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Vuelve Sakura

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—Sakura, hija... Sakura... ¡Sakura!—escuché gritar a mamá.

—¿¡Q-qué!?—grité sobresaltada.

—Hija mía, ¿en dónde está tu mente?—preguntó mamá.

Ya llevaba 6 días fuera de Tokio, lejos de Sasuke, al fin... ¿Pero por qué es que me sentía así? El día en que había llegado a mi casa, mis padres se sorprendieron de verme, faltaba mucho para las vacaciones. Les mentí y les dije que me dieron dos semanas libres.

Solamente por el hecho de que Sasuke no vino a por mí me hizo cerciorarme de que realmente no soy importante. Y me sentís estúpida pensando eso porque, yo no quería ser útil para hacer algo tan ruin como lo que estaba haciendo Sasuke con su familia.

Pero no podía dejar de pensar ni una vez esas noches con él. Mis padres tal vez no se dieran cuenta, pero yo ya no era la misma.

—Mamá no pasa nada, sólo estoy un poco... distraída. Tal vez es el cambio de ambiente.

Mamá se echó a reír.

—Wow, corazón, poco tiempo en Japón y ya no eres de aquí—bromeó, lavando los vegetales para el almuerzo en el fregadero.

Me levanté del pequeño sillón de la sala de mis padres y me dispuse a ayudarla.

—No eso, es que me pregunto cómo estará la tía Shizune.

—Oh, sí, ¿cómo está ella? No te he preguntado desde que llegaste. Tu papá me preguntó por ella anoche. Ya sabes cómo se detestan entre sí, pero bueno, nunca entiendo a tu padre.

Me reí.

—La tía Shizune está bien, tiene un novio muy guapo—comenté con una sonrisa.

—Me alegro por ella. ¿Y tú? ¿No conociste a ningún hombre guapo por allá?—inquirió con una sonrisa coqueta.

Parpadeé perpleja.

—Mamá...—me eché a reír.

—¿Qué? En Japón es otro mundo. Más personas.

—No, no hay nadie más importante que papá hasta ahora.

No sé por qué me sentí más mentirosa que otras veces al decirle eso a mi madre. En ese momento mi padre apareció por la puerta, hablando sólo... O no.

—Eres una joven muy atenta, qué buenas amigas consiguió mi pequeña Sakura—decía mi padre, entonces se hizo a un lado para que alguien más pasara y fue cuando...

Vi a Hinata junto con Ino entrar a la pequeña sala de mis padres. Casi me desmayo, por mí pasaron un sinfín de sentimientos que colapsaban todos a la vez. Mi mente y mi corazón palpitaban al mismo tiempo, gritando "peligro".

—Señor Haruno...

—Puedes decirme Kizashi jovencita—corrigió mi padre amablemente.

—Oh, señor Kizashi. Como le venía diciendo, Sakura es como nuestra hermana, ¿no es así Ino?—dijo Hinata con la misma sonrisa dulce que recordaba siempre tenía.

Ino sonrió cautivadora y asintió, entonces levantó la mirada y se dio cuenta de mi presencia.

—Cerezo...—dijo Ino, mirándome fijamente—. ¿¡Donde te habías metido!?