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LA PUERTA SE ABRIÓ LUEGO DE QUE PASARAN UNOS SEGUNDOS desde que tocó con sus nudillos, revelando a una Cheryl aún en bata, con sus cabellos desaliñados y sin una gota de maquillaje. Su ceño estaba fruncido pero enseguida fue reemplazado con una mueca de confusión cuando Dallas pasó los brazos sobre sus hombros y la atrajo a ella en un abrazo. Betty había hablado con ella y le contó lo que había pasado la noche anterior en la fiesta. Al parecer, Nick St. Clair, el amigo neoyorquino de Veronica, la había drogado y había intentado abusar de ella, pero no logró hacer nada porque las Pussycats y Veronica lo detuvieron. Quería arrancar la cabeza de ese chico con sus manos.
Un sentimiento de culpa se había arraigado en su pecho, una vez más no había estado junto a su amiga en un momento difícil, por no decir horrible.
—Lo siento tanto, Cher —dijo Dallas sobre un susurro tras separarse de ella—. Betty me contó lo que pasó, realmente lo siento.
Una pequeña sonrisa se abrió paso en el rostro de Cheryl, una genuina que demostraba lo mal que ella también se sentía.
—Está bien, Dally. No estuviste ahí y no te culpo.
—¿Vas a presentar cargos, verdad?
Su sonrisa desapareció y negó con su cabeza. Miró sus espaldas y soltó un suspiro al volver la vista a ella.
—Mami no quiere —contó con un tono de tristeza—. Cree que es mi culpa.
Las manos de Dallas se cerraron en puños mientras sentía el calor abrazador de la ira subir por su cuerpo. Tenía un temperamento explosivo y se enojaba fácil y notó que últimamente lo hacía muy seguido.
—Voy a dejarle bien en claro algunas cosas a Penelope Blossom.
Trató de pasar a la casa, pero Cheryl puso las manos en sus hombros para detenerla.
—No, Dally. Las cosas ya están lo suficientemente mal, no lo empeores.
La joven sintió la ira esfumarse y dejar paso al arrepentimiento. Cheryl merecía que le pasaran cosas buenas, pero tenía una suerte horrible. Dallas separó sus labios para disculparse nuevamente, pero su celular comenzó a sonar y lo sacó de su bolsillo. Era Sweet Pea. Su mirada pasó de la pantalla a su amiga, quien asintió para darle a entender que atendiera, lo que hizo.
