La presión por los simulacros se estaba haciendo presente, el lunes ni siquiera se había notado el estrés de los estudiantes comparado con lo que se vivía dos días después a mitad de semana escolar (miércoles), el alboroto era de niveles mayores. Catastróficos. Todos andaban con libros por todos lados, todos parecían querer llorar porque nada quería grabárseles en la cabeza, y era peor para los de último año. Sí bien no eran las pruebas finales, que serían cinco meses más tarde, y las que lo definían todo, para nadie era un secreto que si afectaban mucho las calificaciones e influenciaban a temas referentes al promedio final del año, y si se daba o no la promoción de año, o en su caso, el paso a la universidad.
Estaba ingresando a su salón, y como dato novedoso, llevaba entre sus manos los apuntes que le había robado a Caroline. Leía una y otra vez tratando de comprender la información sobre el romanticismo español, y repitiendo en voz baja con el propósito de ver sí se lo había aprendido.
— Maldición, esto aburre—. Murmuro, dejando caer su mochila y sentándose en su silla, aún concentrada en las letras en palito (y un tanto chuecas) de la pelirroja. Tenía que volver a molestarla después sobre su espantosa letra.
—Pero aun así tiene más atención de la que yo he obtenido desde el fin de semana—. El aliento cálido hace contacto con su oreja y le eriza los vellos de la nuca casi al instante.
— Prometo que cuando demos el simulacro, tendrás toda la atención perdida—. Indica, sintiendo como el chico se inclina más sobre ella y besa su mejilla con delicadeza.
— Eso espero, Sorní, porque si no voy a tener que raptarte—. Amenaza, con tono divertido, haciendo aparecer una sonrisa en el rostro de la chica.
—No me quejaría, a decir verdad, eso significa que me tienes que dar comida—. Objeta ella, girando su cabeza un poco para verle mejor.
—Yo pensaba en otra cosa, pero también eso es posible—. Indica él, después de lanzar una pequeña carcajada.
—Bueno, ahora se me antojo lo otro—. Confiesa, en voz baja. Él chico levanta las cejas con picardía.
—Cariño...—. Susurra, acercando su rostro al de ella—, ¿no estabas estudiando? —. Cuestiona, alejándose de improviso.
—Eso no se vale—. Se queja, después de captar la burla del chico—. Ven aquí, imbécil—. Acota, agarrándole por el cuello de la camiseta y obligándole a acercarse de nuevo, aunque el chico tampoco puso demasiada resistencia mucho a la idea.
Sus labios hacen contacto, y cierra los ojos de inmediato. Antes de pasar cinco segundos, el beso comienza a cambiar de intensidad, volviéndose más fogoso y apasionado. La lengua de la chica acaricia el labio inferior de él y este le da acceso a su boca al instante, comenzando a recorrer todo el lugar, como tantas otras veces.
— ¿Señorita Sorní, podría hacernos el gran favor de sacarle la lengua de la garganta al joven Jacobsen para así poder empezar la clase? —. A mitad de la frase la chica ya se había alejado del basquetbolista.
— Váyanse a un motel—. Grita uno de sus compañeros, y los demás ríen. Antes de girarse de nuevo hacía el frente, para darle su atención a la profesora, pudo ver la sonrisa desvergonzada de su novio... "Wau, aún suena rara, pero tan agradable".
—Silencio, y los quiero a todos estudiando, recuerden que solo quedan dos días más para el simulacro, y hoy es el día para que despejen dudas—. Expresa el la mujer para todo el salón—. ¿Entendieron? —. Un sí en coro invade el salón—. ¿Y entonces? Saquen los libros, rápido—. Agrega, al ver que la mayoría solo se queda mirando a la nada.
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Uniendo Fuerzas [Borrador]
Novela JuvenilJake es impulsiva, Caroline es controladora, Arianna finge demasiado e Isabella es demasiado buena para su bien. Cuatro chicas, cuatro caminos, cuatro destinos y cuatro luchas que combatirán estando juntas...Uniendo Fuerzas. Portada por: @beloftedes...