CAPITULO 49 Elena

245 53 4
                                    


Alguien llama a la puerta, yo me levanto en el acto y la abro de a poco, no me gustaría que Nana o las chicas viesen lo que pasa en esta habitación.

Es papá.

Salgo del baño, dejando a Abel adentro y aun Axel fijo a un espejo. Me siento en la cama, el rostro de papá me indica que quiere hacer muchas preguntas, que la charla ha llegado y que debo ser sincera con él, porque no se merece que no lo sea. No más.

— ¿Cómo está? —pregunta en un susurro, viendo hacia sus zapatos.

— No hay mejorías pero... Axel está intentado ayudarlo... espero que eso funcione porque mis ideas se están agotando. —Miro mis uñas para tratar de disimular un poco el torbellino de emociones que me he vuelto desde hace tres días.

— Voy a hacerte algunas preguntas, Elena. Quiero que seas completamente honesta conmigo, ¿de acuerdo? —asiento sin verlo. Sé lo que quiere preguntar, ni siquiera tendría que recordármelo.

«Seré toda honestidad. De corazón». Decreto para mí misma.

«¿Segura que serás toda honestidad, Elena?» ¡Ay, Isa!

— ¿Desde cuándo? —La flecha directa al pecho, así era mi papá.

— Esa pregunta depende de muchos factores, papá. Si tu pregunta es, desde cuándo comenzó a atraerme, la respuesta sería desde el principio, desde que lo vi me atrajo. Si la pregunta es, cuándo iniciamos lo nuestro, podría decirte que aproximadamente siete meses. —Papá asiente sin un grado de emoción.

— ¿Sabías quién era él? —pregunta al tiempo que se rasca la barbilla con las uñas.

— No en un principio. Para serte franca, me di cuenta el mismo día en que John Nero me atacó. Ese día me defendió con ahínco, la furia es algo que un dragón no puede ocultar. Fue bastante notorio, no era algo común. —Papá vuelve a asentir, echa su cabello castaño hacia atrás.

Comienza a caminar de un lado a otro frente a mí, camina fuerte y pausado. Tal vez intenta analizar lo que acabo de decirle, pero está logrando ponerme los nervios de punta. Necesito que hable, que me diga algo, me grite, me amenace, qué sé yo, ¡lo que sea!

— ¡De acuerdo! —grita, más para sí mismo que para mí—. ¿Esto es por el título, Elena, o por el dinero? Porque conmigo nunca te ha faltado nada y tampoco es que quiera que te vayas. Esto no es lo que quería cuando sugería que volvieras con William. Yo nunca quise que pensaras que lo que quería era deshacerme de ti...

— ¿Piensas eso de mí? ¿Piensas que estoy con él por su título? —pregunto ofendida.

— Nunca te han interesado esas cosas, hija, pero no sé si te he obligado de alguna manera, haciéndote creer que lo que quiero es que te vayas. Cuando te decía que no quería verte siempre sola no era para ser la amante de un miembro de la corona de Goll. —Papá luce asqueado y eso me quiebra en formas que no podría describir. Aunque debo admitir que me lo he ganado a pulso, yo fui quien no quiso decir nada, yo fui quien declinó toda oportunidad de entablar algo serio por el miedo a que se volviese real. Lo que no me imaginaba era que se convertiría en lo más existente y sólido que he tenido jamás.

— No lo hago por eso. Yo no me acerqué a él con el fin de seguir tus ideales. Todo lo que he hecho ha sido consciente, ha sido porque he querido hacerlo. Porque yo... —se me quiebra la voz. Creo que en los últimos días he llorado más que en toda mi vida.

— ¿Tú qué?

— Yo lo amo, papá —afirmo, mientras cruzo mi mirada con la suya, necesito que vea que no estoy bromeando, que esto es real y que no se trata de ser una oportunista que ha visto el oro que puede llevarse a los bolsillos al acostarse con un príncipe.

Papá se queda boquiabierto, supongo que no esperaba que existiese amor de por medio entre nosotros, tal vez pensó que esto era algo más físico.

— ¿Y él? ¿Él te ama o sólo...?

— Me ama, papá... —ahora mismo no puedo contener el llanto. Aceptar que Draco me ama y que también lo amo, me ha vuelto mucho más sensible. Podría deberse a que no he podido ayudarlo mucho en su recuperación, pero por más que intente no dejo de lamentarme.

Papá se tapa la boca con una mano y se sienta a mi lado, es entonces cuando noto que tiene los ojos enrojecidos, está a punto de soltarse a llorar.

»Papá, él es maravilloso. Es la persona más noble que he conocido. Es sumamente inteligente, diestro y aferrado a sus objetivos. Es un cretino, cuando se lo propone, pero también es dulce y amable. Él me comprende y me apoya... él... —papá vuelve a tapar su boca con la mano y ríe derramando un par de lágrimas que limpia rápidamente.

— Estás enamorada —yo asiento con una sonrisa en los labios, la primera en varios días.

— Mucho. Lo amo muchísimo.

No dice nada más. Da un largo suspiro a mi lado y luego se pone de pie. La conversación había terminado. Sale por la puerta y cierra tras de sí. Yo intento recobrar la compostura, pero me es difícil con tantas emociones encima.

Había admitido ante mi papá que yo amaba a Draco, eso era un gran avance para mí, ya que siempre temí a lo que pudiera llegar a decir. A pesar de todo, nuestra conversación había salido muy bien, mejor que bien. Sólo debía hacerse a la idea de que estaba enamorada de un príncipe. Incluso pensarlo me repicaba fantasioso, como si leyera una novela de las que tanto amaba leer mamá.

Cierro los ojos y trato de normalizar mi respiración, tal vez así el nudo en mi garganta ceda a la tranquilidad.

Se escucha un gran estruendo en el baño, mismo que me hace levantarme de inmediato y correr hacia la puerta.

La escena es escandalosa.

Axel está tirado en el suelo y menea la cabeza de un lado a otro para asentarse a nuestra realidad. De su cuerpo se desprenden pequeños hilos de humo y tiembla ligeramente. Abel está en cuclillas frente a él para verificar si se ha hecho daño.

Conectamos nuestra mirada, sus ojos verdes me estudian, van de mis pies a mi cabeza y de vuelta. Debo parecer una desquiciada de cara llorosa y ojeras oscuras.

Es entonces que nuestra «telepatía» de gemelos sale a flote. Con un solo gesto le pregunto si ha tenido suerte, él me entiende a la perfección. Sé que lo hace.

La expectativa, la esperanza y el deseo de verlo despierto llenan mi pecho de muchas emociones nuevas, sentimientos encontrados y una faceta de mí misma que no había descubierto.

DRÁGONO. El sueño del dragón © ¡YA A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora