La nueva regla

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En el momento en que Sasuke me levantó de la cama para ir a la fiesta me sentí repentinamente mareada y cansada. Pero no dije nada, en su lugar terminé de vestirme entretanto Sasuke hacía lo mismo.
Cuando estuvimos listos para bajar a la fiesta intenté tomar un poco de aire antes de sujetar la mano de Sasuke. Hice un esfuerzo sobre humano para bajar las escaleras con mis tacones y sonreír o no mirar fríamente a Sasuke cuando lo ameritaba.
—Sakura, Sasuke—nos llamó Hinata, apareció de repente junto a Ino.
Ino nos observaba extrañada, su mirada sospechosa se posó sobre mí y comencé a sentirme nerviosa.
—¿Ya arreglaron las cosas?—inquirió Hinata, sonriendo con suspicacia.
—En realidad...
—Estamos bien—me interrumpió Sasuke, con seriedad.
Le reclamé con la mirada, pero él me ignoró por completo.
—¡Estoy tan feliz por ustedes!—chilló Hinata con emoción—. El abuelo Madara y la abuela Kaede están con los niños, pero preguntaron por ustedes hace un rato.
—La abuela Kaede sospechaba que ustedes habían terminado—aclaró Ino, cruzada de brazos. De repente me miró inquisitivamente—. ¿Sakura, estás bien? Te noto un poco pálida.
Hinata parpadeó varias veces cuando comenzó a observarme mejor. Sasuke también se volvió a verme. Ser repentinamente el centro de atención me estaba haciendo sentir más nerviosa. Bajé la mirada, intentando mantener bajo control mi frenético y acelerado ritmo cardíaco. No debía permitir que mi enfermedad fuera descubierta, mi vida como maestra podría acabar, y podría meter en problemas a Sasuke. Aunque, ¿por qué debía importarme ese último hecho? Él solo me utilizaba, necesitaba mantener eso en mi mente. Además, si Sasuke descubría mi enfermedad también la usaría para chantajearme.
—¡Cerezo!—exclamó el abuelo Madara, quien apareció de la mano de Kaede—. Hija, pensé que no vendrías, hace días que no tenía noticias de ti.
Kaede me miró fijamente, así como Ino y Hinata. Intenté soltarme del agarre de Sasuke, debía salir de ese lugar.
—Necesito ir al baño, estoy un poco...
Sentí una puntada en el pecho que me dejó sin habla. Me tambaleé un poco, por lo que Sasuke se apresuró a tomarme entre sus brazos.
—¡Por Dios, Sakura, no estás bien!—chilló Ino con preocupación.
Sasuke se acercó a mi oído y me susurró.
—¿Que es lo que te sucede?—me increpó Sasuke ente dientes, como si le molestara el hecho de que me enfermara.
Mordí mi labio inferior. E ignoré las palabras de Sasuke. Entonces lo empujé e intenté mantenerme en pie.
—Solo estoy un poco mareada, tanta gente me hace sentir incomoda, es solo eso—mentí.
Pero comencé a caminar en sentido contrario a todos, hacia la puerta principal de la casa de Ino.
—¡Espera Sakura!—escuché gritar a Hinata.
La ignoré, tenía que salir de ahí. Aun no estaba preparada para que todo se descubriera, no hoy, no cuando Hinata e Ino habían sido tan buenas conmigo. Mi pecho dolía, más que nunca. Sasuke no fue por mí entretanto hui de ellos, de alguna forma sabía que si me iba de esa forma él no se molestaría en correr atrás de mí, era como rebajarse.
Cuando llegué al jardín principal saqué el IPhone de mi bolso de mano, entonces intenté marcar un numero para un taxi, pero el dolor en mi pecho se hizo más intenso, y perdí el equilibrio.
Alguien me sujetó y me sostuvo entre sus brazos. Me encontré entonces con la mirada de Sasuke. Pero estaba tan cansada y agotada que no pude más con mi consciencia.
***

El olor de la habitación en la que estaba me recordó al de los hospitales, algo que me asustó y me hizo salir de mi inconsciencia. Cuando abrí los ojos me encontré con paredes blancas y grises, dos ventanales enormes que eran cubiertos por unas cortinas grises. El monitor cardiaco llamó mi atención. Parecía estable, pero hacía años que no veía uno tan de cerca, no desde que fui diagnosticada por primera vez.
Entonces me volví hacia el lado contrario del monitor cardíaco. A mi lado derecho, junto a los ventanales había una montaña de flores de todo tipo, peluches, y globos con textos tiernos como "mejórate pronto" y "te quiero mucho maestra". Sonreí, me sentí repentinamente emocionada.
Jamás había despertado con una sorpresa como esta, mi familia era tan pequeña y pobre que mi padre jamás podría haber tenido el dinero como para comprarme un cuarto de los regalos que habían aquí.
De repente las puertas se abrieron y aparecieron Sasuke junto a un hombre con bata blanca y caballo rubio.
—Es un alivio que la hayas traído tan rápido—mencionó el doctor—. Sus informes parecen estar estables por ahora, pero recomendaría...
Ambos me miraron, notando que estaba despierta.
—Señorita Haruno—anunció el doctor sonriendo amablemente—, es bueno que este despierta.
Sasuke me miró a los ojos fijamente, no vi molestia, pero sí reproche en su mirada. Desvíe mis ojos de los de él y me concentré en el doctor.
—Como seguía diciendo, Sasuke, recomiendo descanso completo para tu novia—sugirió el doctor—. Sakura sufre de problemas cardíacos, por lo que veo están desde su niñez. ¿Ya estaban al tanto de esta situación?
Asentí levemente.
—Yo sí...—admití. La mirada de Sasuke era intensa, él aún no había dicho ni una sola palabra.
Sasuke se cruzó de brazos.
—¿Cuándo puedo llevármela de aquí?—preguntó Sasuke, en tono ecuánime.
—Bueno, dada las buenas circunstancias, yo evalúo que puedes llevártela mañana—contestó el doctor—. Necesita descansar un poco más bajo vigilancia médica.
Sasuke asintió.
—Bueno, me despido. Vuelvo en la noche para ver cómo estas—me avisó el doctor antes de irse.
Sasuke y yo quedamos solos en la habitación.
—¿A dónde me trajiste?—pregunté.
Él me devolvió la mirada de forma fría.
—¿Te parece que saber eso es importante ahora?—masculló con ironía—. No puedo creer lo...
—No—lo interrumpí—, no voy a permitir que me hables de la forma que te parezca. No puedes manipularme de esa forma Sasuke, no más. Yo no soy realmente tu prometida, no soy nadie relevante en tu vida. Así que por favor no me reproches por no saberlo antes, porque estoy segura de que nunca te importó cómo me sentí desde el primer momento en que no dudaste para abusar de mí cada que te daba la gana.
—Hablas como si no lo disfrutaras—me miró duramente.
—Tú me obligaste a fingir contigo toda esta mentira. Me amenazas cuando quieres con mis padres, ¿qué quieres que haga contra eso?—mascullé sintiendo impotencia—. Sé que en realidad no te importo, así que no tienes que fingir incluso cuando estamos solos que te importa algo más que no sea disfrutar de mi cuerpo.
De repente Sasuke golpeó la pared junto a él con fuerza.
—Maldita sea—gruñó entre dientes con los ojos cerrados—. Como sea, mañana saldrás de aquí, mandaré a buscarte.
Entonces Sasuke salió también de la habitación.
Me hice un ovillo y me acurruqué sobre la almohada, llorando de impotencia y dolor. Yo me estaba enamorando de un monstruo, y no quería admitirlo.
***

Al día siguiente vino por mí un hombre de traje gris, me montó en una limosina gris también, con el logo de la empresa de los Uchiha. Cuando llegué a la casa de Sasuke me sentí completamente extraña de nuevo, como el primer día, pero más solitaria.
Akari, la chica del servicio, me dijo que Sasuke estaba en un viaje de negocios a Corea del Sur, y que él nunca avisaba cuando llegaría. Ya en mi habitación, pude respirar profundamente, me sentía un poco mejor, no tendría que verlo tan pronto. Pero sabía que él estaba enojado conmigo, y aunque yo lo estuviera con él también, en mí influía un hecho que en él no, yo estaba comenzando a enamorarme.
Ese día, a las horas del mediodía, Hinata e Ino vinieron a visitarme junto a los niños.
—Sakura, estás bajo mucha presión—observó Ino—. Pero no sé exactamente sobre qué.
—Lo lamento Sakura—dijo Hinata entristecida—, sé que mi primo Sasuke no es fácil, y que nuestra familia tampoco lo es. Entendería si en este momento quisieras huir.
Sonreí agradecida, ojalá pudiera hacer eso sin que Sasuke me encontrara. Y ojalá hacer eso me hiciera sentir paz, pero no. Huir bajo estas circunstancias sólo me haría parecer realmente la mala.
—Pensé que las cosas entre tú y Sasuke habían mejorado por tu regreso, pero parece que todo esto tan repentinamente sólo te aturdió demasiado—continuó Hinata—. Necesitas descasar de ahora en adelante, no tomar más impresiones.
—Cerezo, Hinata tiene razón—agregó Ino—. Sabía que ese tonto de Sasuke arruinaría esto. Además, perdónanos a nosotras también, debíamos cuidarte.
De repente Hinata comenzó a llorar.
—Estabas pasando por esto tú sola, no vimos que sufrías de esa forma—insistió Hinata entre sollozos—. No somos buenas amigas.
—No, chicas, no deben sentirse así. Yo sólo no quería molestar a nadie. Sasuke parece que siempre ha sido un hombre reservado, nuestros problemas no tienen por qué incomodarles a los demás—intenté hacerlas sentir mejor.
—Sus problemas de pareja comienzan a incumbirnos cuando afectan tu salud Sakura—repuso Ino con severidad—. Esa enfermedad que sufres es muy delicada, yo diría que Sasuke no podría con esto.
—Es cierto Sakura, eres como nuestra hermana. Estamos siempre para escucharte. Eres realmente una flor. Nunca has sido cuidada como lo mereces, pero ahora nos tienes a nosotras—intervino Hinata, secando sus lágrimas.
De repente Hinaru e Inori se acercaron corriendo. Cuando llegaron a nosotras ambos me abrazaron. Entonces me enseñaron sus manos, en cada una de sus manitos había un ramo de flores de margaritas blancas.
—Son para ti maestra Sakura, te sentirás mejor—dijo Hinaru.
—Y también trajimos para ustedes, mami—dijo Inori.
—Mis amores—suspiró Hinata sonriente cuando Hinaru le entregó uno de los ramos—, son tan bellos.
En ese momento Inori se me acercó.
—Maestra Sakura, faltó tu regalo de cumpleaños para mí—aviso la niña, observándome sonriente.
Me reí a pesar de que Ino la miró con severidad.
—Inori, ya recibiste muchos regalos—repuso Ino.
—No te preocupes Ino, ya tengo el regalo perfecto para ella—aclare.
Inori abrió sus ojitos con emoción y saltó.
—¿¡Cual es!?
—¿Qué te parece pasar todo un fin de semana conmigo en Ohara?
—¿Que es Ohara?—preguntó Hinaru.
—Es el pueblo de dónde vengo, es hermoso—expliqué—. Hay parques, ríos, y mi madre sabe preparar dulces de arroz muy buenos.
Inori miró a Ino y le suplicó con la mirada.
—Mami, ¿puedo ir?—preguntó Inori.
—Sakura, pero estás enferma—repuso Ino.
—Puedo llevarlos la semana después del día de las madres, sé que para entonces estaré recuperada—repuse.
—Bueno, pero Inori tienes que portarte bien y obedecer a Sakura y no hablar con extraños—ordenó Ino con seriedad.
—¡Pero entonces yo también quiero ir tía Sakura! No es justo, yo también quiero estar con la tía Sakura—chilló Hinaru a punto de dramatizar llanto.
Me reí.
—Puedo llevarlos a los dos, a mis padres les encantan los niños también—sugerí.
—¿Segura que estarás bien con ellos?—preguntó Hinata con preocupación—, mi Hinaru es un poco inquieto.
—Recuerda que también soy su maestra Hinata, puedo con ellos. Además, estoy segura de que se portarán excelente.
—¡Si!—gritó Hinaru de emoción.
***

Cuando la tía Shizune se enteró de lo que me había pasado vino a verme a la casa de Sasuke. Se enojó por completo, pero le supliqué que no se metiera por su seguridad. Le pedí una vez más que no le hablara de esto a mis padres. También le di mi carta de reposo para que lo llevara a la escuela, pero decidí guardar el reposo sólo por dos días. El jueves volví a clases.
Las chicas, Tenten y Matsuri me sorprendieron con varias noticias. Matsuri y Gaara, el modelo europeo amigo de Ino, se había interesado sinceramente en ella, por lo que le pidió el número a Matsuri y actualmente estaban escribiéndose a pesar de que Gaara no estaba en el país.
Por otro lado Tenten sólo me habló cosas muy malas de Neji, quien en realidad siempre me ha parecido un caballero. Parece que no todos son compatibles, y eso era tan cierto que me incomodaba hasta el corazón.
Sobre Sasuke, no lo volví a ver, y aun no tenía noticias sobre él. Ya era viernes y nadie me decía nada sobre él. Tampoco quise preguntar.
El viernes era la fiesta para las madres. Ya los niños y yo habíamos planeado y elaborado el regalo para sus mamás. Se trataba de un marco para fotos hecho con materiales brillantes, con reciclables y pastas. Los niños estaban emocionados por entregar los regalos.
El otro profesor de deportes era Kakashi, el novio de mi tía Shizune. Él y Tenten se encargarían de los juegos en familia para los padres de los niños.
Hinata e Ino llegaron temprano, me sorprendió ver a Naruto y a Sai junto a ellas también. Entonces me sentí aún más sorprendida y nerviosa cuando me encontré a la abuela Kaede y el abuelo Madara.
¿Qué hacían ellos en la escuela?
—Sakura, estás hermosa niña—dijo Kaede, sonriéndome cuando me abrazó.
—Que sorpresa verlos aquí—dije, intentando poner mi mejor cara.
—Bueno, Hinaru invitó a su abuela Kaede, entonces decidí acompañarlas—explicó Madara, sonriendo amablemente—. ¿Sabes algo de Sasuke? Lleva muchos días en Corea del sur, se suponía que sólo serían dos días cuando mucho.
—Quizá el trabajo se extendió—sonreí para tranquilizarlo—. En cualquier momento volverá.
Los llevé a mi salón de clases, entonces comenzamos la fiesta en mi salón. Los niños cantaron y dijeron poesías a sus madres. Luego de comer entregaron los regalos a sus mamás.
El abuelo Madara parecía un hombre casi tan frio como Sasuke, pero cuando estaba en familia siempre sonreía amablemente. Era igual para Kaede, una mujer seria y serena, pero se divertía con su nieto Hinaru.
Luego Tenten y las demás maestras llamaron a todos los niños y padres a jugar al patio de juegos. Fue gracioso ver a Naruto y a Sai jugar con los niños y sus esposas. Eran dos hombres multimillonarios, pero eran humildes, así era toda esa familia. Quizá jamás iba a poder merecer ser parte de ellos genuinamente.
Decidí ir al salón de clases a buscar mi teléfono, si Sasuke no volvía hoy entonces me iría con mis padres, para estar con mamá el domingo. De todas formas eran muy probable que estuviera enterado sobre donde estaba exactamente mi casa, de cualquier forma hallaría una forma de chantajearme. Cuando saqué mi iPhone de la cartera alguien me lo quitó de las manos. Levanté el rostro, entonces vi a Sasuke a mi lado.
—¿Sasuke? ¿Qué haces aquí?
Volvía a mirarme de esa forma intimidante y posesiva, pero había algo más que no supe descifrar, quizá aún estuviera enfadado conmigo. Pero en realidad me parecía melancólico.
—¿Por qué estás aquí?—preguntó en tono de reproche.
—¿Como que qué hago aquí? Este es el lugar en donde trabajo, ¿recuerdas?
—Sabes que necesitas más tiempo de reposo...
—Basta—lo interrumpí—, ya te dije que no tenías que hacer esto Sasuke.
—¡Hacer qué!—exclamó irritado.
Lo miré con dureza.
—¡Hacer esto, lo de fingir que te preocupas por mí! ¡Pero no tienes que hacerlo más!
—¡Maldita sea Sakura!—gritó enojado—. ¡No estoy fingiendo preocupación por ti, lo hago!
—Si realmente te preocuparas por mí me dejarías en paz—dije, cruzándome de brazos—. Pero sólo me usas.
Sasuke cerró sus ojos, y respiró profundo.
—No vine para hacerte enojar.
—Pues ya lo hiciste—murmuré sin mirarlo.
—Eres demasiado complicada, eres tan...
—¡Entonces déjame y vete! ¡Busca otra mujer que haga todo esto y no se sienta culpable por lo que siente, porque yo no puedo...!
Sasuke me tomó del brazo y comenzó a arrastrarme por los pasillos.
—¡Sasuke, no! ¿¡A donde me llevas!? ¡Basta, detente, te digo que pares de una vez!
De repente y como siempre, Sasuke hacía lo que quería. Me sacó del edificio y me metió adentro de una camioneta negra enorme con ventanas polarizadas, me hizo sentarme en los asientos de atrás. Entonces entró él también.
Se acercó a mí y comenzó a besarme en los labios, de una manera diferente a la que usaba conmigo usualmente. A pesar de que ejercía cierta fuerza para no dejarme escapar, no era rudo. En realidad me pareció más bien un beso apasionado, pero también desesperado.
Pero intenté tenerlo aun así.
—No, Sasuke...—balbuceé entre sus labios mientras intentaba apartarlo—. No hagas más esto... Por favor. Yo no...
De repente Sasuke se apartó de mí y me miró a los ojos intensamente, era como si de un momento a otro me fuera a devorar.
—Dime que no lo deseas tanto como yo—musitó Sasuke—, dime que no y no lo haré más. Dímelo Sakura.
Volvió a decir mi nombre. Incliné la mirada, no quería decir nada, sentía que cualquier respuesta que diera podía ser la que me haría realmente infeliz.
—Sakura—me llamó, una de sus manos se acercó a mi rostro y lo levantó para verme—, no tengo todo el tiempo del mundo. No puedo ser...demasiado paciente.
Me mordí el labio, repentinamente enojada.
—Yo siempre soy paciente contigo, además, esta pregunta no es fácil de contestar, tú de cualquier forma...
Sasuke me echó hacia atrás, y me hizo acostar sobre los asientos, entonces se subió sobre mí y coloco sus brazos a ambos lados de mi cabeza. Su mirada era abrumadora, me hacía sentir de miles formas, de repente no sabía que decir o cómo respirar siquiera.
—Hazlo ahora, decide, o yo lo haré por ti—sentenció.
—¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no puedes dejarme ir sin preguntas como estas?
Sasuke cerró sus ojos y respiró por la nariz lentamente.
—No te voy a dejar ir, no puedo hacerlo porque...—de repente se calló—... Por lo menos no hasta que haya cumplido mi cometido.
Desvié mi rostro hacia otro lado. Siempre seria así, por eso debía escapar, no debía estar más tiempo con Sasuke, me enamoraría por completo de él y entonces luego todo se complicaría para mí. No quería lastimar a nadie, la verdad es que tampoco quería lastimar a Sasuke, solo quería terminar con esto.
—Sakura...—volvió a llamarme, esta vez con una voz áspera. Como si de estuviera conteniendo de hacer algo—...ya no aguanto más. No te voy a penetrar, pero como el infierno que necesito tocarte.
—Sasuke...
Volvió a besarme. Esta vez sí parecía un hombre hambriento, me tocaba en todas partes, sus manos recorrían hábil y rápidamente todo lo que quería tocar. Yo gemía en sus labios cuando me tocaba en los senos. Pero de repente comenzó a desabrochar mi blusa azul, y cuando me la quitó me subió la falda. Entonces continuó con mis bragas y por último el brasier.
Sin dejar de besarme en el cuello, una de sus manos comenzó a masajear uno de mis senos, entonces apretaba y pellizcaba mi pezón.
Ahogué un grito cuando mordió uno de mis senos. No podía encontrar una forma de pensar con claridad, o de alejarlo. Mantenía mis manos sobre el pecho de Sasuke, congeladas ahí.
De repente metió su mano dentro de mi intimidad, y comenzó a meter un dedo.
—No... Sasuke no...no puedo...más...no hagas eso... ¡Ah!
De repente levantó la mirada y me miró a los ojos.
—Yo tampoco puedo más, así que silencio—dijo, entre dientes—, tus gemidos y esa mirada llena de timidez y vergüenza sólo me están excitando aún más, algodón. Estoy a sólo un gemido tuyo de entrar en ti sin contemplación.
Entonces continuó con su horrible tortura. No quería que lo hiciéramos aquí, en su auto, frente a la escuela. Así que me obligué a mantener mi voz bajo control y a morderme la lengua cuando Sasuke lograba llegar a esa parte más sensible dentro de mí aun con sus dedos.
No supe cuantas veces me vine en sus manos, o cuantas veces ahogue un grito de satisfacción. Mi mente no funcionaba bien, y mi corazón, a pesar de que no sentía que iba a explotar como la última vez, latía con demasiada rapidez.
Sasuke se acostó sobre mí, abajo de mi cuello. Sentía su respiración caliente sobre mi pecho, y sentía escalofríos.
—Mía...—susurró.
La verdad es que no sólo mi cuerpo se estaba convirtiendo en algo de su propiedad. Y odiaba admitirlo.
***

Sasuke me ayudó a vestir, en realidad no permitió que metiera mis manos. Me vistió él mismo, y pude tener otro orgasmo en esos momentos, no estuve muy segura. Sólo bastaba que el idiota de Sasuke me tocara de la forma es que sólo él sabía hacerlo.
Cuando entramos a la escuela nos encontramos con Madara, Kaede y los demás.
—Sasuke, hijo mío, ¿cuándo llegaste?—preguntó Madara, sorprendido.
—Volví hoy—contestó Sasuke, de forma ecuánime.
—¿Sakura, estas bien? Estás un poco roja—observó Hinata, acercándose a mí.
Ino se tragó unas carcajadas y Naruto tosió para ocultar otra.
—Amor, creo que es obvio...—le murmuró Naruto a Hinata.
—Pienso que Sakura está mejor—agregó Ino, aguantando risa.
De repente sentí la necesidad de esconderme, ¿es que yo era tan obvia y evidente?
En su lugar, Madara y Kaede sonreían de satisfacción.
—Quiero que coloquen una fecha para la boda—comentó el abuelo Madara de repente.
Todos quedaron en silencio.
—Y quiero que sea lo más pronto posible. Me alegro de que Sakura esté bien, y sana, mientras más pronto se casen, más rápido podré agregarla a mi herencia familiar y podré tener nietos de tan hermosa mujer—agregó Madara.
—¿Por qué tan de prisa?—inquirió Sasuke.
—Bueno, he decidido que no firmaré los papeles hasta que te cases con Sakura como Dios manda—sentenció el abuelo Madara.


Hola chicas!
Hace tiempo que...digo, hace años que no publico ajajajajaa, de repente leyendo de nuevo esta historia me volví a emocionar y decidí continuarla.
Les digo algo importante sobre , podrían ayudarme y animarme a escribir un poco más con comentarios y lo que piensan de la historia, también si tienen alguna duda sobre las familias Uchiha/Hyuga/Uzumaki. Recomendando la historia a otras amantes de Sasusaku y otras parejitas mencionadas.
Besitussss.

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