Capítulo 10| "Los cisnes negros"

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Tragué saliva sonoramente antes de que con manos temblorosa me dirigiera a ponerme un short y una camiseta. Caminé lentamente por las escaleras, viendo al final de ella a mi hermano y abuelos maternos, nadie sé percató de mi presencia hasta que me acerqué a saludar a mi abu.

—¡Abu!—Me lancé hacia ella, quien sin pensarlo me estrechó entre sus brazos.

—Mi niña, ¿cómo has estado?

—Ah, bien—Le di la mejor sonrisa que pude. Me acerqué y luego de saludar a mi abuelo, proseguí con mi hermano.

—Dime que ese hijo de puta no te a hecho nada—Susurró en mi oído, me abrace más fuerte a él.

—¿C-cómo lo sabes?—Susurré también, mi madre no le a dicho, pues mis abuelos están aquí y parecen ajenos a todo.

—Eso no importa, no te preocupes, yo te protegeré mi pequeña princesa— Dejó un beso en mi frente y se separó.

—Hija, no sé si recuerdas pero hoy es el cumpleaños de tu abuela—Abrí los ojos de par en par, era cierto, recuerdo haber hecho planes con mi madre para ir con ella en un par de días, pero ¿qué hacía aquí?.

—Claro que lo recuerdo, como olvidar el cumpleaños de mi abu—Mi abuela me sonrió con ternura.

Si supiera que se me olvidó por completo.

—Bueno, el punto es que ella nos quiso dar una sorpresa y pasará unos días aquí con nosotros, y hoy quiere ir a la presentación de El lago de los cisnes— La mire con terror.

El lugar donde se realizaba dicha presentación quedaba a unos 30 minutos de aquí, era al aire libre, una amplia capilla (como las que suelen usarse en bodas al aire libre)  era el escenario principal, mientras todo el público nos sentábamos en sillas bajo la luz de la luna, era muy lejos de toda la seguridad que este lugar me brindaba. Miré a mi madre, la entendí, no podía decirle a mi abuela que había un hombre mucho mayor que yo acosándome, padecía de problemas del corazón, su salud era crítica y nos habían recomendado alejarla de toda emoción fuerte.

—Quise decirle que volviéramos en otro momento, pero es una terca—Mi abuelo me daba una mirada apenada, seguro había sentido la tensión e incomodidad por no decirle que no a mi abuela.

—Bueno, muevan ese trasero que la función está por empezar—Nos hace señas para que subamos a nuestros cuartos.

Mi madre sin más opción, camina escaleras arriba con Kyle, yo los sigo un poco más atrás.

🌻🌻🌻

La adorable niña de cabellos rubios daba vueltas de una manera tan simple pero siempre sin perder la elegancia propia de una bailarina parte de los cisnes negros.
Su presentación termina y los aplausos no se hacen esperar.

—Fue hermoso—Comenta mi abuela con sus ojos bañados en lágrimas.

Mi abuelo le tiende un pañuelo que el siempre carga en su bolsillo. Abu fue en sus tiempos dorados una bailarina profesional de ballet, lastimosamente su artritis le paso factura desde muy joven, y ahora con 60 años no disponía de mucha movilidad muscular. Por suerte tenía a mi abuelo un hombre de porte amable, siempre cargando una sonrisa en su cara, a sus 55 años se mantenía en una excelente salud física, lo suficiente para cuidar de su amada como el suele llamar a mi abuela.

Excelente presentación de Rudina Alfor—La voz de el presentador resonaba por los parlantes—Para acto final, tenemos una presentación de parte de las niñas del cisne negro, un aplauso—La gente aplaudió con efusividad, el acto más esperado.

AlessiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora