Capítulo 5

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Se queda si habla, y sin aire, al tiempo en que siente como su cuerpo se queda quieto. Tan tenso. Como si el tiempo se hubiera congelado en ese momento, pero sabe que no es posible porque escucha, y siente, su corazón moviéndose con rapidez, con el miedo llenando todo su sistema. Su cerebro trata de procesar lo ocurrido, e idear una frase, o por lo menos una palabra, para responder, pero su voz, cuerpo y cabeza, no cooperan.

Sus ojos se mantienen abiertos, empiezan a picar con el paso de los segundos, sin embargo, no parpadea, y tampoco aparta la vista. Aunque parece recompensarlo el hecho de que estos se inundan de lágrimas, refrescando un poco las pupilas. Suspira, con dificultad tratando de evitar un sollozo, le duele la garganta por reprimir la ganas de llorar, y eso no le ayuda ahora que esta tratando de calmarse para no caer en lágrimas.

—Roger—. Su voz sale ahoga, entrecortada y muy baja, pero eso no impide que él la escuche. Que sus ojos se llenen de preocupación, y que una pequeña proporción de culpa se instaure en su cuerpo—... tene-emos qu-ue hablar-rlo, por-r fav-vor.

—Arianna, no hagas esto más difícil—. Dice con un tono parecido al de un ruego.

Nota como él aparta la mirada, eso le da una idea de cuán mal se está sintiendo con la situación, o tal vez sea porque no le gusta verla en ese estado que, seguramente, es desastroso, y realmente es así como se siente. Puede que sean amabas opciones, o ninguna. No lo sabe, y tampoco es que sea importante.

Suspira, cierra los ojos y las lágrimas resbalan por sus mejillas, delineando un camino hasta su mentón. Una, luego dos y pronto esta pérdida en su desdicha, siente el sabor salado en su labios, y como el nudo en su garganta se hace cada vez más inmenso. Se siente patética, débil y un poco pérdida. Nunca se vio como una chica que llorar porqué terminaran con ella, pero ahí está. Hundiéndose en un mar de lágrimas.

—Ari, por favor, no llores. No lo hagas, por favor—. Pide con voz desesperada el chico, la culpa se ha desarrollado en su sistema, y la idea de tratar de consolarla, a pesar de él ser el culpable, no se aleja de su cabeza, pero no se atreve a hacerlo. Puede que solo consiga empeorar las cosas, y es un completo dilema toda la situación. ¿Qué hace? ¿Por cuál lado se arriesga?

—Estoy bien, estoy bien. Eso no es importante, es solo un poco de agua—. Trata de asegurar, pero su voz ronca asegura todo lo contrario. Y para colmo, al analizar su mentira tan poco creíble, un sollozo escapa por su boca. Se muerde el labio inferior de inmediato y, con bastante dificultad, trata de forma una sonrisa, que no le llega a los ojos.

Se miran el uno al otro, él esperando que ella se calme, con un mirada culpable también preocupada, reflejada por completo en su rostro, y ella tratando de analizar que es lo siguiente que dirá, que es lo que va a hacer para que no se vaya, para que le de otra oportunidad. No puede, y no quiere, dejar que él se vaya sin hacer algo para evitarlo. Sin luchar.

—¿Estas... mejor? —. Interroga él, con un poco de duda, después de un par de minutos, de silencio, interminables.

—Si—. Murmura como respuesta, acariciandose el brazo izquierdo con un poco de nerviosismo, encogido ligeramente de hombros.

Da un paso hacia adelante, un poco inquieta, y de manera veloz, y antes de arrepentirse, envuelve su brazos alrededor del cuello del chico. Coloca la cabeza en su hombro, cerca de su oreja, y se mantiene ahí.

—¿Ari...?

—Shh—. Inhala con lentitud, cierra los ojos. Se pasa la lengua por los labios, y luego los entre abre un poco, y en un tono de voz bajo, dice—. Por favor, Roger, te lo pido, solo una oportunidad más, al menos una en la que pueda demostrarte que si me importas. Que me importas en verdad.

Uniendo Fuerzas [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora