La verdad siempre sale a la luz

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Helena llegaba a su casa como una fiera en busca de su cachorro, fue directamente al sótano en busca de su hija.

- Soraya empaque sus cosas nos vamos de este lugar, déjeme sola con mi hija.- Decía Helena, al salir Soraya se derrumbó ante Gabriela quedando de rodillas ante ella empezó a llorar como aquella niña a la que le robaron su vida.

- Gabriel era mi marido, mi compañero fiel, el me ayudo a salir adelante y aprender a sobrellevar mi dolor, pero este dolor que siento aquí en el alma no voy a poder sobrellevarlo jamás, ese infeliz me lo arrebato de la peor manera posible, pero yo me voy a encargar de que pague esta guerra acaba de empezar, y necesito ponerte a salvo Gaby.

- No me puedes hacer eso mamá, ya perdí a mi papa no quiero perderte a ti también, además también esta Lucas, no me quiero ir del país, eres todo lo que tengo, por favor.- decía Gabriela entre lágrimas.

- Tampoco estas segura fuera del país Gaby, además te prometo que solo serán un par de meses, Lucas estará cerca de ti todo el tiempo y podrán seguir asistiendo al colegio con la máxima seguridad, te juro por la memoria de tu papá que nadie volverá hacerte daño nunca más y de eso me voy a encargar yo personalmente pero para eso necesito este tiempo, necesito ir a cazar al malnacido que nos quiere destruir, necesito hacerle pagar por la vida de tu padre, no es algo que voy a discutir contigo Gaby ya tome la decisión.

- La madre de Lucas nos odia, ella está al tanto de todos los rumores que se dicen en la escuela ella no se va hacer cargo de mí, su abuela está en estado vegetativo, prométeme una cosa, si no consigues dejarme con ellos puedo estar a tu lado, ya no soy una niña mama yo podría ayudarte a matar con mis manos si es necesario a ese hijo de la chingada.- decía Gabriela.

- Calle Gaby no me gusta que hables así tu no vas a matar a nadie, no te preocupes por eso yo me las ingeniare, vámonos decía Helena dispuesta a partir hacia la casa de los Henao.

La familia Henao se encontraba en su mansión velando a Nahia en el salón, llegaban personas muy importantes a darles las condolencias a la familia por la muerte de su hija, Lucas estaba realmente destrozado por la muerte de su tía pero a la vez no dejaba de pensar en lo sucedido con Gabriela, se preguntaba como estaría y no había un solo segundo en el que ella no estuviera en sus pensamientos, estaba en su habitación terminado de ponerse un traje negro para bajar al sepelio cuando sintió que la puerta de su cuarto se abrió alguien le estaba espiando se acercó sigilosamente a la puerta y la termino abriendo de un tirón haciendo que Gabriela callera al suelo.

- Estás aquí, estas bien, no sabes lo preocupado que estaba por ti, perdóname mi amor, no supe cómo reaccionar, no tenía que haberte dejado salir sola, debí de seguirte desde que saliste del salón de clases, como estas, que haces aquí, te has enterado de la muerte de mi tía.- decía Lucas sin poder parar de hablar de lo nervioso que estaba.

- Estoy bien, fue horrible solo abrázame muy fuerte por favor y prométeme que nunca te separaras de mi.- Decía Gabriela.

- Te lo prometo, gracias por estar aquí.- susurraba Lucas.

- Han matado a mi padre, y me han obligado a ver como lo hacían.- le decía Gabriela a Lucas entre un mar de lágrimas, Lucas no tuvo palabras alguna para consolar su dolor, simplemente se quedó a su lado contemplándola mientras se le salían unas lágrimas a él también ambos atravesaban un gran dolor y se estaban apoyando el uno al otro.

Helena lucia realmente radiante con un vestido negro ajustado al cuerpo y un elegante sombrero negro, se veía espectacular por fuera, pero su alma y su corazón estaban destruidos por dentro.

La hija de mis padres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora