Abro la puerta por completo para darle el espacio necesario para entrar, ella pasa y se sienta al bode de mi cama deshecha. Me rasco la cabeza y enciendo las luces para que la tenue calidez del cuarto nos ilumine.
Elena va en pijama, como lo ha hecho toda la semana, con una bata y unas pantuflas. El cabello rojo, larguísimo, le cae sobre el pecho y la espalda, alisado, tal y como lo peiné por la tarde. A pesar de no estar arreglada luce muy hermosa.
Me siento a su lado y ella mira hacia el muro, no se gira para verme. Lo que sea que quiere decirme le está inquietando. Tomo su mano y la acaricio con el pulgar, entonces ella me mira con esos ojazos verdes y me da media sonrisa.
Es tan hermosa que no puedo evitar verla fijamente, tratando de memorizar cada parte de su piel, cada peca que cubre ese rostro angelical, cada lunar. Y luego pienso en la discusión que tuvimos antes del ataque. La situación se nos fue de las manos, ambos explotamos como nunca lo habíamos hecho y todo se fue al carajo.
Me recuerdo a mí mismo arrepentido hasta el grado de urgir por verla, de tener que buscarla para sentirme bien. El día del ataque al no verla llegar para la cena decidí ir a buscarla, era demasiado tarde para que estuviese en la aldea ella sola, sin caballo y sin medio de transporte. No pensaba hablarle, solamente me aseguraría de que llegase a casa a salvo.
Al llegar al consultorio me percaté de que ella ya se había ido, así que recorrí el mismo camino que ella tomaba a diario hacia la villa, siguiendo sus pasos. No sé si fue iluminación divina o si le deba algo a mi orgullo por flaquear y hacerme ir a buscarla porque de lo contrario ella habría muerto y yo... ya no estaría aquí tampoco.
Pienso en lo mal que me sentí cuando estuve con Cassy. Me siento un imbécil que no merece el perdón de nadie. Me siento asqueado por siquiera haber pensado que estar con otra persona habría hecho que mi cuerpo se olvidara de lo que realmente quiere.
— Lo lamento Elena... —no puedo evitar decir. Ella me observa confusa, me aprieta la mano y vuelve a sonreírme.
— ¿Qué lamentas?
— Lo que pasó con esa chica, la forma en que te lo dije sin ningún tacto y esa pelea tan acalorada que tuvimos.
— Ivar —comienza a decir con cara de comprensión—, para empezar, lo que ocurrió con esa mujer no es de mi incumbencia, tú y yo somos amigos y no fue justo que me pusiera de esa forma, no tengo nada que reclamarte. En segundo lugar, sí, no me esperaba que me dijeses algo así, pero el otro día comentaste que necesitabas hablar y no me porte como tu amiga, al contrario, te herí y desquité mi frustración contigo. Y por último, sigo pensando que eres un imbécil cuando estás enojado. —Suelta una carcajada que intenta ahogar con la palma de su mano y yo la sigo. No puedo creer que esté siendo tan comprensiva, sobre todo después de decirnos tantas cosas en esa pelea. ¡Y... está riendo!
— Y yo pienso que tú eres una perra insensible cuando estás enojada... pero me gusta, así que... —ambos reímos y por un momento no me entiendo a mí mismo. Estaba tan enojado con ella ese día, tan frustrado por el rechazo que no quería ni verla. Y ahora estaba sentada en mi cama quejándose de lo idiota que soy y yo reía con ella porque es cierto.
— Creo que ambos lo somos —concluye—. No quiero tocar el tema de nuevo, después de esta noche. Quiero que lo olvidemos. Y que te quede bien claro, Ivar, tal vez te sientes mal pero yo fui quien te pidió ser sólo amigos, tú me ofreciste tener algo más y yo lo rechacé, así que yo no tengo cara para recriminar nada, ¿de acuerdo? —No hago nada mientras pronuncia esas palabras, me mantengo inexpresivo porque me gustaría que se enojara, que me gritara o que hiciese algo para demostrarme que no soy un simple amigo, pero creo que eso soy después de todo, y me duele—. Además, salvaste mi vida... si alguien va a estar eternamente agradecida contigo seré yo. Te debo mi vida y no sé de que forma expresar lo mucho que me importas. —De pronto se me corta la respiración. ¿Estaba hablando en serio? ¿Le importo?
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DRÁGONO. El sueño del dragón © ¡YA A LA VENTA!
Roman d'amourUn príncipe renegado. Una chica con alma de guerrera. Dos almas destinadas a estar juntas.