El día transcurrió como si cada segundo se hiciera eterno, Gabriela no pudo acceder a la petición de Lucas de acompañarlo al entierro de su tía, prefirió quedarse sola en aquella habitación solo quería llorar y dormir para no pensar en todo lo que estaba sucediendo quería poder despertar en algún momento conservaba la esperanza de que todo quedara en un simple mal sueño, sin embargo Lucas después de enterrar a Nahia empezaba afrontar aquella cruel realidad, estaba decidido a terminar su último año y marcharse a una universidad en el extranjero, como siempre lo quisieron sus padres, necesitaban alejarse el uno del otro para que la herida se cicatrice, sería algo que nunca podrían superar, pero tal vez con el tiempo podrían sobrellevarlo.
- Esta noche les confesaremos la verdad, no podemos dejar que sigan creyendo que son hermanos, Lucas me confeso que han intimado, te das cuenta lo abominable que es, no pienso apoyar esta infamia.- decía Enrique bastante serio y molesto.
- Dame tiempo por favor, viéndolo de todas formas acabaremos causándole un gran dolor a nuestros hijos, el destino quiso que ellos dos se enamoraran y los junto en el camino de la vida, dame un par de días, seré yo misma la que trate de explicarle toda la verdad a Lucas.- decía Marisol.
- De acuerdo en una semana si no les has confesado la verdad seré yo quien lo haga, nuestra hija es increíble, es una combinación entre dulzura y rudeza, tuvimos suerte para bien o para mal de que terminara en manos de Helena.- decía Enrique.
- Helena, no quiero hablar de esa mujer, mañana será un largo día.- decía Marisol dándole la espalda en la cama a su marido.
Lucas entraba bastante temprano a su habitación para recoger sus cosas y vestirse en otro lugar, entro muy sigiloso pero no pudo resistirse acercarse para ver dormir a Gabriela con gran melancolía, por un instante pensó en besarla pero desistió de aquella idea y se marchó a vestirse para irse a la escuela.
Gabriela se despertaba bastante tarde por unos gritos que escuchaba desde la ventana, al prestar atención a la discusión se dio cuenta que se trataba de la voz de Greicy pidiendo que la dejaran entrar, de inmediato bajo corriendo las escaleras y salió en su busca.
- Nana por favor sácame de aquí llévame contigo, vámonos de este lugar, por favor no quiero estar aquí estoy viviendo una pesadilla, llévame contigo te lo suplico, sácame de aquí, vámonos.- decía Gabriela llorando abrazada a Greicy
- Que te sucede mi niña.- preguntaba Greicy
- Lucas es mi hermano, la Sra. Marisol es mi madre biológica, te das cuenta nana estoy enamorada de mi propio hermano esto es terrible, yo siento que me voy a morir del dolor, no puedo soportarlo más, respirar se me hace cada vez más difícil, yo no quiero vivir esta realidad, yo quiero morirme.- decía Gabriela.
- Entremos mi niña, trata de calmarte, yo puedo asegurarte que eso no es así, pero no soy yo quien tendrá que explicarlo.- decía Greicy.
- A que te refieres nana, está confirmado esa mujer es mi madre, no hay nada que podamos hacer.- decía Gabriela llorando sin razonar las palabras que le acababa de decir Greicy.
Helena se preparaba para una guerra, y para eso tenía bastante claro que iba a necesitar muchísimo dinero.
- Patrona ya está listo el submarino nada más es que usted de la orden para hacer el trabajo.- decía Ratón.
- Esta vez ese va hacer el cebo ratón, ese infeliz es donde primero nos va atacar en las cocinas, si quieres destruir a una organización hay que empezar por su economía, y todas esas toneladas de merca esta vez serán el cebo para atraer a ese mal nacido, haremos que el mismo salga de su escondite, dejaremos que según el ataque primero, pero que se prepare porque no sabe lo que se le viene encima, no tiene ni idea de lo que es capaz una mujer herida.- decía Helena.
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La hija de mis padres
RomansaHelena Mendoza se vio desde temprana edad sola en el mundo, le toco aprender a sobrevivir siendo una pequeña niña le robaron la inocencia y en todo lo que creía, con tan solo doce años su padre la vendió en un prostíbulo, para que dejara de ser una...