bien, vaya. Y que tenga una lindas vacaciones-. La voz del hombro era cansada y monótona. Era lo normal, los profesores terminaban así después de intensas horas de clases con tantos alumnos irrespetuosos, en su mayoría del curso "Be", curso al que ella pertenecía.

Agarro sus cosas; su morral, y comenzó a caminar fuera del salón, siguió por los pasillos largos y vacíos, hasta llegar a una puerta de madera marcada con una placa dorada con letras negras.

Un cuarto, una palabra por nombre, diez letras conformadola; Secretaría.

Dio dos toques a la puerta, desde adentro se escuchó un pasen. Y haciendo lo propio, movió la perilla, y la puerta cedió dándole el paso esperado.

La simplicidad del lugar, y los colores neutros escogidos, la harían en cualquier otro momento sentirse deprimida. Pero en ese momento nada, ni nadie, la podían sacar de su nube. Se sentía emocionada, y ansiosa por saber la tan anhelada respuesta.

La secretaria la miró con semblante serio. Después de unos segundos, su vista regreso a la computadora tecleando de manera rápida. Jake se acerco mirándola. La había visto tantas veces, desde que el año escolar dio inicio, que ya le parecía familiar. Desde su moño perfecto en la cima de su cabeza, hasta la ropa que la hacía ver mucho mayor de lo que en realidad era. Marissa, la secretaria, solo tenía alrededor de 25, sin embargo, parecía de 32, aún asi era muy hermosa.

-¿Qué has hecho esta vez, Jake?-. Preguntó, mientras la nombrada se apoyaba en el pequeño muro que las separaba.

-Nada...-. Recibió una mirada incrédula, se sintió un poco ofendida pero más que nada, divertida-. Lo juro. Solo he venido por la respuesta a mi propuesta.

La comprensión paso por la cara de la que se mantenía frente al computador. Sonrió, al ver la emoción que se arremolinaba en los ojos de la estudiante. Con el tiempo, y por todas las veces en que la castaña había sido mandada a dirección, se habían vuelto muy cercanas, casi como amigas, y se alegraban por los triunfos de la otra.

Uniendo Fuerzas [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora