Capítulo 11| "La invitada de honor en el infierno "

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Me acomodé en la superficie acolchada sobre la que me encontraba, al sentir la para nada familiar textura de la cama me levanté de golpe. Sentí mi cabeza dar vueltas por el movimiento tan brusco, lleve mis manos a ella en un intento por apaciguar los mareos.

Abrí mis ojos cuando ya me sentí mejor, enfoque la vista asustada, ¿dónde estaba?.

La amplia habitación adornada en negro y blanco me daba una no tan cálida bienvenida, me levanté aún un poco desorientada de la cama, sentí el aire frío golpear mis piernas bajé mi vista hacía abajo, abrí los ojos asustada al ver que únicamente vestía una camisa blanca de botones de hombre, palpé mi cuerpo solté un suspiro de alivio al ver que aún conservaba mi sostén y braga.

Me moví por la habitación en busca de una salida, no había nada, abrí dos puertas encontrándome con el baño y closet, ambos no perdían los colores blanco y negro de decoración. Rebusqué entre las ropas del closet algo más tapado, pero todo era ropa de hombre. Pasé la punta de mis dedos por todos los trajes, mire con recelo los zapatos bien lustrados que se encontraban perfectamente ordenadas al pie de toda la ropa. Todo parecía tan ordenado y limpio me recordaba a mi ropa, el dueño parecía tener una manía por el orden, tal como yo, me encantaba tener todo ordenado aunque por suerte no rozaba los límites de lo obsesivo.

Salí de allí, me detuve a mitad de camino justo en la única ventana, luego de intentar abrirla desesperadamente, me rendí. Aprecié la vista luego de unos momentos,daba una hermosa vista a un jardín, una fuente se situaba en el centro con muchas flores de todos los colores a su alrededor, un muchacho podaba el césped. Fije mi vista al sol, estaba apenas saliendo,debían ser las 7:00am aproximadamente.

Las lágrimas comenzaron a salir sin poder evitarlo al recordar a mi hermano, bañado en sangre, temiendo que le haya pasado lo peor, limpio mis lágrimas con fuerza, negándome a derramar más y pensando en preguntarle a Damian cómo está mi hermano.

—Oh... Señorita ya está despierta—Una muchacha joven de tez morena me sonreía con pena.

—No, es que soy sonámbula—Me burlé para apaciguar el ambiente incómodo que empezaba a formarse.

—Lo siento—Agachó su cabeza—Perdóneme, no era mi intención ofenderle, por favor no le diga a el joven Damian—Suplicó con voz rota, estaba apunto de llorar.

Las lágrimas amenazaron con salir de nuevo pero me contuve, recordé a mi hermano prometer que me cuidará, sé que él no me dejará, no ahora.

No era momento de empezar a llorar y rogar, no, debía ser fuerte y buscar una salida a todo esto. Miré a la muchacha, ella no tenia la culpa de nada, aunque era cómplice de secuestro no parecía un peligro, es más, la miré como mi posible cómplice.

—Hey, tranquila—Me acerqué a ella preocupada—No te preocupes, no me ofendiste.

—Lo siento, y-yo s-solo le venía a avisar que el joven Damian requiere su presencia en el comedor—Salió disparada del cuarto.

Me acerqué a el baño, abrí la llave y mojé mi cara, cepillé mis dientes con un cepillo que se encontraba aún en paquete, me mire en el espejo iba demasiado descubierta, mi pelo caía como siempre en ondas naturales por mis hombros. Suspiré resignada, ¿con qué podía cubrirme? No había nada.

Asomé mi cabeza por la puerta, no había nadie, camine por el pasillo viendo los cuadros abstractos que lo adornaban. Bajé con cuidado las escaleras jalando cada tres segundos la camisa.

Dios me siento expuesta

Me detuve en el marco del comedor, reconocí la silueta sentada en la última silla del comedor con un periódico en mano, Damian. Mi cuerpo tembló involuntariamente, me quedé en mi lugar, no pensaba moverme.

AlessiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora