Una chica, fan del famoso Memo Aponte, actor de doblaje, termina siendo afortunadamente la seleccionada para un nuevo Disney Challenge.
Todo debería salir bien... ¿o no?
Guillermo, quien tarareaba cierta introducción famosa, giraba sobre sí mismo, haciendo un plano de trescientos sesenta grados de la entrada al lugar más feliz del mundo.
Y termina mostrando a Eleonore posando de una forma extraña, causando que el chico se riera y el momento perdiera la magia.
-- ¡Hola, genteee y bienvenidos a un nuevo video! --presenta el chaparro--. Así es, estamos en--
-- ¡Disneeey! --interrumpe Castillo, gritando con alegría.
Memo la atrae en sus brazos, acogiéndola con felicidad. Después de todo, ella había significado para él, durante un año, el cumplimiento de miles de sueños y anhelos amorosos.
Quizá habría querido encontrarla antes, haberla tenido desde el principio, pero, quizá, también fue necesaria la espera.
Una espera que había sido compensada.
La pareja entra, oficialmente, al territorio del parque. La pelinegra, ahogada en su delirio de emoción, se abraza a un poste como si se tratara del mismísimo Mickey.
-- ¡No puedo creerlo! ¡Abue estoy en Disneeey! --grita.
Memo pensó que, definitivamente, se había sacado la lotería con ella y juntos, comenzaron a caminar, Memo vloggeando.
-- Esto es real: Eleonore, desde que íbamos en el vuelo, lleva escuchando canciones de Disney, viendo películas de Disney... ¡no tiene llene!
-- ¡Al igual que túuu! --Ele toca el pecho del hombre con un dedo--. Vi necesario ponerme en modo, es todo.
No habían andado más de cinco minutos y ya se habían encontrado con el primer personaje.
-- ¡Memo, mira allá --jalonea la camisa de este--, es Oswald!
Memo suelta un gritito agudo y apresura el paso-- ¡Oswald, amigo, cuánto tiempo!
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Convivieron con el conejo unos cuantos segundos antes de seguir.
-- ¿Qué suerte, no? ¿Que el primero que veas sea tu personaje favorito? --comenta Ele.
-- Suerte es haberme encontrado contigo --tal vez se trataba de que estaban en Disney y en una cita, pero Memo sentía que las cursilerías salían por sí solas.
-- Pff, dímelo a mí, cariño.
[...]
Adventure California tenía mucho que ofrecer a Melemo, y el muchacho temía que el día no fuera suficiente para todo lo que quería hacer con Ele.