❛ Vida arreglada ❜ ─ MiChaeng (G!P)

O1;; Vida Arreglada. 🐧

Narra Mina:

Mi vida es un caso distinto al de los demás. Siempre he sido "la niña rica" de la escuela y "la más bonita", pero yo buscaba algo más que eso...
Nunca quise que me amen por mi cara, ni por mi cuerpo, pero me gusta quien soy. En cambio, a los demás les interesa el dinero, y casarse conmigo es la solución rápida y beneficiosa para los que buscan billetes.

- Mina, ¿Cierto? ¿Puedo preguntar qué harás hoy en la tarde? - Ya era la tercer persona que me lo preguntaba en mi primer día de Instituto.

- Sinceramente, nada. Pero no quiero salir después de clases, si es lo que buscabas -. Refunfuñando me di la vuelta y fui a mi clase.

Los profesores eran bastante educados, ordenados y tenían aires de súper dotados. Toda gente mayor de 40, excepto la profesora de arte, Yoo Jeongyeon, que al parecer tenía unos 28 años. Que rapidez.

- Señorita Myoui, la clase ha terminado -. Se me acercó aquella vez la profesora. Era un poco más alta que yo y se veía más joven con ese pelo corto y rubio.

- Oh, sí, profesora. Estaba pensando, lo siento. - comencé a guardar mis cosas y suspiré, cansada de todos apenas en mi primer día.

- Señorita, sé que no es mi problema, pero se la ve decaída. ¿Necesita hablar? -Me miró, volviendo a su asiento, la profesora Yoo.

- No, gracias, Profesora. Tal vez otro día, ahora debo irme. -Me incliné levemente en agradecimiento y me llevé mis cosas. Al fin era hora de irse.

Una vez fuera del instituto, encontré un auto bastante bonito estacionado al lado del mío. Era de color... ¿Naranja?, ¿Rojo suave?, No lo sé. Era un tono entre esos. De pronto, mientras veo una suave abolladura en la parte izquierda de una puerta trasera, siento una mano en mi hombro.

- Disculpa, pero, ¿Qué haces? - Una chica algo bajita me interrogó, al darme vuelta la vi con cara preocupada y extrañada. Pude ver un lunar debajo de su boca y un distintivo pelo color café suave. Parecía que ella combinaba con todo: su auto, su pequeña mochila y hasta sus apuntes. Se veía que era perfeccionista y, al parecer, fácil de asustar.

- Oh, yo... Lo siento mucho. Solo estaba mirando el auto. ¿Es tuyo?, Es muy bonito. Lastima que tenga esa abolladura, de lejos se ve como nuevo. - le sonreí, al fin pude hacer algo después de analizarla durante un largo rato.

- Sí, es mi auto. -Respondió firme sin cambiar su expresión. Aunque ésta comenzaba a parecer irritada y un poco fruncida. - Esa abolladura... -Suspiró como si un recuerdo viniese a ella. - Como sea, ¿Me dejas pasar?, Estoy algo apurada, lo siento. - Rápidamente se subió a su auto, su teléfono sonó y ella condujo mientras atendía.

La vi alejarse, como procurando estar calmada, y luego me subí a mi auto. No paraba de pensar en lo extraño de esa situación. Creí haberla visto antes, seguramente la vi pasar en mi recorrido por el instituto, y sin darme cuenta la miré de reojo o algo así.
Una vez en mi casa, mi padre estaba sentado en su escritorio, atendiendo una llamada.

- Ah, claro. Sí. Esta noche. Está bien, perfecto, nos vemos. -Colgó ese teléfono y se dio vuelta a mirarme. - ¡Hija! Justo iba a anunciarte que esta tarde vendrá un agente de la empresa a cenar. Pero hemos arreglado algo aparte de eso; de todos modos, ¿Me ayudas con la comida?

- ¡Genial! -Dije sarcástica. Odiaba que mi padre fuese 99% negocios, 1% interés en lo demás, pero así era él. - ¿Arreglaste algo?... Ah, claro, puede preparar lo que gustes. -Fui rápido terminando la conversación sobre la cena.
Le hablé a mi padre largo rato sobre mi día, sobre cada una de las personas que me hablaron y sobre esa chica extraña. Él solo se quedó impactado, riendo suavemente a veces.
Una vez terminada la charla y cambiado el tema, él me miró pícaramente.

- Mina, ya no vas a tener que preocuparte por eso... Ya no estarás sola, y no heredarás la empresa a tu cargo. - Soltó al fin.

- ¿¡Qué!? - Casi grité.- ¿A qué te refieres con que no la heredaré a mi cargo? ¿Qué ya no estoy sola? ¿Qué hiciste? -me volví un interrogatorio policial, pero con mucha razón. Nunca me habían negado nuestro bien tan preciado: la empresa.

- Tranquila, Minari. Esta noche conocerás a la persona con quien vas a casarte. Es una oferta muy grata, ya que he escuchado maravillas de aquella gente. Tienen una empresa algo pequeña con un gran futuro, con mi dinero y su matrimonio, ambos ganamos. -Sonreía mi viejo padre, como si se hubiese ganado la lotería. Yo por el contrario estaba pálida y en shock.

- P-pero... -Mi vista se nubló de a poco, me quedé boquiabierta-. Yo no pensé que así serían las cosas.

- Hija. -Mi padre tomó mis manos suavemente, me miró mientras una lágrima salió de mi ojo derecho sin poder contenerla. -, mirá esto como una oportunidad de conocer a alguien nuevo. Te juro que no la pasarás mal, y si es así, romperé el trato con la otra empresa. ¿Sí? -Me soltó las manos para limpiar mi mejilla con su dedo pulgar. Me besó la frente y fue a hablar con la gente de la cocina.

Mi vida estaba completamente arreglada.
Aunque mi padre dijo que rompería el trato, igualmente está obligándome a conocer a alguien que sabe de mi dinero.
Lo único que quería era alguien que no esté interesado en mi trabajo y mis billetes, y lo primero que obtengo es justo eso.
En mi cuarto, me quedé pensando por largos minutos, pero luego recordé que la cena era esta noche.

- Si mi padre quiere que yo me case con esa persona, bien. - Corrí a buscar mis mejores ropas y maquillaje. Myoui Sharon Mina.
La chica más predispuesta a ganarse a su nuevo público: la persona que la despojaría de su soltería y su padre. Solo para que al final, gane yo. Seré bastante exigente. No dejaré que esa persona me haga ver vulnerable ante los deseos de mi padre. Yo elijo si quedarme o no junto a ése.

Largos pensamiento pasaron en mi cabeza. Pero al fin lo decidí; exigente, inocente, incluso amigable, y lo más importante, seré directa y detallista. Nada se me escapará.
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Corrección:
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